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Era el año 1858… En una pequeña gruta en el pueblito de Lourdes, en Francia, la Virgen se le apareció a una niña diciéndole "Yo soy la Inmaculada Concepción".

Pero… ¿qué significa Inmaculada Concepción? Esta expresión alude a que la Virgen María fue preservada del pecado desde el primer instante de su existencia humana. Dios, por la Inmaculada Concepción de María, preparó para su Hijo una morada digna de él. "El Señor pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, Dios-con-nosotros" (Is. 7,14). "Éste fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo" (Mt 1,18).

La devoción popular de los fieles data del siglo VII en Oriente, siglo IX en Irlanda e Inglaterra y siglo XI España. El convencimiento de la verdad que encierra se remonta a los orígenes mismos del cristianismo, que considera a la Virgen como la "Toda Santa". El papa Pío IX basado en la fe del pueblo que siempre la consideró pura y sin mancha, proclamó solemnemente esta verdad el 8 de diciembre de 1854 e instauró la fecha para la celebración de la fiesta de forma conjunta para toda la Iglesia a través del dogma de la Inmaculada Concepción María "por un privilegio único, fue preservada de la mancha (el pecado) original desde el primer instante de su concepción".

Celebrar a María pura es celebrar el ideal que Dios sueña con nosotros: ser santos e irreprochables. Con la gracia de Dios podemos ser como Ella, es nuestro modelo, suscita el deseo de pureza interior. En todos nosotros hay algo puro: un lugar habitado por Dios. Por Él tenemos la posibilidad de ser mejores, de purificar nuestra mirada. San Maximiliano nos dice: "Queridos hijos, amemos a la Inmaculada cada día más. Ella purificará nuestros corazones y nos transformará en Ella misma". María Inmaculada nos muestra que somos plenamente amados por Dios, que vivir como Ella nos transforma.

Es una festividad de la gracia de Dios: todo es obra de Dios y de su misericordia. Y teniendo como centro la misericordia de Dios, el papa Francisco anunció un Jubileo extraordinario a partir, precisamente, del 8 de diciembre (solemnidad de la Inmaculada Concepción) al 20 de noviembre de 2016 (domingo de Nuestro Señor Jesucristo Rey del universo). "En la fiesta de la Inmaculada Concepción tendré la alegría de abrir la Puerta Santa. En esta ocasión será una Puerta de la Misericordia, a través de la cual cualquiera que entre podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza" (Vaticano, marzo 2015). " … deseo unirme a la devoción del pueblo de Dios (…) para rendir homenaje a Nuestra Señora de la Misericordia, invocando de modo especial su materna protección sobre el Jubileo Extraordinario de la Misericordia que he anunciado hace poco" (Vaticano, abril 2015).

"Preocupémonos por pertenecer cada día más a la Inmaculada, dejémonos conducir por Ella con mucha confianza, que podamos ser un instrumento cada vez más perfecto en sus manos" nos impulsa San Maximiliano.

Que nuestro pensamiento se dirija a María, para que nos cubra con su ternura y nos acompañe en este año de la misericordia cuando, según las palabras del Santo Padre "… toda la Iglesia podrá encontrar en el Jubileo la alegría de redescubrir y hacer más fecunda la misericordia de Dios, con la cual estamos llamados a dar consolación a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo".

(*) Grupo M. I. consagrada a la Inmaculada Padre Kolbe Tandil