Verónica Toussaint, reconocida actriz y presentadora, falleció inesperadamente el pasado 16 de mayo a los 48 años, dejando en shock tanto a su familia como a la comunidad médica que la atendía. A pesar de recibir un pronóstico favorable en su lucha contra el cáncer de mama, su muerte repentina ha sido un duro golpe para todos los que la conocían y admiraban.

Eduardo Carrillo, periodista cercano a la situación, reveló que la familia de Verónica no estaba preparada para su fallecimiento, hasta el punto de no tener organizado un lugar para velarla. Esta falta de preparación refleja la confianza que tenían en su recuperación, basada en las evaluaciones médicas que indicaban una evolución positiva en su tratamiento.

Durante su última internación, que duró más de 10 días, Verónica se mantuvo en contacto con amigos y colegas, asegurándoles que se encontraba bien y que seguía luchando con optimismo. Sin embargo, los tratamientos de quimioterapia y radioterapia habían sido especialmente agresivos debido a la naturaleza invasiva de su recaída.

La actriz había dejado su participación en el programa ‘¡Qué Chulada!’ algunos meses antes de su muerte, priorizando su salud sobre su carrera profesional. Según Carrillo, después de superar inicialmente el cáncer, la enfermedad regresó con mayor agresividad, lo que llevó a tratamientos más intensos y debilitantes.

La familia de Verónica ha optado por mantener un bajo perfil en los medios durante este difícil momento. Su madre, según informes, se encuentra devastada pero tranquila, encontrando consuelo en compartir recuerdos y anécdotas sobre su hija.

En un último acto de respeto a sus deseos, los restos de Verónica Toussaint serán esparcidos en un jardín, cumpliendo así su última voluntad. Este gesto simbólico refleja su amor por la naturaleza y su deseo de dejar un legado de belleza y serenidad.