Minutos más tarde, se firmaría la autorización para la entrega del cuerpo a la familia para su traslado a Olavarría y su inhumación, que se concretaría durante esta jornada.

El mensaje para la mujer fue enviado por el chico a las 6.50. Se cree que a esa hora estaba todavía en el boliche al que había viajado desde Hinojo. Su padre relató ante el Ministerio Público Fiscal que el chico le había dicho que saldría al nuevo local ubicado en San Martín casi Vicente López. A las 6.30 sus amigos se despidieron de él en ese lugar y Ariel les habría dicho que él se quedaba porque lo iban a ir a buscar en auto.

Los 25 minutos siguientes al mensaje de texto fueron cruciales en su destino. Porque el tren de carga en el que su cuerpo fue encontrado cinco días después, partió desde Olavarría a las 7.15 de la mañana de aquel domingo. De qué manera subió o fue subido a la tolva, por una escueta escalerita de metal, es aún una incógnita. Lo cierto es que entre 45 minutos y una hora 15 más tarde, cuando el tren atravesó una cantera de Sierra Chica, la tolva recibió varias toneladas de piedra que cayeron desde un sinfín.

La semana previa a esa última salida había cenado alternativamente en las casas de diversos amigos de la pequeña localidad. Solía quedarse allí jugando luego en una computadora hasta pasadas las 2 ó las 3 de la madrugada. Vivía solo en la casa paterna, ya que su padre residía en la vivienda de su pareja.

A las 10 de la mañana de ese domingo, tres horas y diez minutos después de enviado el mensaje, la mujer descubrió el texto en su celular. A esa hora habría dirigido sus pasos hasta la casa en que vivía Ariel y la habría tranquilizado el hecho de una luz encendida en la vivienda y ventanas abiertas. Presentaron la denuncia por su desaparición recién en la mañana del jueves. Poco más tarde se conocería el deceso del chico.

El descubrimiento atroz se produjo cuando los trabajadores del ferrocarril comenzaron a trabajar en la descarga. Al momento de hacerlo, se produce una traba que determinó el macabro hallazgo.

El fiscal Robatto dijo ayer a este diario que "murió por síndrome asfíxico. Tenía siete hematomas. Lo pueden haber golpeado y arrojado al vagón estando vivo y muere por asfixia cuando se cae la piedra o bien, los hematomas pueden ser producto de la caída de la piedra. No podemos determinarlo".

La causa está en manos de la fiscal olavarriense Susana Alonso. Los instructores de la UFI 7 continuaban anoche tomando declaraciones a amigos y conocidos de Ariel Teves.

El fiscal de Cañuelas culminó su trabajo en esta causa tras la concreción de la autopsia. Aunque anoche decía en la entrevista telefónica que "a título personal, uno puede analizar que el lugar donde estaba el cuerpo del chico es de muy difícil acceso por sus propios medios. El vagón está dividido en tres partes. Las dos partes de las esquinas tienen escaleras para subir. Son tres tolvas. En la tolva del medio, que es donde estaba, no hay escalera. Observé la situación y no puedo entender cómo puede haber llegado ahí solo. No sé para qué. Porque si uno está todo golpeado y sufrió alguna herida por parte de agresores lo que menos hace es meterse ahí. Tenemos sí la certeza de que entró vivo. E insisto: es nada más que a título personal, yo me inclino a pensar que no fue por propia decisión".

Esta hipótesis choca de lleno con la de algunos policías de Cañuelas que apuntaron que "hubo que usar una grúa para sacarlo. Estaba muy abajo, en posición fetal, en el fondo de una tolva. Yo creo que se metió solo porque para subirlo hasta ahí, únicamente tirándolo desde un techo y no creo que sea posible".

Entre los testimonios recogidos, los amigos hinojenses contaron que a las 6.30 se fueron del boliche de la calle San Martín. Dijeron que no había ningún problema, que "todo era normal".

La vida y la muerte de Ariel Alfredo Teves estuvo signada por el dolor. A su madre no la veía desde hacía doce años ya que ella se fue a Tucumán cuando él era apenas un niño pequeño. Jugaba al fútbol, tal vez buscando hacerle honor a la magia de Carlos Tevez y había juntado unos pesos en su trabajo como ayudante de albañil. Creen que habría llegado solo a Olavarría. Habría viajado en micro desde Colonia Hinojo, aunque esto se contradiría con otros testimonios que lo ubican más allá del horario de partida del colectivo en la heladería del pueblo. Entonces esto podría implicar que habría usado parte de "esos pesos" en un remís para su salida al boliche. Por qué y cómo estaba en esa tolva que le destinó la muerte, continúa siendo todavía una pregunta sin respuesta.