Masticar es para aprender a comer de lo mejor
Enviado especial de EL POPULAR
Con el lema "Comer rico hace bien" se ingresó al predio El Dorrego, en el corazón del barrio porteño de Palermo, para disfrutar durante cuatro días de la feria gastronómica Masticar. El amarillo de las Estaciones Saludables era el primer impacto en el ingreso, entre miles de personas que colmaron un predio que ya quedó chico en esta cuarta edición -realizada recientemente-, por lo que los organizadores ya están pensando en otro lugar (quizá la Sociedad Rural) para poder brindar lo mejor.
Con periodistas de Mar del Plata, Mendoza y también europeos (Irlanda e Inglaterra), que conformaron un pequeño grupo de seis invitados especiales, fuimos recorriendo los distintos stands para conocer por dentro de qué se trataba Masticar.
Y realmente valió la pena conocer muchas cosas referidas a la alimentación, con recetas increíbles, con productos sanos y orgánicos, con recomendaciones de cada productor regional que llegaron desde el interior y desde los rincones más inverosímiles de la Argentina, y con talleres abiertos -sobre el escenario Miguel Brascó, con tribunas incluidas- en el que los chef más prestigiosos enseñaron y mostraron cómo se cocina, con consejos incluidos: es que hoy día, el sobrepeso afecta a 4 de cada 10 niños porteños y es causado por la mala alimentación y la inactividad física.
Fue bueno compartir dos jornadas recorriendo la feria gastronómica de la mano de Narda Lepes (es increíble cómo la gente se le acerca y le pide fotos, y ella no tiene problemas en dejar el grupo cinco segundos y ponerse en pose para que quienes la admiran se queden felices), quien no hace mucho estuvo almorzando con Mirtha Legrand y le tiró con munición gruesa a los veganos.
También estaban Beatriz Chomnalez, toda una institución y siempre con una sonrisa pese al golpe durísimo que la vida le tenía guardado; Maru Botana, tan sonriente como en las cámaras, lo mismo que Pamela Villar, envuelta en su largo delantal blanco, para mostrar sus exquisitos postres, como los de "Tegui" (Germán Martitegui, uno de los más sofisticados hoy por hoy, dueño de un restaurante donde el cubierto puede llegar a costar 1.000 pesos).
El peruano Gastón Acurio (uno de los mejores de Sudamérica, que dentro de poco tendrá su restaurante en la parisina Champs Elysses) hizo explotar el espacio durante su clase taller, ya que mientras nos acercaba porciones de pescado crudo -exquisito, realmente-, con cebiches riquísimos, explicaba el por qué de la inserción de la cocina japonesa en Perú. También resaltaron Francis Mallmann, Dolly Irigoyen, Osvaldo Gross, Bruno y Olivier, y también los hermanos Petersen, quienes también caminaban entre la gente, como otras caras conocidas que fueron a Masticar: el Zorrito Von Quintiero, Ernestina Pais o Alejandro "Huevo" Muller.
Se dice que pasaron casi 200.000 personas por la 4a edición de Masticar, organizada por Acelga (Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina), donde la gente pudo comprar porciones no muy grandes pero a precios accesibles (entre 30 y 60 pesos), ya que si debía ir a los restaurantes de los cocineros más importantes deberían pagar muchísimo más. Y disfrutaron de los más exquisitos y variados sabores. Así como las bebidas, ya que en el Túnel del Vino, y también en el de la cerveza, había 10 bodegas que presentaron sus mejores productos: Luigi Bosca, Nieto Senetiner, Rutini, Norton, Escorihuela Gascón, Viniterra y Catena fueron algunas, que nos permitieron catar sus malbec, pinot noir y cabernet sauvignon.
Por supuesto que el "mercado" fue uno de los lugares más visitados, porque se podía comprar absolutamente de todo (la organización se manejó con tickets, con puestos de venta que no pararon de trabajar), mientras se pasaba por la barra de Inés de los Santos con tragos novedosos y de los tradicionales pero todos riquísimos, y un poco más allá el stand de libros que enseñaban cómo alimentarse con los consejos de una nutricionista, y el de Estación Saludable (hay 40 en toda Capital Federal), donde había controles de salud y también se hacía ejercicio: pasaron por allí 10.000 personas y cada una se ganó una manzana...
Y dentro del "mercado", donde el ingeniero agrónomo Agustín Benito era el coordinador ("acá se juntan los productores del interior con los grandes chefs, que van hasta el stand y le compran toda la producción. Esa es la idea, que muestren lo que hacen en el interior y los que cocinen puedan tener lo mejor para hacer sus platos, así como los mejores restaurantes de Buenos Aires que vienen a comprar todo", explicó). Se podía encontrar: vinagres de fruta, salsas de tomates pelados a mano, duraznos pelados a mano (un trabajo absolutamente artesanal, y por eso la empresa se llama Nuestras Manos, de origen mendocino), blends de té a base de mezcla de flores, ajo negro, harina de algarroba apta para celíacos y pulpas de jugo de frutas orgánicas.
Miel y dulce de leche orgánico certificado ("aclará que es certificado, porque me lo inspeccionan y es así, sin aditivos ni conservantes", dijo Raúl, llegado desde la bonaerense Las Heras, a cargo del stand), productos de mar llegados desde el sector patagónico argentino (con ostras llamadas navajas y mariscos -que están vivos- llamados panapea, realmente "pornográficos" por su forma), aceite de sésamo virgen y tostado, de almendra y también de pistacho; las especias Saros, sin conservantes y 100% naturales, siendo sabores regionales especiales para la cocina argentina; y el llamativo vino de kiwi orgánico (el orgullo de Marisa Inocenti, quien dijo que "en Italia hacen vino de frutas, pero nosotros somos los primeros en hacer de kiwi, con 1.500 plantas que tenemos en Mercedes. Mi papá, italiano, trajo la receta desde Bolonia, y hacemos una producción limitada de 200 botellas").
Sin dudas, es para volver y seguir comiendo y disfrutando de los mejores productos naturales. Encima, salidos de la cocina de los mejores cocineros argentinos.