Nuestra Señora de la Consolación
Se llama Virgen de Consolación a la imagen que representa a la madre de Dios, en la tradición cristiana, y que alude a ésta como defensora del Apocalipsis como libro fundamental para el consuelo de los cristianos.
La iconografía tradicional nos muestra a la Virgen con el Niño en brazos, ofreciendo la correa del hábito agustino a San Agustín y a su madre Santa Mónica, ambos arrodillados a sus pies. La Orden de San Agustín celebra en su liturgia propia la festividad de la Virgen bajo su advocación de Nuestra Señora de la Consolación el día 4 de septiembre.
En la Argentina, la Virgen de Consolación de Sumampa o Nuestra Señora de Sumampa es una de las advocaciones con la que se venera la figura de la Virgen María en el catolicismo, cuya festividad es el 23 de noviembre. Se la considera Patrona del Pueblo de la Provincia de Santiago del Estero, desde 1983 patrona de los transportistas (por haber recorrido un largo camino desde Brasil hasta Sumampa en diferentes medios de transporte, barco, carreta, lomo de mula, etc.); patrona de la Cultura de Santiago del Estero desde 1995; patrona de los estancieros (un estanciero la trajo del Brasil junto a la que sería luego Nuestra Señora de Luján), de la lluvia, Madre de los humildes y desamparados, y patrona de las escuelas y la policía provinciales. También es guardiana del Honor y la Dignidad argentinas.
En el sufrimiento, la incertidumbre, la duda… Dios se manifiesta como el "Dios de toda consolación" (2 Cor. 1, 3). El desconsuelo humano abre su corazón a la dimensión consoladora de Dios: "Como una madre consuela a su niño así os consolaré Yo" (Is. 66, 13-15). Consolar es hablar al corazón de la persona. Consolar es mucho más que aliviar las penas. El mayor consuelo es la certeza del amor infinito que Dios nos tiene, un amor que penetra lo más profundo de nuestro ser... Ante esta verdad, tantas cosas que nos ocupan y preocupan son pequeñeces.
"En el Calvario a los pies de la cruz se halla todo consuelo y alivio". ‘¡He aquí a tu Madre! En Cristo, crucificado y resucitado, se condensa el misterio de la consolación divina.
María, iluminada por la experiencia de Cristo Consolador, "manantial y modelo de toda caridad y consuelo", sigue los pasos de su Señor y convierte su vida en puente que lleve al Dios Consolación… "ganar sus corazones para Cristo".
En nuestro siglo la humanidad continúa sufriendo marginación, soledad, injusticia, tristeza; está herida: muchos hombres y mujeres en todas las latitudes sufren dolor y desconsuelos de todo tipo y Dios llama para que seamos "instrumento de su consolación".
El carisma de la Consolación sigue vivo en la Iglesia gracias a quienes, alrededor del mundo, se ponen humildemente en las manos de Dios y por intermedio de María son instrumentos de su consuelo.
"Con María, la Virgen de la Consolación, seamos discípulos, testigos y misioneros de la ternura, compasión y Misericordia de nuestro Dios" (Papa Francisco).
(*) Voluntario de la Inmaculada Padre Kolbe - Olavarría - contactoskolbe@gmail.com