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"Soy de campo, hijo de chacareros. Pasé de una Vasalli 316, sin aire acondicionado, a Buenos Aires para estudiar Diseño Industrial, quería diseñar máquinas agrícolas. Iba a la facu en colectivo, obviamente; hice el CBC y después dejé. Es que empecé a estudiar teatro. A estudiar fui con Julián ‘Chelo’ Valenza, amigo de Olavarría, aunque él sí se recibió", comenzó contando Gastón "Toti" Ricaud, una de las figuras que estará hoy en el Salón Rivadavia, durante el show de tango homenaje a su gran amigo, Martín "Bocha" Otaño.

"Viví con artistas de acá, en un monoambiente: con Leandro Chiappe y Rolfi Calahorrano. Lo alquilé yo y después vinieron ellos. Rolfi tocaba con Diego Torres y Chapa con Javier Calamaro, estaba con Gasalla y Norma Pons, así que ahí era un desfiladero de artistas. La gente del edificio no entendía nada. Con ellos viví lo que fue mi inicio en la actuación", siguió contando Gastón, hoy casado con Alexandra Linares, que no es "del palo" artístico, y son padres de Lola, de 6 años.

"No todo es fácil. Todo depende de cómo hagas las cosas cuando tenés la oportunidad, y yo vengo laburando bien, sin altibajos, es cierto. Pero esto es subida y bajada, todo el tiempo. Cuando creés que estás allá arriba, te caés y te golpeás muy fuerte", agregó Toti, quien siendo un niño se crió en Muñoz y cuando su hermano debió comenzar el secundario, en Nacional, sus padres de vinieron a Olavarría, a vivir en Lavalle casi Bolívar.

"Los viejos siempre me apoyaron en mi carrera. No con plata porque no había, porque son empleados rurales, pero siempre me dieron todo. Nunca me dijeron no hagas esto o aquello. ¿Cómo empiezo a estudiar teatro...? Un día iba caminando por Plaza Italia y me dieron un folleto. Fui a estudiar a ese taller, como para ver qué era. Era un sábado. Y me dieron un número de una agencia de actores y modelos. Fui y me presenté ahí también, y era de quien ahora es un gran amigo, Jorge Diaco. Después pegué alguna publicidad con rol secundario. Todo fue rápido. Esta profesión me fue sorprendiendo, con las pequeñas y grandes cosas. Como hacer Hombre Araña y girar por Latinoamérica, una obra que todos quieren hacer. Es un personaje increíble. Me llamaron para algunos castings para Canal 13. Todo era muy rápido, no me fue bien, es que yo todavía era un paisano y me asustaba", agregó riéndose sobre aquellos primeros pasos.

"Pero hubo una publicidad de Renault Clio, en el 98, que me ayudó mucho. Marcó un antes y un después, no porque la hice yo sino por la producción, por el nivel de los creativos. Me abrió muchas puertas para la tele y después vinieron ‘Montaña Rusa’, ‘Buenos Vecinos’, que fue la primera ficción en la que tuve un personaje protagónico, y yo sin experiencia. Fue lindo personaje, era jugador de fútbol de Huracán, hijo del Puma Goity. Trabajé con gente que me enseñó mucho, como Hugo Arana, Moria Casán. Desde ahí, vivo de esto. No tuve que hacer otra cosa, pero antes hice millones de cosas para vivir. Hoy en día la profesión me sigue sorprendiendo con cosas inesperadas. El año pasado hice una miniserie de rescate en montañas, debajo de los glaciares, con tormentas de nieve, fueron 8 capítulos, una experiencia increíble", siguió contando, en una charla en la casa de su amigo Juan José "Gato" Barbery.

" ‘Los Pells’ fue una ficción muy buena, hice un personaje que hacía algo distinto. ‘El Circo de Susana’ fue lindo, ‘Chiquititas’ también me ayudó mucho. Con Cris Morena y Yankelevich, te sentís un Beatle, un Stone. Llegaba al teatro y la gente estaba eufórica. Hicimos tres Gran Rex por día, siempre repletos", dice aún sorprendido.

"Estuve con grandes actores, como Ulises Dumont, Lito Cruz, Hugo Arana, el Puma Goity, Mirta Busnelli, Norma Aleandro, he laburado con gente que jamás imaginé lo iba a hacer. Cada escena la aprovecho, es una clase en vivo. Después de ‘Los Pells’ fue tremendo. Fui a México a hacer lo mismo y trabajé con Verónica Castro, a quien miraba cuando tuve mi primer televisor. Un asistente me hablaba que ‘la señora esto y la señora lo otro’, y resulta que es muy simple y nos divertimos todos los días. Pasé a su camarín, todo respetuoso porque no soy cholulo, pero respeto la trayectoria, y me dijo que el gusto de saludarme era de ella. Increíble. La pasamos muy bien, divertidísima", agregó.

"¿Manejar la fama? Por suerte la llevo bien. No me molesta si alguien se acerca a saludarme, pero en el interior se disfruta mucho más. En Capital la gente es más irrespetuosa. En el interior es agradecida, y terminamos riéndonos juntos. Está bueno, pero uno tiene los pies sobre la tierra. No se sabe hasta cuándo es, y hay que acostumbrarse para cuando alguien no da bola. Es normal cuando te reconocen, y también es normal lo otro", siguió contando Gastón, que volvió a hacer un gran éxito en teatro con Robin Hood.

Gastón Ricaud estará hoy en el Salón Rivadavia para hacer un show homenaje para quien fuera uno de sus grandes amigos de la infancia, con quien fue a la Escuela 17, en la primaria. "Martín Otaño era un pibe increíble. Se fue de adolescente a Buenos Aires, trabajó con Rubén Juárez desde los 16 años, en Café Homero, en Almagro, y era su mano derecha. Mamó el tango. Fue el gran impulsor del off del tango en los escenarios, del verdadero tango que se respira ahora en Buenos Aires. Era un gran artista, actor, recitador y poeta. Era la voz de La Boca. Generoso, con una carrera inmensa, era el repartidor de tango, como se lo conocía. Alegre, valoraba la amistad, la familia. Se enfermó y se nos fue en menos de un año, el año pasado. Este homenaje lo necesitamos los amigos, para darle una mano a sus dos hijos y a su esposa actriz. Estarán este domingo artistas grossos, que hacen shows en Japón, capos del tango. Es que él era generador de estas cosas, y hay que recordarlo con alegría. Siempre decía que el tango volvió para quedarse y está vivo. El era la voz de La Boca. Y se merece nuestro homenaje, y de su gente de Olavarría", terminó diciendo Gastón Ricaud.