Amelia Gallastegui y Cristina González presentaron en Librería Insurgente el libro "En blanco y negro, fragmentos a la mujer". Se trata de trabajos que tienen la "intención de plasmar en imágenes y palabras, diversas miradas sobre lo femenino".

En la presentación, las autoras explicaron que se trata de una obra donde "no hay métrica poética", sino "fragmentos desgarrados de una sensibilidad que se expone". Y lo hicieron en la búsqueda de revertir la devaluación de la palabra mujer. Como una "reivindicación de lo femenino".

Luego de la proyección de algunas imágenes, el trabajo fue mostrado en sus detalles de creación para los que las autoras contaron con la colaboración de artistas que aportaron las imágenes que ilustran cada capítulo. Para abordar lo femenino, en la presentación del libro se destacó la necesidad de contar con "una crítica con nosotras mismas, enorgulleciéndonos de ser mujeres".

En otro tramo se habló de lo femenino como "un problema irresuelto desde hace siglos", apelando a una "mirada abierta" de lo femenino como "condición humana". También se hizo hincapié en que "ser mujer es un concepto negado desde hace mucho y esa negación es un obstáculo que a veces se arrastra desde la infancia".

Además, en el afán de la autocrítica, las autoras destacaron que "muchas veces las mujeres emprendemos una batalla contra el tiempo, mientras que la invitación debería ser a la trascendencia", porque de lo contrario "nosotras mismas nos maltratamos frente al tiempo".

El libro, se repitió, es entonces una invitación a buscar el "objetivo de construir una memoria femenina colectiva". La obra, intercalada con imágenes, tiene textos que abordan esos "fragmentos desgarrados" con títulos como "Mujer actualidad", "Mujer clausura", "Mujer naturaleza", "Mujer pasión", "Mujer política", "Mujer revolución" o "Mujer tiempo".

Estas reflexiones, según el prólogo, son sin "alejarse de toda magia que encierra nuestro mundo; la calle, los hijos, el hogar, espacios que día a día invitan a acortar el paso y volver a mirar, descartando de entrada la premura del tiempo y de la obligación; éstos obnubilan los brillos, los trazos, las huellas, los sonidos, el pensar; entonces volvemos al útero materno pensando que no hay para nosotras nada que inventar".