Inauguran el Monumento en Homenaje al Trabajador de Cemento
Como una manera de rendir homenaje al trabajador del cemento, será inaugurado hoy en Sierras Bayas, un monumento en el predio situado en el acceso a Villa Arrieta. El trabajo fue en conjunto entre Rotary Sierras Bayas y el artista plástico Daniel Fitte, y el acto comenzará a las 19. También participarán las plantas de Loma Negra en la celebración de los 91 años transcurridos desde el primer despacho de una bolsa de cemento en el país.
La actividad será en Alfonso Aust, calle del acceso a Villa Arrieta. La obra a la que se le dio forma está construida con un tramo del horno Nº 1, el primero en Sudamérica, de la Compañía Argentina de Cemento Portland, de donde surgió la primera bolsa de ese material en el país, el 11 de febrero de 1919. Su función fue calcinar la piedra caliza molida. La obra, basada en el diseño original, busca convertirse en homenaje permanente a nuestra gente.
Este monumento representa un esfuerzo de colaboración entre varias entidades y personas dedicadas a brindar homenaje a todos los trabajadores del cemento de Sierras Bayas y la zona.
El proyecto comenzó en el año 2002 bajo la iniciativa del Rotary Club, y desde ese momento numerosas empresas, instituciones y particulares han participado apoyando la idea de que dejar un testimonio artístico que recuerde a todos aquellos que han trabajado en la fábrica de cemento, es la mejor manera de celebrar el esfuerzo y la vida de sus hacedores.
La fábrica de cemento Portland fue fundada en 1919 y fue el principal centro de empleo de Sierras Bayas. Por ella pasaron miles de trabajadores y trabajadoras. Gente que llegó tanto desde remotos lugares de Europa como de las cercanías. En sus inicios, eran muchos los idiomas que se escuchaban en los talleres, canteras, usinas, silos, hornos y embolsadora. Los empleados de esta fábrica compartieron largas jornadas de trabajo pero también comedores, baños, almacenes y oficinas. Fueron cómplices de picardías, desafíos, talentos, destrezas y logros. La seguridad y la producción fueron siempre los lemas que engendraron y mantuvieron. A pesar de las épocas de grandezas en las cuales la fábrica llegó a emplear más de mil doscientas personas, todas ellas dedicaron lo mejor de sí para crear ese espacio donde todos eran uno.
La función del horno fue cocinar la materia prima que era la piedra caliza molida, denominada el crudo. El horno completo tenía aproximadamente doscientos metros de longitud y tres metros de diámetro. Este monumento intenta ser una aproximación a su diseño original.
Daniel Fitte explicó que "desde mi trabajo como artista plástico diseño la obra teniendo en cuenta las bases originales que sostenían la maquinaria, con el anhelo de transformarme en puente entre los trabajadores del cemento y el monumento, intentando construir así un modo de identificación para quienes trabajaron en esta actividad. Las bases se alargan completando la circunferencia faltante del objeto-horno al mismo tiempo que lo sostiene como testigo de la historia. Los engranajes del horno y del piñón se despegan en la obra como si fuera un plano ilustrativo que simboliza el no funcionamiento eterno, para convertirse en homenaje permanente de nuestra gente".