Santiago De Martino nació en Olavarría en 1980 y desde temprano se lo conoció con su sobrenombre, "Tata". Fanático del fútbol e hincha de Boca y el club Ferro Carril Sud en el ámbito local, completó el secundario con orientación pedagógica en la Escuela Normal e inmediatamente ingresó al Instituto Superior de Formación Docente Nº 47 para obtener el título de profesor de Educación Física. Mientras tanto se capacitaba en la Capital Federal y así es preparador físico de distintas modalidades deportivas y también de alto rendimiento en tenis.

En 2005 se mudó a la Capital Federal, donde trabajó como personal trainer, ofreciendo clases particulares y en gimnasios. En 2008, tal vez empujado por el amor hacia su actual esposa, Denise, "nos vinimos a radicar a Quito, y comenzamos una nueva vida por estos lados", contó al aire en el programa "Mejor de mañana" de la FM 98Pop (98.1).

No fue fácil, recordó el deportista. "Era comenzar una vida diferente, con una idiosincransia particular, porque aunque estemos en el mismo continente, tienen costumbres totalmente diferentes a las nuestras. Sin embargo, me han recibido de una manera increíble, tanto en Quito como en Guayaquil", ya que "los ecuatorianos son personas muy amables, más tranquilas que nosotros, pero aquí se puede trabajar muy bien y si uno es profesional en lo que hace, le puede ir muy bien. La verdad es que se trata de un país que te puede abrir las puertas tanto en lo laboral como en lo personal".

En la capital ecuatoriana, Quito, trabajó como coordinador deportivo en una gimnasio con otro argentino y a la vez manejaba la coordinación de preparación física del club más importante de esa ciudad, el Condado Tenis & Golf Club. Después surgió una oferta laboral que le significaba trasladarse a Guayaquil, distante 300 kilómetros de la capital, "una ciudad que me abrió muchas puertas, de una manera fenomenal e hizo que comenzara a relacionarme más intensamente con el mundo del tenis, con gente muy importante de ese ámbito y con los que sigo trabajando, cada vez sumando un poquito más para mi curriculum profesional".

A mediados de 2011 empezó a trabajar en el club más importante de tenis del país, considerado el semillero del tenis nacional, el Guayaquil Tenis Club, comandado por Andrés Gómez (campeón de Roland Garros 1990 y número 4 del mundo en el ATP) y con Raúl Viver (capitán de Copa Davis). "Ellos me dieron la posibilidad de manejar y coordinar la parte física de la Academia (que se denomina precisamente Gómez Viver) y comencé a viajar con jugadores juniors del país por Sudamérica. Y a la vez empiezo a trabajar ya con jugadores profesionales, entre ellos Emilio Gómez, actual jugador ATP, con el que viajo y entreno".

No sólo eso. Desde 2012 es parte del equipo ecuatoriano de tenis de Copa Davis como preparador físico y ha viajado a Sudamericanos Fed Cup y Copa Davis Junior; simultáneamente, el año pasado viajó al Mundial Junior en México. Actualmente "me encuentro entrenando y viajando con Emilio Gómez, jugador profesional del ranking ATP, cuyo mejor ranking fue 215 y hoy figura en el puesto 331.

¿Cómo es deportivamente Ecuador?, le consultó el periodista Ignacio Cardone. "Como en toda Sudamérica, las presupuestos más grandes están destinado al fútbol, y este país no es la excepción. Ecuador es un país muy futbolero, tiene grandes equipos de fútbol y el tenis, por supuesto, está un poquito más abajo (en la apreciación popular). Pero se trabaja bien: tenemos una Federación de Tenis que está presidida por el jugador número 6 del mundo, que fue Nicolás Lapentti, con él trabajamos muchísimo la formación de juniors y el tema de sudamericanos".

Trabajar con figuras de renombre, que él califica como "gente extraordinaria, muy humildes", le ha abierto puertas de un modo acelerado. "Con Andrés Gómez tengo el placer de trabajar continuamente, y ahora estoy trabajando en la parte física con su hijo Emilio. La verdad es que para mí resulta una experiencia increíble poder estar al lado de ellos, aprendiendo día a día y recibiendo consejos" que lo llevan a crecer aún más profesionalmente.

Llegar a ubicarse en el tenis profesional es todo un tema. "La verdad es que en Sudamérica se hace muy difícil, principalmente por el tema presupuestario: es muy caro viajar y, en general, la vida del tenista resulta cara. En los países de esta región, la situación se complica más por las crisis y la falta de sponsors. "Se hace muy difícil mantenerse o intentar llegar al Top 100, porque eso requiere mucho sacrificio personal". En contraposición, "en Europa, las federaciones francesa o italiana tienen muchísimo más apoyo, y también en Estados Unidos", pero "estamos luchando e intentando alcanzar el objetivo de llegar a un Top 100 en un futuro".

Ello sería de la mano de Emilio Gómez, con el que trabaja junto con el entrenador argentino Pablo Fuente. "Seguimos una planificación diaria; esto es paso a paso, lo importante es no apurarse, siempre tener una tranquilidad de que se están haciendo las cosas bien y que los resultados van a llegar tarde o temprano. En esta etapa estamos jugando todo lo que son los torneos Challenger y Future para intentar llegar al Top 200". Esa es la meta que el preparador olavarriense se ha propuesto para fin de año y por ella continúa trabajando a cientos de kilómetros de su ciudad natal.

Gente "relajada"

"Claro que hay diferencias entre Quito y Guayaquil y las restantes poblaciones del país. Pero en general el ecuatoriano es muy tranquilo, es gente muy relajada, como se dice acá. Son gente que te ayuda y te recibe muy bien, muy abiertamente si vas a trabajar y a sumar para el país", ilustró De Martino.

En Ecuador, explicó, se puede disfrutar de las playas ubicadas al oeste, sobre el océano Pacífico, o conocer la parte oriental, esto es la selva, recorriendo muy pocos kilómetros, porque se trata de un territorio muy acotado y, a la vez, con encantos naturales magníficos.

¿Lo que más disfruta? "El clima de la ciudad, que no baja de los 23 ó 24 grados todos los días, nunca hace frío, nunca usás una campera ni un pantalón largo. Es lo que más me gusta, además del trato de la gente, que te hace sentir que estás en tu propia casa".

Lo que se extraña de la Argentina, admitió después, es la convivencia con la familia y los amigos, el fútbol y las comidas, aunque en Ecuador no deja de disfrutar de los fantásticos ceviches elaborados sobre la base de mariscos, típicos del lugar.

Cuando vuelve -estuvo dos semanas durante el mes de abril pasado- disfruta del encuentro con la nona, sus padres, sus hermanos Matías y Daniela, su sobrino Lucas y sus cuñados Nico y Gaby. Mencionó, sobre el final, a sus amigos Pablo, Ezequiel, Ale, Fede, Copete, Luquitas, Chucky, Huguito y Nacho, "que son parte de mi vida y que me hacen sentir que nunca me fui de esa ciudad".