Juan José Pfeifauf

Más de 200 "huelleros" transitaron a caballo los 100 kilómetros que unen la antigua línea de fortines del noroeste de la provincia de Buenos Aires, en una iniciativa que apuntó a rescatar el valor de los antiguos habitantes de la pampa.

Los participantes de la 33ª edición de la cabalgata reivindicaron con su gesto los lugares que formaron parte de la historia del gaucho, las milicias y los malones.

A las 5 de la tarde del domingo, el relincho y el tropel de los caballos preanunciaban la llegada de los huelleros a la ciudad que habían dejado un día antes.

En 48 horas, más de 200 personas de Carlos Casares y de los alrededores recorrieron un trayecto de 100 kilómetros en "homenaje a los gauchos, milicos e indios que poblaron nuestra pampa", explica Omar Ottaviani, uno de los organizadores de la Comisión Huella de Fortines.

La travesía a caballo y en carruajes antiguos comenzó el sábado a la mañana en el campo que la comisión tiene en las cercanías de la ruta nacional 5, en una de las entradas a Carlos Casares.

El viernes a la noche comenzaron a llegar al predio varios jinetes de las ciudades adyacentes para soltar sus caballos y acampar alrededor de la réplica del Fuerte Barrera, construido en el centro del lugar.

La cabalgata arrancó cerca de las 8 de la mañana del sábado, luego de descubrirse una placa recordatoria y de entonar las estrofas del Himno Nacional.

La primera etapa del recorrido finalizó en Mauricio Hirsch, una de las localidades casarenses. Después de almorzar, los huelleros siguieron camino hasta Smith donde acamparon en el parque Martín Medina, habiendo completado los primeros 50 kilómetros de la traza original.

Según Olga Arista, presidenta de la Comisión Huella de Fortines, el recorrido fue planificado para conmemorar el centenario de la localidad de Smith: "En el año del centenario decidimos rendirle nuestro homenaje a este paraje de nuestro partido".

Gran cantidad de público se acercó hasta el predio para acompañar a los huelleros como lo hacen desde 1995. Familiares, amigos y vecinos del pueblo llegaron a las instalaciones del parque para escuchar a los numerosos artistas que pasaron por el escenario, organizado por la comisión que preside Olga Arista.

Decenas de carpas y casillas rodantes se instalaron alrededor del gran fogón y cobijaron a varios jinetes. Otros, por el contrario, emulando al gaucho pampeano durmieron sobre el recado sin más abrigo que un poncho y una frazada.

La travesía se reinició el domingo a las 7 de la mañana con el habitual toque de diana y agarre de los caballos.

Algarrobos fue la tercera localidad visitada por los jinetes. Ubicado a unos 20 kilómetros de Carlos Casares, el paraje es un importante sitio histórico, ya que allí se radicaron los primeros colonos judíos que llegaron a nuestro país en el siglo XIX.

En el último tramo del recorrido se sumaron a los jinetes cuatro integrantes de la organización Vuelta de Obligado, quienes vistiendo su ropa tradicional ingresaron a la ciudad escoltando la bandera nacional y de la Provincia.

Según Ottaviani, Huella de Fortines es un homenaje a los olvidados de la historia oficial, y rinde tributo al gaucho fortinero, hecho soldado a la fuerza, y al indio de nuestra pampa.

La 33ª edición de la cabalgata que recuerda la línea de frontera existente entre 1869 y 1876 en el noroeste de la provincia de Buenos Aires culminó el domingo a las 19, luego de que los jinetes recorrieran la plaza principal de Carlos Casares y fuesen recibidos por cientos de vecinos. Télam