El problema del agua potable a escala mundial se agrava cada vez más. El Banco Mundial nos recuerda que en los últimos 50 años, el almacenamiento de agua natural en el mundo ha disminuido en 27 billones de metros cúbicos debido a la degradación de la tierra, el agotamiento de las aguas subterráneas y la pérdida de humedales. 

Este informe resalta que ahora, 1 de cada 10 personas vive en países que enfrentan grave escasez de agua, y, 1 de cada 4 niños experimentará estas condiciones de aquí a 2040. Los fenómenos meteorológicos extremos están haciendo que los ciclos del agua sean más erráticos. Para 2050, casi la mitad de la población mundial podría verse afectada por sequías, que provocarán alteraciones en la agricultura y los medios de subsistencia.

Bolivia cuenta con grandes reservas de agua dulce. Se cuenta con el Pantanal de Puerto Suárez, conocido como el Pantanal Boliviano, que atraviesa ríos y lagunas importantes, como el río Paraguay en la Cuenca del Plata y la laguna Cáceres. El PantanalBoliviano es una región transfronteriza que se extiende por varios países de América del Sur, incluyendo Bolivia, Brasil y Paraguay, constituyéndose en una de las áreas de humedales más grandes y biodiversas del mundo. Asimismo, Bolivia forma parte de la Cuenca Amazónica, una de las regiones más biodiversas y ricas en recursos hídricos del planeta. Bolivia proporciona un porcentaje muy importante de este recurso a países extranjeros a través de sus ríos como el río Madeira, el cual nace en la confluencia de los ríos Beni y Mamoré y fluye hacia Brasil, donde desemboca en el río Amazonas. También contamos con el río Beni, que nace en la Cordillera Real de Bolivia y fluye hacia el norte hasta unirse con el río Mamoré, formando el río Madeira. 

Para preservar este recurso, es fundamental implementar prácticas de gestión sostenible del agua, como la protección de las fuentes de agua, la reducción de la contaminación y la promoción del uso eficiente del agua. Además, es importante invertir en infraestructura para mejorar el acceso al agua potable y saneamiento básico, especialmente en áreas rurales y vulnerables.

Debemos estar conscientes de que los “chaqueos”, quemas descontroladas de bosques, incendios forestales, especialmente en el oriente del país, son los principales causantes del deshielo que, en pocos años más, será la causa de más escasez de agua para los bolivianos. Esta potencial amenaza hídrica debe ser tomada en cuenta en las políticas preventivas de las autoridades gubernamentales, tanto nacionales, departamentales como locales.

La escasez de agua potable afecta no solo a las comunidades más vulnerables, sino que también tiene impactos significativos en la economía y el medio ambiente. La agricultura, que es uno de los principales usuarios de agua, se ve particularmente afectada, lo que puede llevar a una disminución en la producción de alimentos y un aumento en los precios. Además, la falta de acceso a agua potable y saneamiento adecuado puede tener graves consecuencias para la salud pública, incluyendo la propagación de enfermedades transmitidas por el agua.

Es fundamental que se tomen medidas urgentes para abordar este problema. Algunas de las soluciones que se pueden implementar incluyen la gestión sostenible de los recursos hídricos, la protección de los ecosistemas acuáticos, la promoción de prácticas agrícolas eficientes en el uso del agua y la inversión en tecnologías de tratamiento y reutilización de agua. Además, es importante concienciar a la población sobre la importancia de conservar el agua y promover prácticas sostenibles en el uso diario. 

El documento del Banco Mundial es enfático al afirmar que “la seguridad hídrica no consiste solo en evitar la escasez de agua, sino que sustenta la resiliencia, la estabilidad económica y la reducción del riesgo de desastres”.

Debemos tener muy claro que la seguridad hídrica para lograr soluciones sostenibles, es ir más allá de las respuestas reaccionarias, como optimizar el almacenamiento de agua, aprovechar la innovación digital, fortalecer la gestión, y aumentar la inversión necesaria. Asimismo, asegurar este recurso para el futuro requiere un conjunto más amplio de soluciones como un mejor financiamiento, gestión más sólida, tecnología de punta y alianzas que impulsen un gran impacto.

Garantizar el acceso al agua para todos los bolivianos es un desafío que requiere la acción conjunta del Estado, la sociedad y la comunidad internacional. Es fundamental que se tomen medidas efectivas para proteger y conservar los recursos hídricos, promover el uso sostenible del agua y mejorar el acceso al agua potable y saneamiento básico. Solo así se puede asegurar un futuro más próspero y sostenible para Bolivia.