Lo sorprendió una cruel enfermedad, por esas absurdas coincidencias del destino la misma que se llevó a Popa, en Misiones, donde pasaba unos días en la casa de su hija, radicada desde hace mucho tiempo en Santo Pipó.

"Cacho" Zanelli llegó a Olavarría en 1942 desde Azopardo, localidad cercana a Puan, donde sus padres tenían un almacén de ramos generales. Decidieron mudarse para no interrumpir su educación formal, porque en la zona que también abarcaba Pigüé y Coronel Suárez no había colegios secundarios. Había nacido el 12 de septiembre de 1928.

Como futbolista fue figura en un equipo histórico, conformado Juancho Castellanos; Louge y José María Agüero; Ghidina, Omar Rafael Armendano y Musa; Zanelli, Salías, Barresi, Martínez y "Taso" Armendano que, pese a su brillantez, no pudo salir campeón en el arranque de la década del 50, relegado por un gran San Martín.

Cacho lograba llevar a las canchas sus virtudes de atleta en carreras de velocidad. "Era un picador que Dios me libre", lo destacó uno de sus compinches, el Vasco Salías, en una nota publicada hace dos años con motivo del centenario chaira.

"En ese tiempo, los técnicos me hacían jugar contra la raya; no me dejaban mover de ahí", recordaba Cacho, un formidable atleta que en los 100 metros llanos tenía una marca apenas dos décimas por encima de Gerardo Bonhoff, el argentino que por 18 años ostentó el récord nacional para la distancia.

"Los del fútbol eran muy celosos, y no querían que jugáramos el sábado al básquetbol y el domingo al fútbol. Tal es así que yo, en 1954, dejé de jugar al fútbol para dedicarme al básquetbol", reveló un día, apeado de esa bicicleta con la que recorría la ciudad riéndose de los almanaques.

En el comercio local, durante décadas atendieron junto con su esposa la afamada Joyería El Danubio, primero en la calle Necochea y luego en la céntrica esquina de Vicente López y Dorrego. Fue socio fundador de la Asociación Amigos de la Calle Necochea, que realizó inolvidables fiestas en la popular y comercial arteria del microcentro, colaborador activo en el Colegio San Antonio.

Retirado de la actividad deportiva, "Cacho" Zanelli fue importante actor en distintas comisiones directivas de Racing, y en su Parque Olavarría trabajó como improvisado albañil poniendo bloques en las paredes del gran gimnasio, junto al "Vasco" Salías y a Castillo.

Casualmente días atrás se había comunicado con el "Tano" Zangara para decirle que a su regreso de Misiones quería visitar la obra del nuevo piso flotante.

No pudo ser, pero sobran razones para que en algún lugar de ese gimnasio por el que tanto hizo su nombre quede inmortalizado para siempre.