Los dirigidos por Lionel Scaloni y Pablo Aimar -quienes desde hoy se encargarán del seleccionado mayor, hasta diciembre- festejaron así un título lógico desde su jerarquía (enfrentó combinados menores y tan solo cedió un partido, ante India, cuando ya estaba clasificado) pero impensado semanas atrás, cuando AFA era un polvorín.

Los chicos albicelestes comenzaron la final de mala manera, ya que a los 11 minutos Diveev puso en ventaja a los organizadores del último mundial. Pero apenas un puñado de segundos después el delantero Facundo Colidio -de Inter, elegido mejor jugador del torneo- forzó el empate.

El resto del partido se debatió en el temor de ambos equipos de ceder una derrota, algo que se acrecentó en Rusia tras la expulsión de Kiselev. Ya en el suplementario, cuando apenas corrían dos minutos, Marinelli puso cifras definitivas al marcador, que fueron de esa manera porque el arquero Jerónimo Porteau -de Estudiantes, elegido como el mejor del torneo en su puesto- salvó con una atajada el honor albiceleste.