Vintage, una cuestión de estética
Vintage se emplea para denominar algo perteneciente a una época pasada que, a pesar de ser antiguo, no puede calificársele propiamente como antigüedad.
En este sentido, el término vintage puede utilizarse para hacer alusión a todo tipo de objetos, accesorios, prendas, ropas, fotografías, automóviles, diseños o instrumentos, entre otros, que tengan al menos dos décadas de antigüedad y, sin embargo, se encuentren en buen estado.
Hoy en día el estilo vintage goza de enorme popularidad. Hay quien decora su casa con muebles y motivos antiguos, quien usa vestidos y accesorios a la moda de otras épocas, e, incluso, quien celebra su boda con trajes y vestidos de tiempos pasados.
En inglés, la palabra vintage originalmente era empleada para referirse al año o lugar de una cosecha de vino, especialmente cuando se trataba de los obtenidos a partir de las mejores cosechas. De allí que su uso se haya generalizado para referirse no solo a los vinos, sino a cualquier clase de producto u objeto del pasado de alta calidad. También se utiliza para denominar aquello que por su historia, significado, influencia o singularidad se ha convertido en objeto de culto e icono para coleccionistas, y especialmente para referirse a la moda y el diseño posteriores al año 1900.
En valor ascendente
El auge de la estética vintage se ha visto acrecentado por iconos de la moda como Dita Von Teese que viste casi exclusivamente con prendas de segunda mano, además de peinarse y maquillarse según la época correspondiente. Tal es el valor actual de lo vintage, que las casas de moda están recurriendo a esa estética en sus nuevas colecciones.
El vintage -se define desde Wikipedia- es una manifestación de la cultura posmoderna. Es producto de la pérdida de fe en el progreso y el desencanto del motor de la innovación propia de la modernidad. Así, en vez de mirar al futuro, se recurre con nostalgia a elementos de eras pasadas (como la construcción de elementos nuevos con apariencia retro), pero carentes de significado original. De esta manera, la moda se sirve del pasado por motivos meramente estéticos, donde se mezclan elementos de distintas épocas y lugares, descontextualizados de su función y razón original.
Algunos elementos que vale la pena considerar a la hora de identificar una prenda vintage se basan en la fecha de ciertos descubrimientos o prácticas comerciales. Por ejemplo, las etiquetas con instrucciones de lavado y secado o los cierres de plástico sólo aparecieron en los años 1960. También se tiene el caso del nailon, que se descubrió en 1935, pero no llegó a Europa sino una década más tarde.