En América Latina, la diversidad lingüística es una característica distintiva, con 522 pueblos indígenas que hablan 420 lenguas originarias diferentes, según el Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en América Latina de Unicef. Sin embargo, esta riqueza está en peligro, con una lengua desapareciendo cada dos semanas, según advierte la ONU en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna.

Los procesos históricos, como la colonización y la catequización, han contribuido a la marginalización de las lenguas indígenas en favor de idiomas dominantes como el español y el portugués. Hoy en día, el 26% de las lenguas indígenas en la región enfrentan un serio riesgo de desaparición, según el Atlas sociolingüístico.

La globalización también desempeña un papel crucial en el desplazamiento de las lenguas indígenas, con una visión eurocentrista que subordina las lenguas maternas a idiomas dominantes, provocando su relegación a un segundo plano.

Factores como la transmisión intergeneracional, el contexto sociolingüístico y la exclusión social contribuyen a la pérdida de idiomas indígenas, según el Banco Mundial. La discriminación estructural también juega un papel importante, junto con el desconocimiento y la ignorancia sobre la riqueza lingüística y cultural de las comunidades indígenas.

A pesar de estos desafíos, existen esfuerzos para preservar las lenguas indígenas, como el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas del Mundo proclamado por la ONU. Instituciones educativas como la UNAM en México ofrecen cursos de lenguas maternas, y se enfatiza la importancia de una mayor conciencia colectiva y compromiso con el desarrollo de las lenguas indígenas en la sociedad.

La diversidad lingüística en América Latina es una parte integral de su identidad cultural, y su preservación es fundamental para garantizar un futuro en el que todas las voces tengan espacio y reconocimiento.