En los Estados Unidos, numerosas personas optan por retirarse a partir de los 62 años y dependen de los beneficios del Seguro Social. Aunque esta decisión puede ser acertada, hay diversos factores cruciales que deben considerarse.

Aspectos como la edad de jubilación, los ingresos acumulados y los años de servicio tienen un impacto directo en la cantidad final que se percibirá. Un aspecto poco conocido es el porcentaje que se recibirá al retirarse a la edad mínima de 62 años, ya que no se obtendrá el 100 % de las prestaciones sociales.

La jubilación anticipada puede resultar favorable si se cuentan con sólidos ahorros y fuentes de ingresos adicionales. Sin embargo, si existen hipotecas o préstamos pendientes, esta opción podría no ser la más adecuada. Por otro lado, esperar hasta los 66 años y seis meses activa la cláusula máxima, proporcionando un aumento del 8 % por cada año que se retrase la jubilación, acumulando un extra del 24 % hasta los 70 años.

Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, casi 70 millones de personas se benefician del Seguro Social. Este organismo revela en su sitio web que el Seguro Social contribuye al menos al 50 % de los ingresos en más de la mitad de los hogares liderados por personas de 65 años o más. En uno de cada cinco hogares, el cheque del Seguro Social representa más del 80 % de los ingresos, evitando que más de 26 millones de personas caigan por debajo de la línea de pobreza.

Hasta marzo de 2023, aproximadamente el 74 % de los beneficiarios eran jubilados, mientras que el resto incluía cónyuges, excónyuges e hijos (4 %), trabajadores discapacitados y sus familias (13 %), y sobrevivientes de un beneficiario fallecido (9 %).

Un dato relevante es que, si se cumplen los requisitos para recibir beneficios para sobrevivientes o el Seguro por Discapacidad del Seguro Social (SSDI), es posible comenzar a recibir pagos antes de los 62 años.