El presidente de Argentina, Javier Milei, ofreció un discurso en el que destacó las ideas centrales de su gobierno, enfocándose en la defensa del capitalismo de libre mercado y criticando fuertemente la intervención del Estado en la economía. Milei, quien también es economista, basó su presentación en conceptos desarrollados en su reciente libro "Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica".

"La regulación estatal mata la innovación y el crecimiento económico," afirmó Milei al abordar lo que él considera un fallo de mercado causado por estructuras de mercado concentradas. Explicó que la intervención del Estado, en lugar de corregir problemas, termina empeorando la situación original y llevando a una mayor intervención que incrementa el tamaño del Estado y, finalmente, a la miseria.

Citando a economistas como Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, Milei argumentó que solo hay dos sistemas económicos posibles: el capitalismo de libre empresa y el socialismo real. "Cada vez que el Estado interviene, el resultado es peor," recalcó, apoyándose también en frases de Milton Friedman para subrayar que la corrección estatal de fallos de mercado suele ser más dañina que el problema original.

El presidente destacó la importancia de los derechos de propiedad y cómo la intervención estatal interfiere en estos derechos, generando señales distorsionadas en el mercado. "En todos los lugares donde se aplicó el socialismo, el resultado fue un fracaso económico, social y cultural," sostuvo Milei, mencionando también la violencia exacerbada por los políticos bajo regímenes socialistas.

"El mercado es un proceso de cooperación social donde se intercambian derechos de propiedad voluntariamente," explicó Milei, enfatizando que el único agente que puede generar fallos en la economía es el Estado. Criticó a los estatistas por no entender el verdadero funcionamiento del mercado y por crear regulaciones que solo justifican su existencia y perjudican a la economía.

Milei concluyó su discurso con un llamado a reducir la intervención estatal para fomentar una sociedad más libre y próspera. "Nunca la libertad puede ser mala, lo malo es no ser libres," concluyó, instando a los presentes a confiar en el libre mercado y en la innovación sin las trabas del Estado.