En un movimiento estratégico antes de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, los demócratas del Senado están haciendo un nuevo intento para aprobar un proyecto de ley de seguridad fronteriza que fue bloqueado anteriormente por los republicanos. Esta iniciativa llega en un momento crítico, ya que las encuestas indican que la inmigración ilegal es una preocupación predominante para los votantes, especialmente con los cruces ilegales desde México alcanzando cifras récord.

El líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, anunció que reintroduciría la ley, la cual fue el resultado de negociaciones entre representantes de ambos partidos. A pesar de ser aprobada por los demócratas, la medida enfrentó un obstáculo significativo en febrero cuando los republicanos, influenciados por el expresidente Donald Trump, la bloquearon. Trump ha convertido la seguridad fronteriza en un punto central de su campaña electoral, llegando a asumir la responsabilidad por el bloqueo de la legislación.

En una carta a sus colegas senadores, Schumer criticó la actitud partidista en torno al tema, enfatizando la necesidad de una solución bipartidista que realmente asegure las fronteras estadounidenses. "El pueblo estadounidense no puede darse el lujo de jugar juegos de culpas partidistas. Quiere acción bipartidista para asegurar nuestra frontera", escribió Schumer.

Sin embargo, los republicanos perciben esta reactivación del proyecto de ley como un maniobra política de los demócratas para fortalecer su posición en unas elecciones altamente competitivas y desviar la atención de la gestión de Biden en materia de fronteras, la cual ha sido ampliamente criticada.

El Senado se encuentra dividido con una mayoría ajustada de 51-49 a favor de los demócratas, lo que complica aún más las perspectivas de aprobación de la ley. Aunque el proyecto es uno de los más estrictos en mucho tiempo, se anticipa que no alcanzará los 60 votos necesarios para su aprobación, dada la oposición no solo de los republicanos, sino también de algunos demócratas, incluidos miembros hispanos y progresistas.

Este debate en el Senado destaca las profundas divisiones partidistas en torno a la política de inmigración en Estados Unidos y sugiere un escenario complejo y tenso conforme se acercan las elecciones presidenciales.