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Mientras Azul y Tandil ya cuentan con una delegación de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, Olavarría se hundió en una situación de stand by que ya superó los "30 ó 40 días" de plazo que Guido Lorenzino había anunciado en este Diario el 27 de mayo. Sucede que el defensor que ya estaba casi nombrado, José Gervasio González Hueso (nombrado expresamente, además por el mismo Lorenzino), optó por una candidatura a concejal que lo apartó definitivamente del cargo. A pesar de que, a la vista del resultado de las PASO del 13 de agosto, el candidato de Cumplir no llegará a ocupar una banca.

Desde ámbitos muy cercanos a Lorenzino se confirmó a este diario que González Hueso no será defensor, lo que atrasó la apertura de la delegación local. Fue el 27 de mayo cuando, en una entrevista con EL POPULAR, el titular de la Defensoría bonaerense anunciaba que el hombre que fue funcionario de Vivienda durante el sciolismo iba a ser el próximo delegado cuando, en "30 ó 40 días" se abriera la Defensoría en Olavarría.

Sin embargo, el plazo venció a mediados de julio. Y fue en esos días cuando la conformación de las listas para las PASO legalizó a José Gervasio González Hueso como primer candidato a concejal por el partido Cumplir de Florencio Randazzo.

Las fuentes randazzistas que rodean a Lorenzino aclararon que se habló con González Hueso y se intentó "convencerlo de que se quedara con la Delegación", porque "una banca en el Concejo es incompatible". Sin embargo, el hombre que agrega a la dirigencia más joven de Olavarría un apellido con mucha historia, decidió que su camino era el de la política electoral y no el rumbo institucional que podía concederle una visibilidad distinta y muy favorable. Con un bagaje de problemas solucionados en la vida cotidiana de los sectores populares que sería una invalorable tarjeta de presentación.

El problema de González Hueso y de Lorenzino -que termina relegando a Olavarría a pesar de las necesidades que la ciudad tiene desde hace tiempo- es, indudablemente, la inclusión de estas figuras en el partido que representa las ambiciones de Florencio Randazzo. Que parece perseguido por la escasa suerte desde que se negó a ser el candidato a gobernador como extensión a la lista presidencial de Scioli, que hubiera evitado -muy posiblemente- la llegada de Mauricio Macri al poder.

Todos, incluido el ex diputado provincial azuleño Mario Caputo, quien compitió también en las PASO con intención de volver a la Cámara baja bonaerense, quedaron visiblemente desasosegados con los resultados del domingo 13 de agosto. La profunda polarización entre el macrismo y el cristinismo dejó heridos graves que en octubre verán profundizarse ese dolor político por la magra cosecha. Se trata, fundamentalmente de massistas y randazzistas.

"En los próximos 30 ó 40 días estaremos abriendo una Delegación en Olavarría y vamos a poner al frente al doctor (José Gervasio) González Hueso, con la consigna de trabajo que les pedimos a todos los colaboradores en territorio: ser parciales en la defensa de los intereses de la gente, de los más vulnerables", fueron las palabras textuales de Guido Lorenzino a EL POPULAR el 27 de mayo.

El dirigente, muy cercano a Daniel Scioli, viró luego de la derrota hacia una postura cercana a Florencio Randazzo, aunque trata de evitar declaraciones partidarias en su calidad de defensor del Pueblo. Su nombramiento obedeció a acuerdos que se alcanzaron en la Legislatura entre el gobierno de Cambiemos y los intendentes de lo que fue el Grupo Esmeralda. José Eseverri utilizó este camino para asumir como director del Grupo Bapro. Aunque después volvió al massismo, morada que había abandonado escandalosamente en 2015. Para tratar de desanudar un poco más el entramado político por el que determinadas fichas se colocan en ciertos lugares, se trata de cargos destinados a dirigentes opositores. En el caso de Lorenzino, necesitó acuerdo del Senado bonaerense. Y el propio senador Héctor Vitale celebró su designación.

Hoy, según pudo saber este Diario, descartada la figura de José Gervasio González Hueso, Olavarría tendrá delegación cuando haya otro nombre, pero esta vez con consenso: el organismo de Lorenzino (presionado por las victorias ilevantables) debió abrir el juego político y buscar acuerdos con la gente de José Eseverri y del intendente Ezequiel Galli. El nombre saldrá de allí.

Quienes suelen ser amantes de las lecturas conspirativas (y que generalmente leen bien) ven, en la decisión preelectoral de nombrar a González Hueso, una supuesta "estrategia del eseverrismo, que buscaba lugar en el randazzismo y quería frenar la candidatura" del más político de los hijos de Alicia Tabarés. Todo puede ser. En ese marco, José Eseverri dio otro viraje casi incomprensible hacia el massismo y complicó la vida de la diputada Liliana Schwindt y sus candidatos con una colectora.

Mientras tanto, González Hueso pasó apenas un 5 % de los votos en las PASO, porcentaje que probablemente no tenga posibilidad de remontar. Los 3.700 votos que logró no le alcanzan para una banca en el Concejo Deliberante.

Y en los alrededores del Defensor del Pueblo se lamentan de la mala performance del randazzismo en general. Mala época les toca para intentar sueños ejecutivos cuando Cristina tiene vida política a pesar de los que decretan su QEPD y Macri se encamina a la consolidación de un partido de derecha con ciertos toques de modernidad para convertirse en la alternancia real con el peronismo.

A mediados de agosto, Lorenzino inició una gira por el centro de la Provincia: el miércoles 16 inauguró en Azul la delegación que ya funciona a cargo del Dr. Emanuel Barrionuevo, ex subsecretario de Legal y Técnica del ex intendente José Inza. El día anterior (martes 15 de agosto) había dejado abierta la de Tandil, a cargo del abogado Alcides Fortunato.

Olavarría debía tener su delegación abierta al menos un mes antes. Pero los tiempos electorales trastocaron todo lo previsto.