Dos artistas "del paleolítico" poblarán de esculturas el Museo Dámaso Arce
Ella modela el barro y él talla la piedra. Así de opuestos, se complementan, sumando y quitando materia. Y juntos decidieron exponer ese vínculo a través de una muestra que se llevará a cabo en Olavarría, en agosto y que consiste en un recorrido de 12 esculturas. Se trata de Virginia Herbón y José Araolaza, quienes le cuentan a FINDE cómo es que sus manos son capaces de hablar a través del arte.
"Cuando toco el barro y lo modelo despierto mi memoria antigua, salvaje, y recuerdo inmediatamente el camino de regreso a casa", dice Virginia Herbón.
"El arte puede ser un medio para el descubrimiento del mundo, una forma de conocimiento" o " tal vez un modo catártico de transitar la vida, una simple pulsión", agrega José Araolaza. En la previa de la exposición que desembarcará en el Museo "Dámaso Arce" de Olavarría, le pusieron pausa a sus creaciones para contar qué los inspira y qué buscan generar a través de sus obras.
Acerca de Virginia Herbón
"Nací en 1970 en La Plata, ochomesina, apurada, inquieta y curiosa por salir al mundo. Actualmente vivo en mi amada ciudad, Olavarría, con su arroyo vertebral, tan inspirador", comenta Virginia Herbón, a modo de presentación. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes "Prilidiano Pueyrredón", donde se graduó con la especialidad en escultura.
Hoy "paso mis días repartida entre dos vocaciones: la docencia y el arte, aunque esos límites estén un poco desdibujados porque voy de un lado al otro permanentemente, o simultáneamente", desliza.
Coordina desde hace 10 años un taller de enseñanza artística que "está pegadito al estudio donde hago mis esculturas de arcilla y a mi casa. Es un ´estudio-casa-taller´ de puertas abiertas, cálido e inspirador… Mi mundo dentro del mundo", admite.
Quizás por timidez, desde la infancia busca comunicarse con los demás a través de dibujos y poemas que al principio le regalaba a sus amigos del colegio y a la familia o colgaba en las paredes del cuarto que compartía con su hermana. Más tarde "con formación académica y práctica, adopté el lenguaje artístico para comunicar mi mundo interior y mi visión de la realidad".
El propósito de sus esculturas "es conectar con el espectador, generándole cierta empatía a través de imágenes que le resulten conocidas: la figura humana y los animales. Supongo que la obra funciona como un espejo en el cual el otro se reconoce y desde allí puede hacer una interpretación libre de lo que ve o de lo que le provoca".
En realidad, "la mayoría de los seres que conforman mi universo iconográfico son una fusión de humano y animal (Teriantropía). Los seres fantásticos y la mitología capturan toda mi atención y, a través de estos temas, trato de desentrañar el misterio de la vida", admite.
Virginia Herbón siente que "en algún lugar de nuestro interior habita un ser instintivo y puro. Si hacemos contacto con él volvemos al origen, a la sabiduría interior y nos guía hacia aquello que es fiel a nuestra esencia".
De esa idea surgió el blog titulado "Mi mujer salvaje", donde comparte y profundiza ese concepto. "Hacer contacto con nuestro ´animal interno´ es sincronizar con nuestro ser" y "la arcilla es mi vehículo para llegar hasta allí. Cuando toco el barro y lo modelo despierto mi memoria antigua, salvaje, y recuerdo inmediatamente el camino de regreso a casa", explica con total sensibilidad.
Cocina sus obras con fuego directo, "como lo hicieron los aborígenes de mi país, en un horno de leña. Es maravilloso presenciar la alquimia que ocurre en el momento de cocinar cuando los cuatro elementos, aire, tierra, agua y fuego, se funden para convertirse en cerámica".
Acerca de José Araolaza
"El arte puede ser un medio para el descubrimiento del mundo, una forma de conocimiento; un medio de comunicación o quizás un método de expresión, tal vez un modo catártico de transitar la vida, una simple pulsión, una parte integrante de la cultura del hombre, o sea un bien cultural. O un motor de nuestros sentidos, un ritual mágico-religioso, un juego tal vez, quizás el juego de ser dios, de crear", analiza José Araolaza.
Para el artista tandilense el arte "no está a mi servicio, es decir no me sirve para algo determinado; es nada y es todo". Por eso, gesta sus obras como "un misterio, surgidas a veces de una idea, a veces de una historia, una emoción, un deseo o un juego visual, un objeto bello , un mensaje. Alguna veces preparo un boceto, otras la piedra dice, la amoladora, la masa y el cincel acompañan. Hay piedras que les doy aspecto abandónico, ´non finito´ (inacabado) decían los italianos y hay aquellas que pulo su superficie hasta llegar a sus entrañas".
Es más, sostiene que cada imagen debería ser "como un enigma porque no deseo que se las descifre de inmediato y mucho menos de manera unívoca".
Entrelazar la vida y el arte
"Con Virginia venimos coincidiendo desde hace tres años y casual, o causalmente, nuestra exposición inaugura el mismo día en que nos conocimos", explica José Araolaza.
"Nos complementamos sumando y quitando materia para darle forma a una imagen que nace en la cabeza de cada uno y que después hay que llevarla al material" teniendo en cuenta que "ella modela el barro y yo tallo la piedra, así de opuestos" han logrado coincidir.
En este camino, "hemos aprendido mutuamente del intercambio de técnicas diferentes y de observaciones del mundo muy personales. Nos pasamos horas conversando sobre lo que hacemos e investigamos juntos acerca del color, el espacio, el volumen y el comportamiento de los materiales", observa el artista.
Bromean y se divierten al autodefinirse como "gente del ´paleolítico´ conservando el legado ancestral de un lenguaje que contrasta enormemente con el código del arte ´posmoderno´", y desde ese lugar recrean la necesidad de crear y de hacer arte a partir de sus manos.
Sus huellas
José Araolaza es maestro nacional de dibujo, egresado del Centro Polivalente de Arte de Tandil. Ha logrado premios por sus muredores en diferentes concursos, diseñó isologotipos, realizó exposiciones y murales y obtuvo distinciones en diferentes encuentros. Se destaca por sus objetos intervenidos, sus pinturas y tallas en piedra e hilo tensado. Entre sus obras, figuran la instalación talla en piedra e hilo tensado, en la Facultad de Arte de la Unicen; el Monumento de la Amistad, en Tres Arroyos; la instalación talla en piedra e hilo tensado " Limbo" en la Galería Artemio, Tandil y un Mural Comisaría de la Mujer y la Familia.
Virginia Herbón es escultora y docente. Sus obras fueron parte de diferentes exposiciones, como la realizada por el 10° Aniversario de "Voces Originarias", en el Centro Cultural "Hogar San José" y ha cruzado fronteras hasta llegar a Estados Unidos. Participó de muestras en Olavarría y Buenos Aires. Entre sus obras figuran el "Cristo Resucitado" del Cementerio Loma de Paz; un relieve escultórico para el centenario de diario "EL POPULAR" de Olavarría; el Monumento de la "Loba Capitolina" en el "Paseo de los Italianos" y el relieve "La última Cena", para el altar de la parroquia "Nuestra Señora del Socorro", del barrio Educadores, entre otras.
La muestra
"De la Piedra la Barro, mitología privada" se llama la muestra que prepararon Virginia Herbón y José Araolaza. Se trata de un recorrido de 12 esculturas talladas y modeladas. "Nos unimos para co-crear un universo personal, íntimo y único...Una mitología privada de piedra y barro que se abre ante los ojos del público olavarriense", explican ambos escultores.
La exposición se llevará a cabo desde el 12 de agosto, a las 18.30, en el Museo "Dámaso Arce" y se extenderá hasta el 2 de septiembre. La colección de piezas estará acompañada de charlas y visitas guiadas cuyas fechas, más adelante, darán a conocer. "Invitamos a conocer nuestro repertorio de imágenes mítico y telúrico, rico en metáforas y reflexiones sobre la existencia", dicen, con entusiasmo.