La reciente colaboración entre Axel Kicillof y Maximiliano Pullaro para abordar la crisis narco en Rosario no solo evidencia la estrategia de diferenciación del gobernador bonaerense respecto a la Casa Rosada, sino que también destaca la convergencia entre gobernadores de la oposición en temas críticos. Mientras tanto, el escenario político se ve agitado por una posible rebelión fiscal impulsada por José Luis Espert, que podría condicionar la gestión de Kicillof y generar tensiones adicionales en la provincia de Buenos Aires.

La colaboración entre Kicillof y Pullaro, que incluye la provisión de recursos y logística para abordar la violencia en Rosario, busca brindar un alivio inmediato ante una situación compleja. Sin embargo, ambos reconocen que estas medidas no resolverán el problema de raíz, que involucra aspectos sociales, económicos y de seguridad en la región.

Por otro lado, la posible rebelión fiscal impulsada por Espert plantea desafíos adicionales para el gobierno provincial. Su llamado a no pagar el Inmobiliario Rural y su crítica a la falta de contraprestaciones por parte del gobierno generan tensiones en un contexto ya cargado de fragilidades para el oficialismo.

Mientras tanto, en el ámbito legislativo, avanza la discusión sobre el FONID en Diputados, con consenso para restablecer este fondo que fue retirado por el gobierno nacional. La decisión del presidente de reintroducir este monto en la negociación con las provincias podría generar un nuevo escenario de tensiones entre el gobierno central y los gobernadores.

En medio de estos contrastes y tensiones, la gestión de Kicillof se enfrenta a múltiples desafíos, desde la crisis en Rosario hasta la posible rebelión fiscal y las negociaciones legislativas sobre el FONID. La capacidad del gobierno provincial para abordar estas problemáticas de manera efectiva será clave en el panorama político actual.