La presión sobre el dólar en Argentina se intensifica debido a varios factores, tanto externos como internos. La demora en la aprobación de la octava revisión del FMI, que debería habilitar un desembolso de US$800 millones, es uno de los elementos principales. A pesar de la falta de problemas técnicos, la falta de precisión en la fecha de la reunión del Directorio del FMI sugiere posibles obstáculos políticos.

Por otro lado, la resolución del swap con China también añade incertidumbre. Con vencimientos por US$2.800 millones en junio y US$1.900 millones en mayo, se espera que Argentina deba desembolsar parte de estos pagos, lo que afectaría las reservas internacionales.

A nivel interno, la acumulación de vencimientos en pesos del Tesoro Nacional genera preocupación, ya que el Gobierno deberá mantener el superávit fiscal para cumplir con estos compromisos. La reciente aprobación de una nueva ley de movilidad jubilatoria también agrega presión sobre las cuentas públicas y podría impactar en el equilibrio fiscal.

Aunque el presidente ha anunciado que vetará la ley, su sanción podría ser interpretada como una debilidad política, lo que afectaría la confianza de los mercados en la capacidad del Gobierno para llevar a cabo reformas económicas necesarias.