Nos engañaron con la primavera
“La FIFA es una multinacional que se está comiendo a la pelota" - Diego Armando Maradona
Una vez más Estados Unidos y la máxima entidad del fútbol internacionalhaciendo de las suyas. El mundial de clubes 2025, que se anunció con bombos y platillos en el mundo deportivo nos llenó de ilusión. River y Boca fueron los clubes argentinos clasificados y junto a Palmeiras, Botafogo, Flamengo y Fluminense representan al continente sudamericano.
Bolivia, Paraguay, Chile, Ecuador y Colombia han sido excluidos indirectamente, porque en el choque de fuerzas hay países que no tienen ni tendrán las mismas posibilidades.
En el pasado reciente, una de las últimas imágenes del fútbol argentino en Estados Unidos fue ver a la selección argentina de Messi perder la final de la Copa América 2016. Una imagen anterior, del pasado profundo, es de las más dolorosas de la historia del fútbol nacional: Maradona con la enfermera, camino al antidpoping que sepultará las esperanzas de esa selección argentina que tenía deseos y equipo para ser nuevamente finalista, luego del bicampeonato del 86.
Estados unidos no le sabe bien al fútbol sudamericano, aunque en Brasil existen otros recuerdos, el campeón mundial de 1994, justamente la misma fecha en que Diego Maradona, sin ser escritor, inventó una de las mejores metáforas de la historia crítica del fútbol y los poderes al gritarle en la cara a la FIFA: “me cortaron las piernas”. Este año nos encuentra en otro contexto, con el fútbol brasileño en un nivel superlativo, con retornos de jugadores europeos que no están de vuelta y con resultados a la vista.
Los únicos equipos capaces de competirle a los europeos en este formato de fase de grupos, son los brasileños. Justo el país sudamericano más grande en el que los clubes tienen un poder adquisitivo casi europeo y en el que Botafogo, actual campeón de la Copa Libertadores es una sociedad anónima, propiedad de John Textor, empresario justamente estadounidense.
¿En qué momento creímos que el futbol argentino podía disputarle poder a los europeos? Este formato del Mundial de Clubes suena a seudocompetencia, una nueva conquista de América en que los ejércitos europeos están armados hasta los dientes y los soldados de la patria van en carretilla tratando de evitar las bajas. Perder con el Bayer o con el Inter por la mínima diferencia no es poder competir. El capítulo de las hinchadas es relevante, en un país con la mayor recesión económica de la historia, miles de hinchas de clase media yalta, con alguno que vendió todo para poder llegar, fanáticos acompañan a sus equipos a esa absurda disputa de poderes extrafutbolísticos.
Nunca el fútbol fue tan desigual entre el norte y el sur, con excepción de Brasil, un gigante de Sudamérica que equilibra el continente, pero desplaza a los equipos de otros países de cualquier posibilidad de competir. Los brasileños ganaron consecutivamente las últimas seis copas libertadoras y los argentinos hicieron algunos papelones. El último acto de justicia en esta simbólica guerra del fútbol fue de Boca Juniors y particularmente de Juan Román Riquelme que, junto a Martín Palermo, ganó las finalesintercontinentales de 2001 y 2003.
Primero al Madrid, el equipo más poderoso del mundo, dos goles en 6 minutos de juego para ser campeón. Dos años después al Milan de Cafú y Kaká. Ese Boca Juniors nos dejó con la boca abierta y la dignidad muy alta, pero esta vez mordimos el anzuelo, en la vieja intercontinental teníamos más posibilidades pero hoy somos testigos de este mundial que más de clubes, es de capitales europeos y norteamericanos, nos engañaron con la primavera y con la fase de grupos pero aunque les pese, el campeón del mundo sigue siendo sudamericano y el semillero está intacto.