El odontólogo Claudio Paúl desarrolla su actividad profesional en Olavarría desde hace más de una década, basado fundamentalmente en la odontología general o clínica.

"En la adolescencia pensaba en estudiar Medicina, pero la veía como una carrera demasiado extensa y en principio opté por quedarme trabajando en la empresa familiar de mi padre, hasta que uno de mis primos, odontólogo, me entusiasmó con la carrera y eso, sumado a que siempre tuve bastante habilidad para hacer manualidades, me convenció de que ésta debía ser mi profesión".

Así fue como tras completar estudios en la Universidad de La Plata y realizar diversos pos grados, Claudio Paúl instaló su consultorio en Olavarría, donde "estoy muy feliz con mi trabajo -explica-. En esta profesión existe la posibilidad de hacer diferentes especializaciones y, sobre todo en las ciudades grandes, muchos colegas se dedican a hacer únicamente trabajos de su especialidad, por ejemplo quien hace endodoncia se dedica sólo a eso, y el que hace ortodoncia, sólo eso. Claro que en ciudades más chicas como la nuestra es prácticamente imposible hacer esto porque sería imposible vivir de la profesión".

Con los pacientes

A pesar de no especializarse en pediatría, el odontólogo Paúl se ocupa de la atención de personas con capacidades diferentes. "Para ello hice un curso de posgrado, algo que ayuda a ejercitar la paciencia, a encontrar las mejores formas de acercarse al paciente para que se sienta cómodo y permita trabajar en su boca, algo que supongo pasará también con los odontólogos pediátricos. Claro que para conseguir que el paciente sienta esa confianza tal vez hagan falta 2 ó 3 sesiones en las que solamente charlamos, hasta que se logra que el paciente colabore, sobre todo con discapacitados, con quienes todo lleva más tiempo".

El odontólogo asegura que es necesaria la capacitación para trabajar con ese tipo de pacientes "y los profesionales lo estamos, pero muchas veces nos pasa que los que no están preparados son las personas que acompañan al paciente, ya sea los padres u otros familiares, que sin quererlo contribuyen a que el chico se tensione más y la cuestión se complica un poco. Tanto en estos casos especiales como en para el común de la gente es necesario prepararlos con la realidad de la visita al odontólogo: nada es tan grave ni doloroso como se piensa".

Consultado acerca de la existencia de patologías o problemas en la dentadura que sean una constante debido a la alimentación o a los hábitos de vida actuales, el profesional indicó que "la zona de Espigas, Recalde y Tapalqué es propensa a lo que se llama ‘fluorosis dental’, debido a que hay exceso de flúor en el agua. Esto pasa porque se ingiere esa agua desde pequeño y el germen dentario se desarrolla y tiñe los dientes. En Olavarría no veo nada en particular que se dé como una constante en la región, sólo lo habitual como caries o gente que viene a hacerse limpieza de sarro".

De todos modos, Paúl señala "como el mal de estos tiempos de estrés es sin dudas el bruxismo, que es el hábito involuntario de apretar o rechinar las estructuras dentales sin propósitos funcionales, que genera contracturas y desgaste de los dientes. Para solucionar este problema hay que hacer estudios de la articulación temporomandibular para ver cómo están los cóndilos y luego se hacen unas placas miorrelajantes que el paciente debe usar a la noche para no apretar los dientes y lograr la relajación. Podríamos decir que el bruxismo es algo que se da en este tiempo con mucha frecuencia y es producido por el estrés".

Belleza y estética

La belleza y la estética están íntimamente relacionadas con la dentadura que suele funcionar como la carta de presentación de las personas.

"La gente se preocupa mucho por la estética, así que muchos vienen a pedir el blanqueamiento dental ‘como el Luciana Salazar’. Primero vamos a aclarar la diferencia entre el blanqueamiento y la limpieza: el primero es el que deja los dientes del tono que nosotros llamamos ‘blanco inodoro’, como el de Susana Giménez, que no existe naturalmente, y la limpieza del sarro por su parte es algo más saludable que estético. También hay que pensar que para hacer el blanqueamiento muchas veces hay que sacrificar dientes porque hay que hacer tratamientos no convencionales para que el paciente se vaya con la sonrisa blanca encandilante. Es que el blanqueamiento puede hacerse con productos químicos, algo que consiste en que el paciente venga al consultorio, le hacemos una sesión y después lo continúa unos días en su casa, dependiendo del grado de tinción que tengan esos dientes. El otro es un proceso más complicado por medio del cual se hacen carillas, lo que implica desgastar dientes, luego pegarles encima unas laminitas para que se vean bien blancos y más grandes".

El odontólogo asegura que en lo que tiene que ver con la estética dental, lo primero que la gente se hace es la ortodoncia "muchas veces porque hay un diente que está un poquito torcido y tal vez el criterio del profesional indique que no hay necesidad de colocar ortodoncia, pero el paciente prefiere hacerlo y lo hace. A esto le sigue, una vez que se retira la ortodoncia, el blanqueamiento, sobre todo porque es moda".

Implantes

Finalmente Claudio Paúl se refirió a los implantes "algo que ya no es novedoso pero es fabuloso para pacientes a los que les faltan piezas dentales. Este procedimiento lleva cierto tiempo y su costo es importante debido a los problemas de importación, por lo que hay que acomodarse a los materiales con los que se pueda contar y sobre todo a la economía de cada paciente, pero es algo cada vez más efectivo. Claro que pueden ser rechazados aunque esto ocurre cada vez menos, y hay pacientes no aptos, como quienes sufren de bruxismo, los diabéticos o los fumadores, porque en este último caso la nicotina impide que se forme hueso alrededor del implante para que se produzca la osteointegración".