La Unión Cívica Radical (UCR) y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, protagonizan un acalorado debate luego de que el partido solicitara avanzar con la convocatoria a la Comisión Bicameral encargada de analizar la validez de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). En respuesta, Menem desestimó el reclamo, argumentando que no tiene "injerencia ni relevancia".

En una carta formal, la UCR solicitó con urgencia que Menem designe a los integrantes de la Cámara en la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo, paso necesario para que esta pueda funcionar. El objetivo del radicalismo es rechazar el DNU de Milei, que desregula amplios sectores de la economía, pero carece del apoyo parlamentario necesario para mantenerse vigente.

Menem, sin embargo, minimizó el pedido de la UCR, señalando que figuras como el senador Martín Lousteau, presidente del partido y firmante de la carta, carecen de relevancia para realizar tal solicitud, al pertenecer a otro cuerpo del Congreso. Añadió que la Comisión Bicameral estuvo inactiva durante mucho tiempo, sin que el radicalismo haya expresado preocupación al respecto.

La disputa refleja divisiones internas en el radicalismo, con distintas corrientes que debaten su posición frente al gobierno y al DNU de Milei. Algunos sectores del partido, representados por dirigentes como Leopoldo Moreau, abogan por una postura más crítica y activa, mientras que otros prefieren mantenerse alineados con la centro-derecha. Esta división refleja un dilema sobre el rol del radicalismo en el escenario político actual, entre ser parte del campo nacional, popular y democrático o mantenerse como un apéndice de un proyecto de centro-derecha.

En este contexto, la presión de la base radical y la necesidad de representar los intereses de la clase media han generado discrepancias sobre el apoyo al DNU de Milei. Mientras algunos dirigentes radicales muestran reticencia a acompañarlo, argumentando que es perjudicial para la clase media, otros siguen influenciados por la idea de evitar cualquier asociación con el kirchnerismo, manteniendo paralizada a la dirigencia del partido.

La puja interna en el radicalismo refleja la complejidad de su posición política actual y la necesidad de definir su rumbo frente a los desafíos del gobierno y las demandas de la sociedad.