"El procedimiento de hace dos años fue avisado y sacaron a Marita de Olavarría"
Claudia Rafael
Cada noche, de martes a viernes, centenares de miles de argentinos quedan cautivos ante las historias que se desentrañan en la telenovela "Vidas robadas". Allí donde la joven Juliana Migues es buscada por cielo y tierra por su madre, Rosario. La terrible historia, las tramas del tráfico de personas, las crueldades y las miserias de todo ese horror no son pura ficción. Porque allí se recrea la desaparición, el 2 de abril de 2002 de María de los Angeles Verón (Marita) y la búsqueda desesperada de su madre, Susana Trimarco. En diálogo telefónico con EL POPULAR, esa mamá incansable contó desde San Miguel de Tucumán la trama de los rescates de 159 víctimas recuperadas en allanamientos en los que mil veces creyó que podría volver a abrazarse a su "tesoro".
En esa trama revela también detalles inéditos de la búsqueda de su hija en Olavarría. Tras el primer allanamiento, publicado hace dos años por este Diario, hubo un segundo procedimiento del que lograron sacar a una chica paraguaya que le dijo que Marita estaba "muy desmejorada" y que "la hacían consumir drogas".
-Esta semana se puso en marcha en Olavarría la prohibición de funcionamiento de los prostíbulos. ¿Qué postura tiene ante el tema?
-Los prostíbulos, en realidad, son ilegales. Pero los disfrazan como whiskerías, bares, confiterías u otras cosas. Eso es así. Si en Olavarría se tomó esa decisión, es ése el ejemplo que deberían seguir otros municipios. Para mí es bárbaro. Nosotros desde la fundación (Fundación María de los Angeles por la Lucha contra la Trata de Personas) podemos difundirlo para que todos sepan y otras personas toman el mismo coraje.
-Por estos días se van a cumplir dos años desde el allanamiento a dos cabarets de Olavarría en busca de su hija que lamentablemente dio resultado negativo. ¿Logró saber qué pasó con ella después?
-Es que no hubo dudas de que el procedimiento fue avisado. Desplazaron a mi hija hacia otro lugar, hacia la costa. Después se perdió el rastro porque estos delincuentes, al saber que teníamos noticias de que la estaban desplazando hacia esos lados, la sacaron. Pero es verdad que Marita estuvo allí. Una chica fue rescatada y me dio su testimonio. Me contó que la vio. Que estaba muy desmejorada. Que la hacían consumir drogas.
-¿Cómo fue el encuentro con esta chica? ¿Dónde logró hablar con ella?
-Ella me escribió una carta que dejó con una persona de las autoridades, de suma confianza, y para mí cerraba lo que me decía. Entonces me fui a Paraguay, exactamente a Asunción y allí la encontré. Realmente, pobrecita, las cosas terroríficas que me contó esta chica... Es tremendo. Gracias a Dios estaba junto con el padre, la madre, su familia. Y la madre agradeció y me dijo que no iba a dejar de hacerlo durante todos los días de su vida porque gracias a mi hija, a la búsqueda, se hicieron estos allanamientos. En realidad, la habían contratado para trabajar cuidando niños en Posadas. De Posadas, con el documentito que le sacaron, la llevaron a Buenos Aires y de ahí a Olavarría para trabajar en la prostitución.
-Recuerdo que en aquel allanamiento del comisario Jorge Tobar en los prostíbulos de Olavarría habían rescatado a una chica menor de edad, de Olivos. Pero no una chica paraguaya...
-Todo esto comenzó cuando gente seria, ajena a todo ese ambiente, propietarios de un comercio, se comunicaron para contar que estos delincuentes llevaban a mi hija -eran tres chicas en total- al negocio a hacer compras. Esta gente se dio cuenta de que era Marita a partir de ver su foto en medios nacionales. No se olvide que yo estoy denunciando permanentemente. Cuando el hombre la vio, no lo podía creer. Ahí se puso a averiguar. Llamó a distintos canales, no le quisieron dar nada. Terminó llamando a una radio en donde le dijeron que había una página (www.casoveron.org.ar). El escribió, puso su número de teléfono y me comuniqué. Y en realidad hubo un primer allanamiento al que usted se refería, pero lo de la chica paraguaya fue en un segundo allanamiento, que igual que el primero tenemos completamente documentado porque se filman y se toman fotografías.
-¿Cuántas chicas logró rescatar en toda esta búsqueda de su hija?
-Hasta ahora, 159 víctimas. Además tenemos la fundación que inauguramos y pusimos en marcha el 19 de octubre de 2007 y allí hacemos todo el trabajo de asistencia psicológica y de contención.
-¿Cómo son, en general, los operativos de rescate?
-Recibimos en la fundación la información con datos del lugar. Nos dan datos de los coches en que se mueven los proxenetas, la marca, la dirección. Mayormente las denuncias son de vecinos, de gente que ve movimientos raros o que escuchan pedidos de auxilio. Oyen gritos de las chicas cuando las maltratan. Cuando recibimos esa denuncia inmediatamente pasamos todos los datos a Gendarmería Nacional, que tiene un equipo especializado dedicado a chequear estos datos y también a la dependencia de la trata de personas que funciona en Tucumán. También tenemos nuestros propios equipos. Hacemos trabajo de inteligencia, de búsqueda y recién después se procede al rescate. Mayormente han sido todos positivos últimamente. Hemos logrado rescatar a las chicas y que los proxenetas queden detenidos, que es lo importante. Gracias a Dios están con prisión preventiva y, si Dios quiere, con la nueva ley de trata quedarán procesados y llevados a juicio.
-¿En qué condiciones salen las chicas al momento de ser rescatadas? ¿Cómo trabajan con ellas?
-Cuando las rescatamos, al momento de recibirlas está presente la psicóloga. Es muy importante el apoyo psicólogico y el acompañamiento de un abogado. Tenemos cinco en la fundación: tres mujeres y dos varones. Lo esencial es la contención de la víctima hasta que, de a poco, van logrando salir de ese proceso de desconfianza, de estar a la defensiva. Cuando ven que las queremos ayudar y a partir de que yo les hablo como mamá, ellas cambian. Se empiezan a sentir protegidas y acompañadas. Luego viene también todo el proceso en el que esperamos que la víctima tome decisiones. Nunca las obligamos a que lo hagan de inmediato. Vienen de todo un proceso en el que estuvieron bajo presión a golpes. Y por eso mismo también dejamos que decidan cuándo hablar y denunciar. Por eso es muy importante que seamos casi todas mujeres dentro de la fundación. Sólo hay dos hombres.
-¿Y el contacto con las familias de las chicas?
-Tenemos a nuestra asistente social que se ocupa de ubicar a las familias y de hacer un relevamiento en el domicilio para ver cómo están, cómo viven y para preparar un encuentro con sus padres. Si deciden volver con ellos, seguimos el acompañamiento ayudando también en la parte social.
-En modo global, de esas 159 chicas rescatadas, ¿cuántas vuelven con sus familias?
-La mayoría quiere volver con sus padres. Porque la gran mayoría fue llevada bajo engaños o por la fuerza. En esos casos en los que se fueron porque tuvieron una promesa laboral que luego no se cumplió y las obligaron a esa vida de horror, hay padres que piensan a veces que se fueron porque quisieron, porque eligieron esa vida. Algunos se niegan a recibirlas, pero con nuestro acompañamiento se va trabajando para tratar de que vuelvan a una relación de padres e hijos. En todo este camino he aprendido que, gracias a Dios, cuando se quiere, se puede. Tenemos la gran satisfacción de decir que estamos logrando encuentros de muchas víctimas con sus familias que están recuperándose con gran alegría. Incluso hemos conseguido viviendas, hemos hecho gestiones ante el Gobierno y estamos por comprar terrenos para poner a nombre de las chicas que no tienen dónde estar. Una habitación, un baño digno, un lugar cómodo en el que vivir con sus padres. Con algunas cuesta más, están muy adictas a las drogas y se les hace muy difícil. Pero ponen voluntad para salir. La mayoría no quiere esa vida. Porque es una vida indigna. Una mujer no puede vivir a los golpes, en donde las drogan, las violan. Por eso, para ellas tener la fundación que las acompaña, que las ayuda a cambiar en sus vidas para lograr construirse otra, digamos entre comillas normal, es, como dicen ellas mismas, como tocar el cielo con las manos.
-¿Las ayuda en todo este camino la telenovela "Vidas robadas"?
-Mire. Yo voy colaborando, hablando mucho y contando historias al guionista, de las distintas chicas rescatadas y ellos las reescriben. Son todas las historias con las que yo me fui encontrando en esta larga búsqueda de Marita. La idea es mostrar y prevenir del delito y abrir los ojos a los padres, a las familias, de que esto existe. Y principalmente a las chicas. No quisiera que siguieran pasando estas cosas terribles.
-En la novela se han mostrado situaciones de rescate en las que el personaje de la madre de la chica robada llega a un prostíbulo, en un allanamiento, y le decía a las chicas que las que estuvieran ahí contra su voluntad, podían irse con ella. ¿Ocurrió verdaderamente así?
-Sí. Eso lo hice yo, lo hizo mi marido también, el papá de Marita. Así empezamos nosotros a descubrir todo esto. Porque ellas salían corriendo al escuchar lo que yo les contaba. Yo les decía "la que esté en contra de su voluntad, avise. Tengo a mi hija desaparecida y Marita nunca hubiera querido estar como ustedes están acá. Entonces avisen, hablen, yo las voy a ayudar". Bueno, es así que muchas de ella salieron corriendo, se abrazaron a nosotros, las ayudamos, me las traje a mi casa a muchas de ellas.
-¿Qué siente cada vez que se produce un nuevo allanamiento y cree que es la ocasión definitiva para reencontrarse con su hija y luego no ocurre? ¿Cómo se sigue?
-Yo, cuando salgo a buscar a mi hija, detrás de una noticia de paradero, lo hago con toda la fuerza de mi corazón y la esperanza de encontrar a mi hija. Cuando ella no está, rescatamos de todos modos a otra chica que nos da información. Noticias de que la vieron, de dónde la llevaron o que estuvo tal tiempo con ella. Muchas me van dando mucha información y vamos construyendo esa información que nos va dando resultados por muchas cosas que descubrimos. Y yo lo hago siempre con la esperanza de encontrarla y de encontrarla con vida. Saco fuerzas de donde no tengo. Cada chica que rescato es como una hija más y eso me da esa fortaleza. Las chicas me dicen: "Siga buscando, Marita está viva, la tiene que encontrar". No quiero pensar negativamente. Me haría muy mal a mí. Perdería la fuerza y Marita depende de mí para que se libere de esa gente. Si me quedo sentada, no la voy a ver nunca más. No puedo vivir con el corazón sin latido. Mi corazón late permanentemente con toda la fuerza y la esperanza para encontrarla. Es lo que me mantiene viva. Porque mi hija es el tesoro más grande que tengo en mi vida.