Alemanes del Volga: una identidad que sigue latiendo a través de sus colonias
Colonia Hinojo fue el primer asentamiento del país, a 15 kilómetros del centro de Olavarría. Luego se sumaron Colonia San Miguel y Colonia Nievas. Llegaron hace 138 años, casi con la fundación de la ciudad y aún hoy mantienen los lazos, las costumbres, las festividades, las danzas, las comidas típicas y el patrimonio cultural.
Su padre nació en el barco que transportaba a sus abuelos alemanes, en la zona de Porto Alegre (Brasil), en busca de mejores horizontes para recalar en Coronel Suárez, aunque años después él optó por Colonia Hinojo, luego de casarse con su madre.
"Toda mi vida la pasé acá, ya que vine a los 3 años; ahora tengo 69", exhibe esta mujer que habla y enseña alemán, sintiéndose parte de un microclima que recrea costumbres, música, danzas, comidas y tradiciones germanas, al igual que los demás descendientes.
Colonia Hinojo "se fundó el 5 enero de 1878, fue el primer asentamiento de alemanes en la Argentina; después llegaron otros inmigrantes pero no tenían las tierras parceladas y se fueron a Entre Ríos. Acá había 8 familias y 5 solteros", comenta Steinbach, miembro de la comisión distrital e integrante del consejo directivo a nivel nacional.
Este año se cumplieron cuatro décadas desde que la Asociación de Alemanes del Volga adquirió dicha identidad, "cuando dejaron de llamarnos ‘rusos’. Fue en Crespo, Entre Ríos, el 15 de abril de 1976 donde se firma el acta y se da la identidad ‘alemanes del Volga’", explica la mujer, en diálogo con EL POPULAR.
Los alemanes del Volga son descendientes directos de familias alemanas que habían vivido en Rusia durante décadas, en aldeas cercanas a la ciudad de Sarátov, y mantuvieron sus tradiciones hasta que debieron migrar, tras la caída de Catalina la Grande. En el partido de Olavarría se conformaron tres colonias que mantuvieron ese legado: Colonia Hinojo, Colonia Nievas y Colonia San Miguel.
La Argentina como opción
Aproximadamente medio año antes de la salida en masa de los alemanes del Volga, habían llegado ya unas 100 personas al Brasil pero tanto la tierra como el clima no eran aptos para el cultivo de cereales. Un alemán del Volga, que había visitado la Argentina, sostenía que este era el único país de Sudamérica que cumplía con los fines agrícolas y ganaderos.
En 1874, el presidente Nicolás Avellaneda impulsaba medidas que promovían la colonización de las pampas con agricultores europeos y eso permitió formalizar el convenio de la radicación en colonias de familias de alemanes el Volga.
El 24 de diciembre de 1877 desembarcaron las primeras 8 familias. Arribaron al puerto de Buenos Aires y desde allí se movilizaron en ferrocarril hasta lo que hoy es la ciudad de Azul. Posteriormente, en carros tirados por bueyes recorrieron unos 35 kilómetros hasta arribar a un lugar previamente designado, a orillas del arroyo Hinojo.
Así, con la inmigración de grandes grupos familiares, a la nueva colonia la denominaron "Kamenka", en alusión a la aldea alemana de la cual provenían y que luego pasó a denominarse Colonia Hinojo. Le siguieron otras dos colonias en Olavarría: la Colonia San Miguel y la Colonia Nievas. En el resto del país fueron: 11 en Buenos Aires, 21 en Entre Ríos, 6 en La Pampa, 3 en Córdoba y 2 en el Chaco.
La agricultura y la herrería -un oficio que practicaron para hacer y reparar sus herramientas y maquinarias de cultivo- fueron dos de sus principales actividades.
"Tratamos de mantener las costumbres, sí", admite Chicha, con orgullo, al mirar esas colonias que son testimonio indiscutido de una cultura que combina trabajo con religiosidad y arte con tradiciones.
El desembarco
Colonia Hinojo tiene cerca de 1.000 habitantes y es la comunidad más grande. Se fundó en 1887 y se destaca por su bonita iglesia y su museo que recrea la historia local.
A Colonia San Miguel se llega bordeando las Sierras Bayas. A 24 kilómetros de la planta urbana y con poco menos de 1.000 habitantes, debe sus orígenes a 15 familias de alemanes del Volga llegados en el vapor Hohenstadt en febrero de 1878. Luego de permanecer tres años en Colonia Hinojo, adquirieron el campo de Pedro Kessler, en "el Paraje San Jacinto, y fundaron oficialmente San Miguel el 3 de octubre de 1881", observa Rosa Steinbach. También cuenta con una atractiva iglesia y un museo dedicado a exhibir herramientas y máquinas agrícolas antiguas que se entrecruzan con fotos, recuerdos y la historia oral de los descendientes, cuyos orígenes comienzan con la habilitación de la estación de ferrocarril.
Finalmente Colonia Nievas, que apenas llega a los 10 habitantes, se fundó en 1877 de la mano de 20 familias de alemanes del Volga que provenían de la aldea Holtzel, del lado bajo (Wiesenseite) de la colonización germana del Volga. El pueblo había quedado casi abandonado pero recobró vida a partir de diferentes propuestas gastronómicas y ferias.
Lo que queda
"Mis papás se casaron en Suárez y se vinieron a Colonia Hinojo por el auge de la industria", pero "aun hoy acá se mantienen las costumbres, las canciones, las comidas y el grupo de danzas, y con la Kreppelfest, que es una fiesta popular, es posible comprobarlo. También se celebra la Pascua, la Navidad y la Kerb, que es el día del patrono, el 8 de septiembre", cuenta Rosa.
Lo que nota es que con el tiempo, la comunidad "se ha abierto muchísimo. Hace unos 30 ó 40 años había más conflicto, se discriminaba. Y eso quedó sembrado por lo que vivieron de Rusia, para mantenerse unidos y protegerse, por eso eran cerrados". Tanto que, por ejemplo, "yo doy un taller de idioma alemán y cuesta porque la gente mantiene más el dialecto. En el museo tenemos muchísimos libros en alemán, hay una biblioteca completa donada por hermanas Ermlich", argumenta.
"En el arte culinario se mantiene mucho, así como las reuniones de familia los domingos, las comuniones… La distancia es lo que nos mantiene un poquito alejados de otras colonias, pero hay un intercambio con Coronel Suárez", ejemplifica.
Su abuelo era cochero de una familia de nobles. Vinieron en 1913. "Tenía un tío militar y estaba el malestar por la posible guerra. Entonces, les dijo ‘en la Argentina iban a encontrar amigos’". Inicialmente se dedicaron a la siembra, pero la industria resultó un imán, años después.
"El amasar, el horno de barro, el ayudarle a mi mamá, la música y las comidas", es lo que atesora Rosa de su infancia. Quisiera volver a Alemania, para pisar el suelo donde nacieron sus abuelos aunque siente que éste es su lugar en el mundo.
Un lugar que atesora cultura y tradiciones, que atrae incluso a historiadores japoneses dispuestos a analizar en vivo y en directo estas primeras colonias alemanas, como ocurrió en 2011, a días del tsunami, cuando vinieron investigadores. O que cautiva cuando el programa "Varieté", de TN, los ubica en la vidriera nacional. "Nos llamó mucha gente después de eso, para venir, a partir de la de la Kreppelfest fue increíble. Lo vieron en la tele y fue un boom", reconoce, en relación con ese encuentro que convoca a miles de asistentes a través de las danzas alemanas, desfile de carrozas, autos antiguos, música volguense y puestos de venta de comidas típicas.
Lo cierto es que los colonos alemanes en Olavarría constituyen un patrimonio cultural justamente por esas festividades pero también por sus iglesias, las viviendas tradicionales, los museos, su exquisita cocina, sus danzas y hasta un Ballet Municipal que en 2012 fue galardonado en Alemania, en el Karneval der Kulturen de Berlín.