Carlos Espinosa / Télam

La vieja chata de carga `La Pichona`, enorme medio de transporte que tiraban 16 caballos y aguantaba hasta 18 toneladas, vuelve a lucir con orgullo los colores de la Patria sobre sus laterales. La restauración del antiguo carromato, construido hace unos 120 años en el corazón de la provincia de Buenos Aires, está a cargo del herrero y artesano Luis Esteban Facio, en un taller de las afueras de Viedma.

"La chata estaba tirada en un campo hípico de Patagones, casi destruida después de más de 30 años de abandono; y el trabajo de arreglo me lo encargó el empresario Alberto Pozzo Ardizzi" relató Facio a Télam, rodeado de herramientas y fragmentos de madera.

El carruaje llegó a Carmen de Patagones en los primeros años del siglo 20, traído por César Juan Bautista Pozzo Ardizzi, comerciante de ramos generales, y acopiador de lanas y frutos del país, bisabuelo que quien ahora solventa los gastos.

Agrega Facio que "se usó principalmente entre la estación de Stroeder, cuando era punta de riel, y Patagones, para llevar lana y cueros, y traer todo tipo de mercaderías".

Hacia la década del 40, cuando el tren llegaba directamente a Patagones, La Pichona se destinó a cargamentos de leña, desde los campos, atravesando huellas y guadales. En los años `50 quedó abandonada en el paraje Cañada Honda y en 1969 se la trajo al centro de la última ciudad bonaerense, para exhibirla como pieza histórica enfrente de la plaza principal, en un terreno baldío.

En 1976 ese solar fue destinado a un edificio público y la chata fue trasladada al predio del club hípico Fuerte del Carmen, en donde las inclemencias del tiempo fueron dañando su sólida estructura. "Poder repararla era mi preocupación y desde 6 años atrás, estaba siempre a la espera de la ocasión, así que me siento muy honrado y trabajo con mucho entusiasmo" sostuvo Facio, sin ocultar que sus 83 años le impiden hacer algunas tareas.

Pero añadió que "tengo dos buenos ayudantes, y con tranquilidad vamos poniendo a nuevo cada cosa, rescatando algunas partes y fabricando otras que estaban irrecuperables".

En el patio del taller se ubica por una de las ruedas traseras, de 3,85 metros de diámetro y llanta de 15 centímetros de ancho, con 1.600 kilos de peso.

Facio, estudioso de este tipo de carros, apuntó que "es la única vez que veo una rueda con 22 rayos, porque generalmente venían con 16, pero a ésta le pusieron más para que aguantara mayor carga y caminos muy duros".

En el galpón bajo techo la caja de La Pichona impresiona por sus dimensiones: 6,25 metros de largo por 1,25 de ancho, con el pescante avanzando hacia delante, "porque se lo agregaron para tirarla con caballos y no con bueyes, como era el uso original".

"Los bueyes son muy fuertes pero lentos, por eso en las grandes distancias del sur se preferían los caballos y esta chata, tirada por 16 animales a la vez, podía hacer unos 20 kilómetros por día" siguió el relato del artesano.

La ardua tarea ya lleva ocho meses, pero confía poder terminarla para el próximo 10 de noviembre "por dos razones: es el Día de la Tradición y también mi cumpleaños 84".

Las tablas laterales de La Pichona ya lucen nuevamente los colores de la bandera nacional "así estaba pintada en los tiempos en que era todo un orgullo del patrón, don César Pozzo Ardizzi, hijo de inmigrantes y bien argentino".

La chata restaurada volverá a Carmen de Patagones, donde será emplazada sobre el boulevard de la avenida Yrigoyen, en el acceso a la ciudad. Allí rendirá homenaje a los pioneros del transporte en los ásperos caminos sureños, cuando desafiaba pantanos y desiertos para acortar lejanías y facilitar el comercio. Télam