Talcahuano 550
"No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo" - Groucho Marx
Siempre es bueno tener a mano un pequeño Groucho ilustrado, en este caso sirve para representar la tensión de miradas en la Argentina. La condena a Cristina Kirchner caló hondo en la estructura social del país, iba a decir República, pero como que no me animo. Ayer por la tarde, en un fallo tan avalado como cuestionado, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó una condena de seis años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos contra la ex presidenta. A pocos meses de las elecciones legislativas 2025 la dirigente peronista no podrá ser candidata ni en la tercera sección electoral y en ninguna otra. Pero ese no es el dato más relevante, es necesario hacer una lectura tanto histórica como proyectiva de este momento de la Argentina. Un once de junio que empezó con programas periodísticos completossobre el tema, reuniones dirigenciales y manifestaciones de todo tipo. Eso pone sobre el tapete una certeza casi incuestionable: es Cristina Fernández de Kirchner la dirigente peronista viva más importante de los últimos 40 años, con dos mandatos constitucionales completos como presidenta y otro como vice, además de la carrera legislativa y la partidaria en el espacio político que más ruido ha hecho históricamente en la región y que no hace falta ni mencionarlo. Ahora ¿Por qué esta condena cae tan mal en una gran parte de la sociedad argentina? Digo una gran parte porque a diferencia de lo que inventan los medios tradicionales no podemos saber qué porcentajes, pero digo a propósito un gran segmento, porque incluso sectores de izquierda y de centro que no simpatizan con la ex presidenta se mostraron muy preocupados por lo sucedido. Cae mal porque la candidatura de Cristina, aún en la tercera sección electoral de la Provincia de Buenos Aires, representaba una cierta esperanza. Y vos te preguntaras esperanza de qué. Precisamente de poder elegir algo que no se parezca, a lo que al menos en números es el peor ajuste de la historia argentina. Habrá también que preguntarse por qué las estructuras dirigenciales no son capaces de generar nuevos liderazgos y siga siendo Cristina la que canalice todas esas esperanzas. El panorama para quienes estamos preocupados por el tejido social argentino, la confirmación de la condena no parece ser una buena noticia. Es de imaginar, que otra gran parte de la población, tampoco me animo a decir cuánto, está feliz con lo sucedido. La yegua,la hija de puta, estará presa e inhabilitada. Lo que se llama un multmiorgasmo antiperonista, aunque en lo anti no puede haber nada relacionado con el placer, o uno de tipo sadomasoquista. El otro punto, es el de tratar de romper ese lugar común, más consolidado que nunca, de asociar solo al peronismo con el estado y a los dos con la corrupción y el despilfarro. Una de las grandes conquistas de los sectores empresariales conservadores y de derecha es haber logrado, con una ayuda sostenida y sistemática de los medios de comunicación tradicionales y no tradicionales, de disociar corrupción y empresarios. No es un dato menor que ciertas denuncias vinculados al ámbito privado nunca avancen. Bueno si, los reyes magos no existen. La corrupción en Argentina parece ser estructural y eso de que los empresarios se ganaron todo solos, sin atajos, es probable que tampoco sea cierto. En mi barrio le llaman idealización meritocrática. Sin embargo, en las charlas de café, en los grupos de WhatsApp, en los asados y reuniones familiares esta asociación entre peronismo y corrupción es un éxito. Es el punto común de todos los males de la República, pero en un panorama mundial en que las empresas de servicios manejan el mundo a su antojo, es difícil y hasta diría que incoherente seguir echándole la culpa de todos los males a la dirigencia política que sigue tratando de salir del siglo pasado.
Y para terminar voy a copiar y pegar la respuesta que la IA me tire sobre la siguiente pregunta: ¿Quienes manejan el mundo y por qué es preocupante que Cristina Fernández sea condenada?
El mundo lo manejan una red de actores económicos, políticos y tecnológicos con gran concentración de poder. Con respecto a Cristina Fernández, es preocupante porque, más allá de su figura personal, está en juego la legitimidad de la justicia, la estabilidad institucional y la posibilidad de que el lawfare se convierta en una herramienta sistemática contra ciertos proyectos políticos.
¿Hay algo más en que pueda ayudarte?, dime por favor.
No, mejor dejá, que para tibio está el café.
Hasta la próxima…