En busca de Galileo Galilei
¿Cómo es posible vivir la astronomía de cerca? Hay un amplio abanico y las opciones van desde un video informativo y charlas en escuelas hasta talleres. También conferencias y caminatas nocturnas, cuyo atractivo excluyente es el telescopio. Eso hace el Grupo de Observadores del Cielo en Olavarría (GOCO) desde 2001, para dar conocer desde acá el universo que nos rodea.
"Hay siempre interés por conocer el cielo, principalmente en los niños, aunque cuando colocamos los telescopios para observar la luna o algún planeta siempre es numerosa la gente que se acerca, de todas las edades", aclara.
El GOCO (Grupo de Observadores del Cielo Olavarría) tiene su sede ubicada en el corazón del Parque Municipal La Máxima. Desde allí promueve diferentes estrategias para responder incógnitas y, a la vez, generar otras, con respecto al cosmos. Es que, siempre hay margen para salir en busca de ese Galileo Galilei que está latente en grandes y chicos.
Además de charlas áulicas proponen el avistaje de los planetas y satélites mediante el telescopio del Museo de Ciencias y del Observatorio del GOCO dispuestos a que haya cada vez más aliados con ganas de quedarse mirando la Luna y los planetas.
También está la experiencia grupal con salidas al campo, en un predio ubicado detrás de la planta de L’Amalí, a unos 30 kilómetros de la ciudad. Inicialmente participaron los integrantes del GOCO, pero finalmente se sumaron el dueño del campo y dos amigos. La Isla es otro punto de encuentro y disparador de miradas al cielo. La Luna, Júpiter, Venus y Mercurio surgen como los predilectos, pero también hacen eje en múltiples cúmulos y galaxias.
Cómo atraer
"Desde la educación, ya sea desde el GOCO como desde el Museo de Ciencias, donde en lo particular también trabajo, tratamos de acercar contenidos en relación con los temas de la currícula escolar vinculados con los movimientos de la tierra o el sistema solar, por ejemplo", sostiene Daniel.
Pero a eso se le suman otras experiencias. Cuando se trata de "algún fenómeno específico, como puede ser un eclipse, hacemos observaciones para público en general" y, puntualmente, "estoy trabajando en un proyecto con el Colegio Santa Teresa, de Colonia Hinojo".
Al mismo tiempo organizan cursos básicos de astronomía observacional, charlas, talleres y conferencias. También visitas a escuelas rurales con contenidos teóricos y observaciones, tomando como disparadores soportes contenidos audiovisuales, telescopios y material escrito generado por los integrantes del grupo.
Por otra parte, y por fuera de las actividades convencionales, el GOCO está actualmente "trabajando en el pulido de espejos de telescopios, para próximamente hacerlo público a modo de taller".
Daniel Acosta plantea que, "en general, es muy poca la astronomía que se enseña desde las escuelas y por eso tratamos de transmitirles algún conocimiento a los chicos desde nuestras charlas o talleres". De todas maneras, admite que "hoy por hoy con el acceso que tienen los chicos a Internet" se encuentran con que "logran conocer algunos aspectos que antes no podían".
De hecho, se prepara para responder planteos sobre la tormenta magnética por viento solar que afectó a la Tierra desde el viernes y hasta hoy, por ser un fenómeno astronómico del que poco se sabe y que podría haber condicionado las señales de GPS, equipos de navegación y telecomunicaciones.
A la vez, reconoce que hay algo único e intransferible, que no lo reemplaza a ningún sitio online y es el hecho de poder mirar el cielo a través de un telescopio. "La observación directa de la Luna y los otros astros siempre cautiva, genera asombro e interés a toda edad, en cualquier publico", dice Acosta.
Caminatas nocturnas
Desde la agrupación proponen charlas, videos y una observación directa de las estrellas, planetas, cometas, asteroides, nebulosas, cúmulos estelares y galaxias. Con alumnos de todos los niveles educativos desarrollan una propuesta denominada "Conociendo el cielo de Olavarría". ¿De qué se trata? De caminatas nocturnas donde se va explicando cuáles son las constelaciones, contando leyendas y orientando sobre la forma práctica de mirar el cielo. Es decir, cuáles son los puntos cardinales, los polos, la distinción entre planeta y estrella. Y con ese conocimiento previo van al observatorio y al telescopio. Ese itinerario cósmico dura una hora y media aproximadamente.
Desde el GOCO, además de mirar el cielo a partir del presente, se propone una retrospectiva para saber qué cosmos veían las culturas ancestrales.
Mientras tanto, aún queda pendiente lograr la personería jurídica y como socios pagan una cuota mensual para sostenerse como grupo independiente, aunque funcionan con apoyo municipal.
Para mayor información o consultas, los interesados pueden dirigirse a la secretaría del Parque La Máxima al teléfono 423211; vía correo electrónico a gocoolavarria@hotmail.com; en Facebook como "Grupo GOCO"; o al blog gocoolavarria.blogspot.com.
"El cielo siempre impacta, hace pensar y emociona"
_NOTA
Ana Belluscio
Néstor Camino es investigador independiente del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) en el Departamento de Didácticas Específicas de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia "San Juan Bosco", en Esquel, Chubut. Además de ser astrónomo y profesor de Física, es doctor en Ciencias de la Educación y, desde esta mirada, estudia el lazo entre la sociedad y el cielo.
Durante su charla "La enseñanza de la Astronomía, nuestro vínculo con la gente" -en la 60º Reunión Anual de la Asociación Argentina de Astronomía, realizada en el Observatorio Pierre Auger en Malargüe, Mendoza- analizó cómo los conocimientos que se generan en esta disciplina llegan e impactan en la sociedad.
"El cielo, independientemente del acercamiento a través de la astronomía, siempre motiva, impacta, hace pensar y emociona. A lo largo de la historia de la humanidad eso canalizó de muchas maneras diferentes: podés hacer arte, literatura o, en la búsqueda por saber más, hacerte preguntas y transformar eso en una disciplina científica", aseguró.
-¿Existe un interés de la sociedad en las ciencias astronómicas?
-Me parece que a las personas nos cautiva la relación -histórica y actual- que tenemos con el cielo. De cierta forma la astronomía es una especialización que desarrollamos los seres humanos para entender algunas preguntas que nos hacemos. Pero creo que lo que nos motiva va más allá. La disciplina científica aparece por el impacto que el cielo tiene sobre las personas.
-Desde la educación, ¿es fácil trabajar estos temas?
-Considero que el vínculo entre los astrónomos y la sociedad debe ser un continuo. Un diálogo entre ambas partes. A veces la Astronomía, como disciplina, ha establecido una especie de burbuja que perdió relación con la gente, del mismo modo en que la sociedad perdió la relación con el cielo por vivir en las ciudades y al ritmo actual. Creo que el interés y la motivación surgen según se planteen las cosas. Cuando uno habla de agujeros negros se dispara la fantasía y es un tema muy atractivo; pero también interesa si vos planteás bien por qué las sombras de las cosas van cambiando instante tras instante o por qué la Luna se ve distinta noche tras noche. Y ahí entran en escena la enseñanza y didáctica de la astronomía.
Con otros ojos
-¿Qué herramientas son útiles a la hora de enseñar?
-Yo trabajo en general sobre la observación a ojo desnudo, cómo vivenciar y revincularse con el cielo. Eso no quiere decir no usar tecnología, sino recuperar miradas que se fueron perdiendo. No hay duda de que los astrónomos son los que construyen conocimiento científico, pero ¿cómo hacés para que la gente salga a mirar el cielo con las herramientas que da la astronomía para las preguntas que nos hacemos en la actualidad?
Los chicos que nacen hoy ya están insertos en una sociedad que tiene a través de la astronomía una mirada particular sobre el cielo: la escuela, los medios y la familia deberían acompañar el crecimiento de estos chicos de modo que cuando miren el Sol no piensen que está hecho de fuego, o que cuando miren las estrellas no crean que son sólo puntitos luminosos.
Se busca que tengan una visión que incorpore elementos del conocimiento científico actual, ya no con ideas y concepciones de otras épocas o de otras culturas, que no nos son propias.
En este sentido, es muy importante conocer de qué manera evolucionaron otras culturas, quizás en otras épocas, e incluso la misma astronomía para ver cómo se construyeron miradas sobre el universo a través de la historia.
-¿Cómo es este pasaje de conocimientos anteriores a los actuales? ¿Cómo se conjugan?
-A mí me gustaría que los más jóvenes vean el cielo con ojos actuales, pero que también conozcan las miradas que existían antes. Hoy miramos las estrellas, reconocemos que tienen diferentes colores y tenemos una explicación física que nos satisface: ésa es nuestra mirada actual. Hace 150 años también se sabía que las estrellas tenían color porque se veía, pero no había una explicación satisfactoria. Y hace miles de años obviamente el color de las estrellas también estaba ahí, pero tenía quizás otra connotación, incluso mitológica o simbólica.
Entonces el punto es mirar para atrás sabiendo que las anteriores eran explicaciones adecuadas a las necesidades y a las preguntas que se hacía la gente en ese momento y que, de acá a 50, 100 ó 200 años quizás, muchas de las cosas que consideramos vigentes o importantes no lo van a ser. Eso también ayuda mucho a trabajar la forma en que hacemos ciencia. Es decir, entender que se trata de un proceso social, de búsqueda para dar respuesta a las preguntas de hoy, no a preguntas universales y eternas, que no existen. www.conicet.gov.ar