Como es habitual, las carpas se ubicaron en los caminos de la plaza, esta vez acompañados por artesanos que pasaron alguna vez por la propuesta y sumando también a los que realizan trabajos manuales en las localidades.

Durante la jornada hubo una demostración de la escuela de danzas árabes del Complejo Cultural y se realizó el corte de la torta de cumpleaños.

Paseo comercial y social

La Feria Verde nació hace cuatro años y fue una iniciativa de un grupo de artesanos, el área de Producción Municipal y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria).

Desde ese entonces la cantidad de feriantes se ha modificado, pero "se mantiene el espíritu emprendedor", sostienen los organizadores. "La Feria nos permitió ganarnos un espacio y que seamos reconocidos, tener una clientela fija que más allá de visitarnos los días de las reuniones también se acercan a nuestros domicilios", cuentan.

Apenas se inició el paseo, el Honorable Concejo Deliberante aprobó una ordenanza que enmarca la labor social y económica de la Feria, y obliga a los feriantes a ser sus propios productores.

"Somos autogestionados y aunque tenemos el apoyo del Municipio y el INTA, somos nosotros quienes decidimos cómo realizar las propuestas. Gracias a ello y a las presentaciones que hemos hecho en el La Madrid Juega pudimos comprar nuestras carpas y tener nuestro espacio", destacan los feriantes.

Pero más allá de la cuestión económica, lo que rescatan de la Feria Verde es que "hemos encontrado un espacio de encuentro, donde las familias pueden ir a pasear, llevar sus reposeras y encontrar un lugar de esparcimiento", resumieron.