Con el trasfondo de la tensión por el debate en el Senado de la ley Bases y el paquete fiscal y las consecuencias socio-económicas del duro plan de ajuste oficial, la CGT llevó a cabo este jueves su segundo paro general contra la administración de Javier Milei a la que le reclamó "rectificar el rumbo" a fin de evitar una escalada en el conflicto.

A diferencia de la protesta del 24 de enero, ésta tuvo un alto acatamiento por la paralización del transporte -sólo circularon algunas líneas de colectivos del AMBA pero casi sin pasajeros-, y la suspensión de la actividad fabril, aunque sí muchos comercios abrieron sus puertas para intentar mitigar las pérdidas que gatilla la actual recesión y hubo gente en las calles.

La huelga provocó fuertes cruces entre referentes del Gobierno y los jefes gremiales. Si bien la conducción cegetista evaluó como "un éxito" la medida de fuerza y amenazó con continuar el plan de lucha en caso que el Ejecutivo no atienda este "llamado de atención", aguarda que prime la sensatez y se retome el "diálogo social". No hay, en este sentido, consenso entre las diferentes tribus gremiales para escalar el conflicto y organizar un paro de 36 horas tal como piden los sectores más duros.