Ante una prueba importante: un examen, el primer día de un trabajo, la resolución de una deuda nuestro cuerpo sufre estrés. Se trata de un estrés agudo, acotado en el tiempo, que afloja una vez superado el desafío. El corazón se agita, aumenta la secreción de hormonas, se agudiza la visión y los músculos se tensan.

Todas señales intensas, vitales. Sin embargo, cuando las presiones son -o se perciben- como permanentes, el estrés se vuelve crónico y, en lugar de funcionar con vitalidad, el organismo comienza a enfermarse.

El estrés continuado puede tener un efecto acumulativo sobre el cuerpo y la psique y producir problemas severos de salud mental en etapas avanzadas de la vida.

Para contrarrestarlo, aprender a permanecer quietos, sentados o de pie, sin hacer nada y prestando atención a la propia respiración durante unos minutos, parece ser la manera de calmar la mente, relajar el cuerpo y sentirse renovado.

Según una investigación de la Universidad de California en Irvine, publicada en la revista "Psychological Science", la tensión nerviosa que sufre una persona cotidianamente puede afectar negativamente a su salud cognitiva en el futuro. Las irritaciones del día a día van haciendo "que el vaso se colme" y, en concreto, son las respuestas emocionales negativas a molestias cotidianas las que tienen este "efecto acumulativo", según Susan Charles, profesora de Psicología y Comportamiento Social en la UCI y autora principal del estudio.

Tras analizar los datos de dos encuestas nacionales efectuadas en Estados Unidos, Charles y su equipo descubrieron que discusiones con la pareja, los conflictos en el trabajo, las esperas de pie en largas colas, el tránsito y otras situaciones que causan estrés crónico, "son factores que predicen la aparición de angustia psicológica y de ansiedad diez años después".

Por ello, Charles recalca la importancia de "regular las emociones y mantener un equilibrio emocional", ya que cambiar la forma de responder ante el estrés, "es tan importante, para nuestra salud física y psicológica, como mantener una dieta saludable y seguir una rutina de ejercicio físico".

El arte de no hacer

Para Iñaki Rivero Urdiain, profesor de Psicología de la Universidad del País Vasco se puede "aprender a descargar las tensiones acumuladas practicando la quietud, aprendiendo a vaciar el movimiento del cuerpo y, sobre todo, el de la mente". Este máster en QiGong y especialista en psicología china aplicada al desarrollo humano propone un método sencillo y efectivo basado en la no acción, "que después de practicarlo ?asegura- permite que la persona se sienta renovada, con el cuerpo más ágil y la mente más clara".

Este ejercicio para soltar las tensiones, que se recomienda hacer de pie, aunque también puede hacerse sentado, está indicado para personas con excesiva tensión física, mental y emocional; ansiosas, preocupadas, fatigadas o cansadas después de un día de trabajo.

Hay que elegir un lugar tranquilo, relajar los ojos de tal modo que estén semicerrados y respirar de manera natural. La cabeza erguida sin emplear fuerza y sin tensar la nuca. Los brazos, relajados a ambos lados del cuerpo (si está sentado, los brazos estarán descansando sobre las piernas).

Descargue el peso del tronco hacia abajo, hacia la pelvis. Afloje la cintura y sienta sus pies. Luego sienta como su cabeza está erguida y relajada de tal modo que la parte superior roza el cielo mientras que sus pies están sólidamente enraizados en la tierra. Si su cuerpo se balancea o se pone a hacer algún tipo de movimiento, déjelo que se exprese, no lo pare, se irá aquietando poco a poco, cuando elimine las tensiones acumuladas. En esta posición disfrute durante unos cinco minutos del placer de no hacer nada, dejando descansar la mente, dejando que pasen los pensamientos sin emitir juicios sobre ellos.

La meditación, los ejercicios que propone el yoga, el mindfullnes y las nuevas técnicas de respiración antiestrés ofrecen numerosas alternativas para evitar el envejecimiento prematuro y los problemas de salud que desencadena el estrés crónico.