Dos instituciones educativas que hacen de la inclusión una militancia
Al CEC 801 concurren 139 chicas, chicos y adolescentes en busca de orientación escolar o contención social. En la Escuela 502 hay 99 alumnos con discapacidad intelectual o trastornos del espectro autista. Ambos espacios ofrecen educación, apoyo y oportunidades. En ambos, hay escasez de recursos. Por eso, aplauden ser parte del Ciclo "Clásica y Solidaria" y hasta ya saben en qué invertir lo recaudado.
"Cuentan con nosotros"
El CEC 801 es uno de los cinco centros complementarios que funcionan en el partido de Olavarría. A su sede concurren actualmente 139 chicos, chicas y adolescentes que tienen entre 3 y 16 años y que necesitan estar institucionalizados por más de cuatro horas. Llegan ahí en busca de refuerzo de la actividad pedagógica o de contención porque sus familiares trabajan o se encuentran en situación de vulnerabilidad social o familiar.
La mayoría de ellos son alumnos de los jardines de infantes 930, 915 y 902. También hay estudiantes de las escuelas 4, 53, 60, 6 y 59 y de los establecimientos secundarios 18, 14, 6, 8.
"Trabajamos con la diversidad, por los derechos del niño y eso es lo que tenemos que tener como eje de cabecera", explica Marcela Núñez, directora.
Lleva casi 20 años en la institución. Sabe sus nombres, conoce sus historias, ve en ellos un mañana. Por eso, bajar los brazos no es una opción para ella que agradece la posibilidad de ingresar a la agenda de Clásica y Solidaria de este domingo. Es que a la mochila pedagógica se le suman los costos fijos, en un edificio que promedia los 100 años sin disimular el paso del tiempo.
"Instituciones como las nuestras se sostienen día a día básicamente con la ayuda de la comunidad porque hay poca ayuda del Estado. La gente nos da una mano con donaciones, en las campañas o ferias que realizamos. En Clásica y Solidaria siempre nos anotábamos; tuvimos suerte esta vez", plantea, con entusiasmo.
Los centros de educación complementaria tienen su propia propuesta pedagógica, además de brindar apoyo escolar y ofrecer servicio de comedor, con los recursos que envía el Consejo Escolar.
Ahí, en Colón y Junín se abre un espacio de "tiempos flexibles" donde se busca "fortalecer las trayectorias educativas y trabajar por la continuidad pedagógica, apoyando lo que hacen en las escuelas de origen".
Antes llegaban chicos de los barrios más próximos. Hoy el perfil se "amplió bastante y tenemos chicos con vulnerabilidad aunque no son todos y también vienen alumnos de escuelas privadas; por ejemplo, de Mariano Moreno, ya que damos contención porque hay papás que trabajan y necesitan asistencia; y cuentan con nosotros", expone Marcela Núñez.
En sus comienzos, el CEC atendía una población con "vulnerabilidad social y educativa pero ahora se amplió, es más heterogénea, muy diversa. Y tenemos que empoderar los derechos del niño. Nosotros tenemos que defender esos derechos y como agentes de educación resguardar que se cumplan. A veces se hace complejo el camino, en un sistema que se maneja con mucha burocracia frente a la inmediatez de lo que se reclama… Mientras tanto sostenemos", reflexiona Marcela Núñez.
La tarea es amplia y sostenida. "Apuntamos a los ejes curriculares pero no solo damos apoyo escolar sino que se contempla el cuidado de si mimos y de otros o la educación en la cultura de trabajo. Pero lo que fortalece el trabajo es que siempre trabajamos en red, con todas las instituciones de la comunidad educativa de todos los niveles. Eso nos hace accionar. Solos no podríamos", asegura la directora que también se desempeña en el CEC 804 de Hinojo.
"Respetados en sus diferencias"
La Escuela 502 "Graciana Escudún de Cazot" está ubicada en el barrio Villa Floresta, en calle Balcarce, entre Saavedra y Laprida. Allí se trabaja con niños y niñas con discapacidad intelectual o trastornos del espectro autista (TEA- TES ), desde el nivel inicial, primaria y secundaria, en sede y con acciones de inclusión.
La matrícula oscila entre los 4 años y los 14 años. "Se trabaja en sede, realizando jornada completa de 8.30 a 16,30 donde los niños por la mañana desayunan, realizan las actividades académicas curriculares y almuerzan" mientras que por la tarde "se desarrollan las actividades de los Pre Talleres, ya sea de cuero, jardinería, tejido, mantenimiento y economía doméstica, iniciando así su formación integral", describe Julia Rivas, su directora.
La matrícula total es de 99 alumnos, de los cuales 53 están incluidos en establecimientos de los diferentes niveles, que son acompañados por docentes de apoyo a la inclusión.
"Nuestro desafío es trabajar con la comunidad para que los estudiantes con discapacidad sean incluidos en diversas propuestas, respetados sus diferencias, accediendo al derecho a la educación, la salud, la recreación y el deporte", enfatiza.
Con ese objetivo, las energías están centradas en la necesidad de "acompañar y construir con la familia y niños trayectorias educativas inclusivas".
El equipo docente está conformado por la directora, vicedirectora, 5 docentes en sede y 10 docentes en inclusión, más un equipo transdisciplinario integrado por la asistente social, asistente educacional y fonoaudióloga, que se completa con 7 maestros de trayectos técnicos profesionales, profesor de música y educación física y personal de servicio.
En el horizonte siempre está presente la idea de "fortalecer, sostener y promover la construcción de prácticas inclusivas en todas las escuelas de nivel" dado que "los estudiantes, por su situación de discapacidad, transitan su escolaridad en la sede pero participan además en diversas propuestas culturales y deportivas en otros ámbitos acompañados por lo docentes", aclara Julia Rivas.
Como acciones concretas, "trabajamos para acompañar a los estudiantes con discapacidad a las escuelas con propuestas educativas de inclusión" y, justamente, "llevar a cabo prácticas educativas inclusivas implica que propiciemos el desarrollo de contenidos transversales como la igualdad de derechos, la convivencia y el respeto por las diferencias a fin de fortalecer el trabajo colaborativo en los ámbitos de aprendizaje", manifiesta sobre el final la directora. Su escuela busca tender puentes y, al igual que el CEC 801, hacen de la inclusión una militancia.
Desafíos
--"Es mucho lo que quiero. Que los Centros de Educación Complementaria sean instituciones reconocidas en la comunidad por la función que están cumpliendo. Que las familias puedan encontrar en nuestro CEC el respaldo y los chicos encuentren acá su lugar. Que podamos formar ciudadanos íntegros, sacar hombres de bien". Marcela Núñez, directora de CEC 801
--"Nuestro desafío es trabajar con la comunidad para que los estudiantes con discapacidad sean incluidos en diversas propuestas, respetados en sus diferencias, accediendo al derecho a la educación, la salud, la recreación y el deporte" y así "acompañar y construir con la familia y niños trayectorias educativas inclusivas". Julia Rivas, directora de la Escuela 502
El destino
"Tenemos que sostener el mantenimiento del edificio, que es muy viejo. Tiene 100 años. Esta era la vieja estación", explica Marisa Núñez, imaginando qué priorizarán cuando el CEC Nº 801 reciba parte de lo recaudado esta noche a través del Ciclo "Clásica y Solidaria". Hay varias reparaciones pendientes. Por eso no pierden oportunidad para buscar apoyos. Y lo admite. "Hasta nos anotamos en el redondeo de la Cooperativa Obrera porque subsistimos dando manotazos". "Hay que costear el día a día, así que este dinero nos vendrá bien", valora.
En el caso de la Escuela Nº 502 el dinero se destinará al "mantenimiento de los espacios donde se trabaja con los talleres; allí falta mantenimiento y equipamiento: pintura, mesas y sillas", detalla Julia Rivas. Pero además "se hace difícil mantener los espacios verdes ya que lo debemos abonar desde cooperadora" y a eso se le suma que "necesitamos material didáctico y elementos de higiene y Clásica y Solidaria colabora con un ingreso importante para poder realizar el mantenimiento del establecimiento", dice con gratitud anticipada.