Se calcula que afectan al 1 por ciento de los niños: "Es habitual que aparezcan entre los 6 y 8 años, y suele haber algún antecedente familiar", explicó el doctor Claudio Waisburg, director médico del Departamento Infanto Juvenil del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, en una nota que reprodujo Yahoo en Internet.

Los motivos de fondo son, sobre todo, genéticos y perinatales: bajo peso al nacer, tabaquismo o estrés extremo de la madre durante el embarazo, intoxicaciones, falta de oxígeno en el momento del parto, entre otros.

La buena noticia es que en el 75% de los casos, los tics desaparecen en la adultez. Sin embargo, la consulta médica es clave porque el tic puede desaparecer con la edad, pero los problemas asociados, no. Por esto, hay que consultar para saber con qué se lidia y cómo.

Existen tics de todo tipo. Simples -movimientos de pocos músculos, como parpadear- y complejos, como saltar, hacer gestos obscenos o lanzar frases ofensivas. Según la doctora Ana Rozenbaum, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, especialista en niños y adolescentes, los más comunes son los tics faciales, además de los de cabeza y cuello.

Los más comunes son:

Tics faciales: guiñar el ojo, parpadear, fruncir la nariz o la frente, hacer muecas con los labios o silbidos.

Tics de la cabeza y cuello: saludar, rotarla, levantarla.

Tics de tronco y miembro: elevar hombros, brazos o manos, generalmente de un lado.

Tics respiratorios: resoplar, bostezar, carraspear.

Tics verbales: gritos, palabras, frases.

Prevenir las consecuencias emocionales de los tics es otro motivo para consultar a tiempo.

Entre los tics o gestos repetitivos de famosos, uno de los casos es el de Ramón "Palito" Ortega, quien saca la lengua al hablar más de lo común. La diputada Elisa Carrió sonríe cuando cierra una frase y también mira hacia el costado mientras habla. Eugenio Zaffaroni, juez de la Corte Suprema de la Nación, cierra los ojos con fuerza, mientras que el ex ministro de Economía Alvaro Alsogaray guiñaba uno de ellos repetidamente.

Entre los ídolos teens que sufren este tipo de tics se encuentra Zac Efron, protagonista de las películas de High School Musical en los Estados Unidos, quien se rasca compulsivamente los brazos hasta lastimarse. Y Robert Pattinson, galán de la saga Crepúsculo, tiene la manía de llevarse las manos a la cabeza constantemente.

Wolfgang Amadeus Mozart jugaba incesantemente con sus manos y golpeaba el piso con el pie. Por su parte, el escritor Samuel Johnson es un ejemplo de libro: emitía sonidos, como si rumiara o cacareara, movía los pies, giraba los dedos y torcía las manos.