El cordial saludo da una primera agradable impresión de Gustavo Cordera, que habló en exclusiva con EL POPULAR pocas horas después de haber dado un 26º show en el mítico Luna Park y que en una semana visitará General La Madrid para ser uno de los espectáculos centrales del 50º aniversario del Club Deportivo Barracas.

Por casi 30 minutos se extenderá la charla con el artista donde repasará sus sensaciones y dejará a flor de piel sus emociones luego del regreso a los "escenarios grandes", el pasado viernes, en el coliseo porteño.

"Para mí fue un momento hermoso porque he probado mi fe, mi creatividad y mi fuerza interior", sintetiza Cordera sobre el concierto.

Los últimos años, alejado de la vorágine, lo han vuelto más reflexivo y pausado, y el "Pelado" lo deja en claro con cada una de sus palabras. La "Caravana Mágica", el proyecto musical que inició en 2009, le permitió superar sus propios miedos que lo tuvieron "a prueba estos últimos años y eso fue lo que me lleva a semejante felicidad", dice, sabiendo que su propuesta ya fue bien recepcionada.

"Ver a la gente abajo del escenario y abrazarme con el público fue un momento que no voy a olvidar jamás. Fue un concierto que seguramente no se va a olvidar más", insiste.

Los minutos pasan y uno y otro -a cada lado de la línea- va entrando en confianza. Ninguno de los dos (ni el entrevistado ni el periodista) sabe qué hace el otro aunque Gustavo Cordera trata de imaginarlo y por eso habla con franqueza, como si se conocieran de toda la vida.

Justamente la vida y la intimidad, en la medida de lo posible, van direccionando el diálogo, casi sin proponérselo.

El Luna Park no fue "sólo la vuelta" para el músico sino que estuvo cargado de emociones y así tuvo la oportunidad de cantar acompañado por su hija, también junto a su compañera de la vida. Además, con su hermano "Chelo", interpretó "Baile de la Gambeta" (una de las composiciones emblemáticas de la Bersuit Vergarabat). "El es inspirador de muchas de las canciones y fue la primera vez que canté en un escenario con él; fue el regalo más lindo", dice Cordera.

Y enseguida deja una frase que retumba aún después de concluida la entrevista: "para mí la música tiene un poder movilizador y sanador muy poderoso", recalca.

"Mirá si la música no va a curar que a nuestra banda se incorporó Lucas, un chico que tiene dificultades para caminar -nació con problemas motrices y siempre anduvo en silla de ruedas-, ahora se está parando en muletas. A través de la música él se pudo parar… fue maravilloso", sostiene.

Después de varios minutos y con mayor "intimidad", Gustavo Cordera está predispuesto a hablar sobre su familia y el rol que juegan en este tiempo con "La Caravana Mágica". "Siempre tuve recelo de juntar mi trabajo como músico y la familia; el rock y la familia para mí eran como incompatibles, dos universos que no se podían juntar nunca y de hecho con Bersuit nunca permití que nadie de mi familia forme parte de eso. Ahora quise atreverme a experimentar y junté los dos mundos", indica.

"La Caravana Mágica es un proyecto que integró seres humanos de dos países, lo masculino y lo femenino, el rock y la familia, mi pasado con mi presente… unió los universos. Es un encuentro de mundos aparentemente antagónicos y en ese encuentro estoy empezando a visualizar un todo", sostiene.

- ¿Tiene que ver con la edad?

- Tiene que ver con la experiencia de vida, con el recorrido de cada uno. Cada ser humano tiene un proceso.

Todo tiene un por qué:

Gustavo Cordera nació el 15 de septiembre de 1961 en Lanús, Buenos Aires. Escuchando su voz a través de la línea telefónica se lo puede percibir como una persona que busca la tranquilidad -tal vez por ello se haya radicado en La Paloma (Uruguay)-, ser reflexivo pero a la vez enfrentando nuevos desafíos.

"Mi meta fue y va a seguir siendo conectarme con mis emociones, cuando canto, cuando compongo. Le pongo palabras y poesía a las emociones; ese es mi gran viaje: ser a través del arte. Ser que significa ser, no parecer ni conmover al mundo. Ser lo más honesto conmigo y con mis emociones, con lo que digo y con lo que hago", resalta.

"La excelencia no es la perfección porque es una ilusión no existe. Te hace exigente y te hace lastimarte. Para mí la excelencia es ser lo más Gustavo Cordera que se pueda; desde ahí vibrar, sentir, bailar…", resume sobre sus objetivos en la música y en la vida.

- ¿En cuánto has cambiado a lo largo de los años?

- La esencia siempre es la misma pero cambiando. Hay una canción que se llama "Agua de río" y dice: "el movimiento muestra su eternidad, por siempre cambiando". Lo que es eterno para mí es el cambio, siempre estamos cambiando pero a la vez somos esencialmente lo mismo. Se llama paradoja, es ser y no ser lo mismo al mismo tiempo.

Los orientales trabajan mucho con la paradoja. Una cosa no es sola por sí misma sino que existe en relación a sus antítesis: el bien existe en relación al mal, sino no podría existir; la conciencia existe porque existe la inconsciencia y la distracción. El amor existe en relación al desamor y al odio, y forman parte de una misma fuerza.

Esencia y cambio son aspectos de una misma realidad, siempre estoy cambiando y a la vez siempre soy el mismo.

Para Gustavo Cordera "la gente" no es sinónimo de "el público". "Yo me relaciono con cada ser humano, para mí cada uno es peculiar y tiene una vida, eso es lo que me nutre. El público le interesa a las empresas y al marketing. A la política y a los sondeos políticos; a los tipos que hacen discursos", separa.

"El artista se relaciona con el ser humano, lo profundo, con el mundo secreto del otro y eso es distinto en cada uno. Yo soy consciente de eso y le hablo a esa persona. Yo ahora estoy hablando con vos y alguien puede recibir esa información pero él está recibiendo la información de una charla entre nosotros… yo le hablo de a uno no a la masa porque no produce nada", continúa.

Viejos queridos tiempos

La Bersuit Vergarabat apareció en los ´90 junto a otras bandas de rock nacional produciendo un shock en los jóvenes de aquellos entonces. Antes del final de la primera década del nuevo Siglo, Gustavo Cordera decidió buscar otros rumbos y con él, tal vez, se fue el último exponente de ese género.

"En aquel momento (en la década de 1990) lo que nos movía era el desencanto, el resentimiento. No querer formar parte de una sociedad farandulizada, neoliberal, totalmente frívola. Reaccionamos unas cuantas bandas y empezamos a armar un rock que fue contestatario y revulsivo", analiza el "Pelado".

"Fue muy lindo todo aquello porque de alguna manera presentamos la semilla de rebeldía y eso inició todo un cambio, desde la poesía, la alegría, con onda y con entrega. Fue muy lindo todo eso y tengo el mejor de los recuerdos porque me trajo acá y eso soy yo y forma parte de mi vida", agrega.

"Recuerdo los conciertos, la gente, la fuerza que tenía en la sociedad y todas las dificultades que tuvimos para llegar y eso fue muy meritorio; haber liderado la banda y haber cantado esas canciones", sigue.

La separación de la Bersuit se cuela en el diálogo sin proponérselo y Cordera da alguna pista de la disolución del grupo que fue ícono de esa rebeldía. Así cuenta que "cuando vi que no avanzaba y que no daba respuestas a lo que sentía sobre lo que pasaba en el mundo, lo expresé. Intenté llevar la historia hacia otro lado pero hubo mucha resistencia".

"Por eso decidí irme por el camino del fracaso, sólo, y cantar las cosas que sentía y bancármela… y acá estoy, tratando de conectarme con el mundo que vivimos ahora que es totalmente distinto al que era", completa.

"El mundo es totalmente distinto al que era", reitera el artista y se introduce más en su explicación: "el lenguaje es distinto, la percepción del mundo es distinto. Hoy por ejemplo entendemos lo que es ser sensibles con la naturaleza, ser austeros, saber a dónde nos llevó el consumo y por eso le damos importancia a la solidaridad, la participación de los grupos humanos detrás de un objetivo en común".

"Estamos en otro mundo. Aquello que funcionó perfectamente en la década del ´90 hoy ya no funcionaría, de hecho hay que fijarse qué quedó de aquellas bandas, qué lugar tienen; ocupan un lugar de culto pero no de acción social", sostiene.

"Lo importante es cambiar con el mundo y responder, abrir los ojos a ese cambio y poder expresarse desde ahí, siendo honesto y eso es lo que percibo con la caravana mágica", termina Cordera.

Bienvenido a nuestro mundo

La Paloma parece un lugar distante pero a través del teléfono, el pequeño poblado uruguayo donde desde hace nueve años está radicado Gustavo Cordera, "está ahí nomás". El próximo domingo se presentará en el estadio Ciappina-Morante y formará parte del show de fin de año del club del barrio Chino.

"Donde vivo hay 2500 habitantes, una cuarta parte de lo que es La Madrid; sé lo que es un pueblo chico porque hace 9 años vivo en uno. Cuando va una banda o alguien importante el pueblo abre su corazón, lo espera con alegría y con los brazos abiertos y ese es el mejor regalo que se pueden dar a sí mismos y nos pueden dar a nosotros: entregarse", sostiene.

"Después de muchos años lo que descubrí es que me hace pleno entregarme todo y La Caravana va ir a entregarse todo por entero. A celebrar los 50 años del club y elogiar que, como La Caravana, casi desaparece; hay que valorar el esfuerzo real de toda la gente para que el club esté vivo y La Madrid siga vivo", concluye Gustavo Cordera.