"De 2 pesos a 2,75 de una semana a la otra", dijo la mujer. Salía del comercio indignada. "Eso ahora repercute en todos los lácteos; cambian el sachet y aumenta más... es increíble, en el país de las vacas, abstinencia de leche y carne". La reflexión es una síntesis de lo que siente el ciudadano de a pie, impotente con un salario cuyos ínfimos aumentos se licuan en un suspiro.

Silvia Pereyra tiene un supermercado y acaba de recibir la lista de precios de La Serenísima. La de Sancor ya llegó veinte días atrás con aumentos: la leche descremada más de un 10 por ciento y la común, un 3%.

La lista de La Serenísima incluye un 8% de suba. Pero hay un detalle más, que ayer era el comentario entre los comerciantes del ramo: "llegó una nueva, con otro código en el sachet y con la inscripción `extracalcio´ ". Por supuesto que es más cara: "hay una diferencia del 34%. Y lo peor es que la otra no va a venir más, por lo tanto estamos ante otro aumento encubierto". Las estrategias de marketing que permiten a las grandes empresas aumentar sus productos sin aumentarlos: cambio de packaging, reducción de cantidad o de gramaje, etc. Los perjudicados, como siempre, son los consumidores.

La única alternativa de menor costo era la Lechola de Tamberos Unidos, que acaba de cerrar sus puertas. De todas maneras, el sachet era resistido por mucha gente por considerarlo de escasa calidad.

El problema de los tambos

Aunque el secretario nacional de Lechería, Luciano Di Tella, sostenga que el 89% de los tambos del país trabaja en condiciones de rentabilidad -se basa en un estudio realizado por el INTA y la Comisión Federal de Inversiones (CFI)- los emprendimientos siguen cayendo porque no dan los costos.

Sobre la base de esos números, se busca prorrogar el actual acuerdo que estableció el precio de corte de la leche fluida en 1,05 pesos el litro. De esta forma, el Gobierno rechazaría el reclamo de aumentos que realizaron las entidades del agro para el sector.

La Asociación de Productores de Leche de la República Argentina calculó en 4.000 los tambos que se perdieron en menos de seis años, "por la intervención del mercado vía precios". De este modo, de los 15.000 establecimientos que se habían censado en 2002, actualmente quedan 11.000, según Manuel Ocampo, gerente de la entidad, quien agregó que sólo el año pasado debieron cerrar sus puertas unas 600 plantas.

En este contexto -y por una multiplicidad de causas- el emprendimiento local Tamberos Unidos cerró sus puertas en estos días. Desde la empresa se alegó falta de rentabilidad: las pymes no pueden pagar el precio de la leche que fijó el Gobierno, aseguran.

Tamberos había logrado cierta inserción entre los consumidores locales, especialmente en los derivados. Pero supo implicar un problema interno empresarial que trascendió por quiénes fueron sus protagonistas. Constituida como una Sociedad de Responsabilidad Limitada con siete socios, uno de ellos es el actual Secretario de Desarrollo Local, Sebastián Pené, quien ha debido enfrentar una campaña en su contra por parte de otro de los socios, con denuncias y golpiza incluidas.

Hoy por hoy, la pyme está a punto de ser puesta en manos de una inmobiliaria: la voluntad de los socios es alquilarla a un tercero que la siga explotando. Si eso no se consigue, se terminará definitivamente.

Desacuerdos

Ante este escenario, el directivo de la Asociación de Productores de Leche explicó que lo que más afecta al rubro es la política sectorial: "El problema se inicia con el primer aumento a las retenciones de 2005 y hoy llevamos más de 1.000 días de desaciertos. Y lo único que ha ocurrido en este tiempo fue agravarse la situación debido al estancamiento en los precios para el productor".

El gobierno retruca: "con la información que tenemos, al valor actual de 1,05 pesos el litro de leche fluida cubren su costo de producción de largo plazo 89% de los tambos, que representan 96% de la leche del país", dijo Di Tella.

Eso incluye, precisó, "el costo de oportunidad de los factores y la remuneración a los factores de la producción, con el alquiler de la tierra y el valor de la mano de obra familiar, que en muchos casos está incluida".

"Esa rentabilidad es pequeña, pero la tienen, incluyendo la amortización de inversiones y el repago de los créditos", insistió el funcionario. Remarcó además que "la mitad de los tambos opera en tierra propia y los cálculos se hicieron como si fuera toda alquilada".