El Banco Central de Bolivia informó recientemente que las reservas internacionales netas (RIN) superaron los 2.800 millones de dólares, lo que representa un incremento de más de 800 millones en los últimos seis meses. Si bien este crecimiento podría considerarse significativo, el economista Gonzalo Chávez sostiene que el repunte debe analizarse desde una perspectiva histórica más amplia y con cautela.

En 2014, Bolivia contaba con más de 15.000 millones de dólares en reservas, una cifra que se desplomó a tan solo 1.700 millones en 2023, marcando una caída superior al 90%. Según Chávez, el aumento actual implica que “estamos saliendo del fondo del pozo”, pero aún muy lejos de alcanzar niveles considerados saludables para respaldar la estabilidad económica del país.

Uno de los aspectos más preocupantes señalados por el analista es la menor frecuencia en la publicación de los datos del BCB. Mientras antes se actualizaban semanalmente, hoy sólo se presentan de manera semestral, reduciendo la transparencia y generando incertidumbre entre los actores económicos en un contexto de alta volatilidad.

En cuanto a la composición de las RIN, se estima que más del 90% se encuentra en oro físico, en lingotes de “good delivery” y una mínima parte en efectivo líquido. Chávez advirtió que el monto disponible en divisas no superaría los 80 millones de dólares, lo que solo alcanzaría para cubrir tres a cuatro semanas de importaciones de combustibles como diésel y gasolina. Este bajo nivel de liquidez inmediata limita la capacidad de maniobra del país ante emergencias financieras o presiones del mercado cambiario.

El reciente incremento de las reservas estaría más relacionado con la subida del precio internacional del oro, que actualmente supera los 3.300 dólares por onza troe, que con una mejora real en la entrada de divisas o fortalecimiento del comercio exterior. Además, si bien la legislación financiera vigente permite empeñar parte de ese oro, la venta directa sigue prohibida, lo que limita su uso práctico para sostener el tipo de cambio o realizar pagos urgentes.

“Las reservas siguen siendo extremadamente vulnerables. No hay flujo de dólares. Tenemos más oro, pero es un activo inmóvil. Y el mercado paralelo refleja esta debilidad, con una cotización del dólar que duplica el tipo de cambio oficial”, concluyó Gonzalo Chávez.

La situación evidencia que, pese al leve repunte, la posición externa de Bolivia continúa en una fase crítica, con grandes desafíos estructurales que aún no han sido resueltos.