Tío Pepe, una cocina tradicional, con mucho amor
El Popular Medios dialogó con Marcos Bisignano, actual responsable de Tío Pepe, el negocio gastronómico que comenzaron sus padres José Bisignano y Claudia Lombardi, hace cerca de 40 años. Marcos cuenta la historia de un local ya tradicional de Olavarría.

Marcos es hijo de José Bisignano y desde el 2005 se hizo cargo del negocio que comenzó su padre junto a su mamá Claudia Lombardi. En el año 1994, siendo un adolescente, tuvo la oportunidad de viajar junto a sus padres a Italia, a la tierra natal de su abuela materna. En ese lugar pudo sentir los sabores de la comida de sus raíces. Visitar los mercados y percibir los aromas frescos de cada ingrediente que le da ese toque especial a cada uno de los platos que tanto caracterizan a la cocina italiana. Tal vez Tío Pepe tenga algo o mucho de esa tierra, y eso hace la diferencia. Aparte de tener uno de los ingredientes fundamentales, que es "mucho amor", en palabras de Marcos Bisignano.
En una entrevista con El Popular Medios, Marcos Bisignano contó la historia de Tío Pepe, el negocio ubicado en la tradicional esquina de Belgrano y Alsina, señalando que "esta es una empresa familiar que empezó en septiembre del año 1984 y estamos cerca de cumplir los 40 años. Al negocio lo arrancó mi papá que se llama José, de ahí vino el nombre "Pepe" y el "Tío" no sabemos bien por qué. Lo empieza él con mi mamá, que se llama Claudia Lombardi. Ellos dos arrancaron el negocio que empezaron juntos, y después se incorporó mi hermana Paula, siempre a la par con ellos. Y más adelante, después de hacer experiencias en otros lugares de gastronomía y de estudiar gastronomía, me incorporo al negocio", resume Marcos.
Los padres de Marcos son de Lomas de Zamora. El primero en venir a Olavarría fue su tío quien le dijo a su padre que en nuestra ciudad había una posibilidad de trabajo. Juntos pusieron en sociedad una pizzería llamada Kapicúa, negocio que estaba ubicado al lado del museo Dámaso Arce. Luego de Kapicúa, los padres se van a Mar del Plata, en donde continuaron con el negocio de la gastronomía, haciendo pizzas y empanadas que llevaban a los negocios en temporada, para revender.
Luego de esa experiencia gastronómica, los padres se vinieron a Olavarría nuevamente para arrancar con la fábrica de pastas, con elaboración a mano, con algunas máquinas, pero en una elaboración artesanal.
Marcos dijo que "después se incorporan las pizzas y las empanadas. En un momento se hicieron también sandwhiches de miga que en este momento no se están elaborando, pero se hicieron y a la gente le gustaba mucho también. Luego agregamos las tartas al mediodía, algo de panadería con masa madre. Es un producto diferente, la gente lo va conociendo y lo va consumiendo".
Marcos cuenta que "desde chico estaba todo el día acá, adentro del negocio, viendo y tratando de ayudar un poco. Estudié la primaria, la secundaria y cuando terminé el secundario me fui a estudiar gastronomía. Me fui a Buenos Aires, estuve estudiando en el IAG (Instituto Argentino de Gastronomía) y después trabajé en restaurantes, me fui a vivir a Barcelona, luego a La Plata, en donde conocí a mi actual pareja, la mujer con la que estoy ahora, que es mi señora, si bien no estoy casado, es mi señora (risas). La conocí en un colectivo de Olavarría a La Plata y después la volví a ver acá y bueno, todavía seguimos juntos, hace más de veinte años. Tenemos dos hijos, una nena de 13 años y un varón de 6. Me estaba por volver a Barcelona con trabajo y todo, sin embargo me quedé. Y empecé a trabajar acá. Fue en el año 2002. Ya en el 2003 me quedo acá, pero me voy a vivir a La Plata un tiempo. Pusimos un cyber un tiempo y después nos volvimos a vivir acá a Olavarría. Mientras tuve el cyber seguí trabajando en gastronomía en un restaurant, en la cocina. Después de un tiempo decidimos volver a Olavarría para empezar a trabajar acá, en Tío Pepe", cuenta Marcos, haciendo un recorrido por su historia.
"Primero los fines de semana venía a ayudar, y después un día mi papá me dijo: ?querés hacerte cargo del negocio?, y bueno. Eso habría sido en el 2005, y ahí como que me hice cargo yo y empecé a manejar todo, los proveedores, las compras, personal. Siempre trabajando hasta el día de hoy todos, mi hermana, mi papá, mi mamá, mi señora que hace los postres. Es una empresa familiar. Más los empleados, sin ellos obviamente no sería posible. En este momento tenemos 8 empleados".
La experiencia en Barcelona
"En Barcelona estuve seis meses trabajando en un restaurant. Tengo un amigo que vive allá y le pregunté si podía ir. Yo ya tenía la ciudadanía que me hizo mi mamá. Así que dos días antes de irme me conseguí una entrevista de trabajo y cuando llegué hice la entrevista, hice una prueba y quedé ahí trabajando los seis meses en ese restaurant. Paseé un poco, conocí el lugar y me vine para las fiestas y me quedé. No volví a Barcelona", afirma Marcos.
En cuanto a lo positivo de esa experiencia fue "conocer otro lugar, saber que existe otro mundo. Trabajé con gente de otros países, de México, Colombia, Dominicana, más gente de ahí. Catalanes que me abrieron las puertas, de diez. Me quedé a vivir con dos catalanes que me alquilaban una habitación y no tuve problemas, fue una experincia bárbara. Siempre digo que me gustaría que mis hijos conozcan que existe otra cosa y que ellos después decidan qué hacer de sus vidas. Pero es bueno saber que existe otro lugar que está bueno conocer, que te abre las puertas sin problemas. Nunca tuve una traba. Si tenés la ciudadanía es una gran ventaja para conseguir sobre todo un trabajo estable. Trabajar en blanco, tenía una cuenta bancaria, te depositaban la plata en el banco, así que bien. Pude ahorrar unos euros y me vine para acá y con ese dinero me puse el cyber como inversión con un amigo y después, mientras el cyber funcionaba, trabajaba en un restaurant que estaba en la misma cuadra. Siempre trabajé en gastronomía. Cuando estoy con la decisión de venirme para acá, lo estaba por levantar para ponerlo acá, pero apareció alguien y lo compró. Todavía seguía en auge, funcionaba, sería 2003, 2004. Se vendió y nos vinimos para acá", recuerda Marcos Bisignano.
Pero más allá de la experiencia positiva de su paso por el viejo continente, decidió volver al país. Puso todo en una balanza y cuando tuvo la oportunidad de volver con trabajo, pesó más la familia, los amigos, su pareja y todo eso que Marcos resumió en "uno por ahí extraña", y decidió quedarse.
Tío Pepe, "de a poco fue creciendo. En un principio eran dos o tres empleados, después al seguir agregando productos y viendo lo que la gente consume, se fueron sumando más. En el centro se lleva algo rápido, una empanada, una porción de tarta para el mediodía. No quiere cocinar porque tiene que seguir trabajando y se le buscó la vuelta con eso y va bien. Contras... estar en el centro, es que no se puede estacionar, pero son cosas normales, por ahí perdés. Pero creo que son más los pro que los contras. Mucha gente que pasa, muchos negocios y oficinas, vienen a comprar para comer algo al mediodía. A la noche hacemos delivery también, se trabaja bastante con eso. Las pizzas, las empanadas y las pastas. Vienen a buscar los envíos. Tenemos clientes de años, tenemos hijos de clientes que siguen viniendo y tenemos padres que le llevan a los hijos la comida a donde están estudiando y eso es una gran gratificación. Que te digan que los chicos quieren comer los sorrentinos, los ravioles de Tío Pepe y los padres se los llevan, es lo que nos gusta, es un reconocimiento que está bueno y te da fuerzas para seguir y te indica que estamos haciendo bien las cosas", remarca Marcos, con enorme orgullo.
La salsa de Tío Pepe, que no falla nunca
"Nosotros tratamos siempre de mantener la calidad del producto. Apuntamos a eso. A veces se complica con los costos porque ahora estamos en una etapa difícil, con los precios que suben constantemente. Pero nosotros nos enfocamos en mantener la calidad del producto. Más que nada eso y el secreto creo que está en eso, mantener la calidad con los productos con los que elaborás. Tratamos de mantener más o menos los mismos proveedores. El proveedor ya sabe lo que tiene que mandar, si no, sabe que se lo vas a devolver. La gente viene porque ya sabe que lo que va a consumir, es de calidad, que es elaborado a la vista. Gran parte de lo que hacemos se hace a la vista y eso a la gente le gusta y nosotros apuntamos que la gente sepa lo que va a comer", señala Marcos, en referencia a la calidad del producto. Bisignano remarca que los ingredientes que llegan para elaborar los productos son frescos y tal vez en ello está la intensidad de los sabores, aparte de la excelencia en la elección de las proporciones.
La calidad, los trabajadores y los clientes
"Los pilares son las constancia, la responsabilidad y que el producto sea de calidad y el amor que uno le pone a lo que se elabora, que después se refleja en la mesa de la gente que vuelve a comprar. Entonces uno se da cuenta que está haciendo bien las cosas para que la gente vuelva. Para mí, nosotros necesitamos hacer una rotación de productos para que sean frescos. Lo que se hace se vende. Tratamos que el producto no tenga varios días. Al tener tantos años ya sabés lo que tenés que elaborar. El clima también te lleva, porque si llueve se vende más, si hace frío se vende más pastas. Si hace más calor se venden más pizzas y empanadas. Las tartas es bastante parejo, en verano se vende un poco más", observa Marcos.
Ante la posibilidad de abrir una sucursal, Marcos Bisignano señala que "lo hemos pensado y se ha hablado bastante, y la idea por ahí es mantener la calidad del producto, es estar encima de lo que se hace. Si no estamos los cuatro siempre alguno está, o sea, siempre en el negocio hay alguno de los dueños, tratando de mantener siempre el mismo producto. Se ha hablado, pero no hay nada en concreto, es una posibilidad, pero no es que ya se va a hacer.
Si bien vos comprás ingredientes o materia prima, tenés que elaborar todo. Tenés que hacer la masa, tenés que probar los rellenos. El producto final llega de la mejor manera. Lo aprendí así de mi padre y funciona así", señala Marcos, sin descartar la posibilidad de que Tío Pepe se expanda.
Marcos también destaca a los empleados: "quiero resaltar que sin el personal, sin ellos no sería posible. Es un equipo de trabajo. Hay días de mucha demanda y corremos todo y vamos para adelante todos juntos y trabajamos juntos a la par. Nosotros no somos personas que venimos a ver, sin desmerecer a nadie. Pero trabajamos a la par del personal. Hay gente de más de treinta años de trabajo que arrancaron con mis padres y otros que comenzaron conmigo".
Para finalizar, Marcos no quiere cerrar la nota sin hacer una referencia a los clientes de Tío Pepe, diciendo que "quiero agradecer a la gente que nos acompaña, que nos responde. Sin ellos obviamente esto no sería posible. Abrir la puerta y ver entrar gente es algo que hoy y siempre no tiene precio, porque te da una tranquilidad para decir que estamos haciendo las cosas bien y podemos seguir adelante. Nos da la fuerza para seguir. Tenemos un excelente grupo de trabajo y a pesar de las diferencias que podamos tener, todos vamos en la misma dirección. Ver tanta gente de tantos años que sigue viniendo es lo más importante. Hay quien viene y dice: ?me recomendaron venir acá?, y eso para mí no tiene precio", dice Marcos, a la vez que señala, que la publicidad de boca en boca, es la mejor.
Tío Pepe es, en definitiva, una gran familia que todo lo que hace lo hace "con amor", tratando de que ese amor, llegue a la mesa de la oficina o a la mesa familiar, para el deleite de cada uno de sus clientes.