Los políticos de oposición le están fallando de una forma brutal a la ciudadanía. A tan sólo cuatro meses de las elecciones generales, seis semanas para la inscripción de candidatos y dos semanas para la inscripción de las alianzas electorales, el tan mentado “bloque de unidad” está seriamente estropeado y va camino al fracaso, generando una mezcla de angustia y bronca entre los electores que queremos un rumbo diferente para Bolivia y sabemos que eso pasa por sacar al MAS del poder. El conflicto en el que han entrado Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina para definir quién será el candidato único de oposición, parece estar motivado por intereses personales de los candidatos y de sus seguidores o, en el mejor de los casos, ser el resultado de una imperdonable torpeza. ¡Por ello es imperativo reparar el bloque de unidad!

El conflicto surgió a raíz del momento en que deberían realizarse tres encuestas simultáneas que, según acuerdos previos, definirían quién sería el candidato. Aquí comenzó el sainete que amenaza con romper la unidad y nos tiene indignados: Tuto argumenta que hacer encuestas ahora(antes de inscribir las alianzas) pone en peligro la candidatura de oposición por una posible sanción de inhabilitación del Tribunal Supremo Electoral (TSE), en aplicación de la norma electoral, aunque esa posibilidad fue inmediatamente descartada por varios vocales del TSE. Por su lado, Samuel argumenta que las encuestas deben hacerse antes de la inscripción de las alianzas porque “ese ha sido el compromiso” y se ampara en que “cinco de los seis miembros del bloque” lo respaldan. Para distinguir el sainete de la realidad, primero tenemos que convenir que, si bien son seis los miembros del bloque, éste tiene sólo dos bandos: el de Tuto y el de Samuel; Carlos Mesa es una especie de árbitro y los demás están para apoyar a uno u otro bando. Segundo, lo que vemos quienes estamos fuera del bloque, es que aparentemente Samuel se siente bien posicionado en este momento y por eso quiere la encuesta cuanto antes. En contraste, al parecer Tuto siente que no está en su mejor momento y que por lo tanto le convendría aplazar la encuesta hasta que su posición mejore.

Si bien lo anterior son conjeturas que los aludidos se esfuerzan por desvirtuar, los aspectos técnico-legales del proceso electoral nos develan un problema mayor. Sabemos que Tuto tiene como siglas aliadas al FRI y a Demócratas y que Samuel tiene el apoyo de su propia sigla UN y la del MNR. Si este 18 de abril ambos candidatos inscribieran sus respectivas alianzas, ¿qué pasará cuando luego de esa fecha, como plantea Tuto, se defina quién será el candidato único? Si el elegido es Samuel, Tuto tendría que declinar su candidatura, lo cual implica que la sigla de los Demócratas se perdería, pues la ley así lo dispone cuando no ha participado en dos elecciones consecutivas. El FRI no perdería su sigla, pues participó en la última elección con CC, pero se quedaría sin su parte de la torta y eso es insoportable para ellos. Si por el contrario, el elegido fuera Tuto y quien tuviera que declinar su candidatura fuera Samuel, eso implica queperdería la sigla de UN. Sabemos que cualquiera de los dos escenarios descritos es políticamente inviable y que, por lo tanto, la famosa “candidatura única de oposición”está condenada al fracaso, pues si la unidad no se rompe ahora con la encuesta, inexorablemente lo hará cuando en el bloque haya un candidato ganador. 

El análisis anterior nos revela que hay una sola fórmula que podría garantizar el éxito en la construcción de la unidad: que todas las siglas que han comprometido su apoyo, tanto a Tuto como a Samuel, conformen una alianza única y ésta sea inscrita antes del 18 de abril. Se podría pensar que esa es la fórmula que plantea Samuel al insistir en que se deben tener los resultados de la encuesta el 10 de abril, pero no hemos escuchado nada con relación a incorporar a la alianza del bando ganador, las siglas del bando derrotado. Que yo sepa, ni siquiera han anunciado el nombre de esa “mega-alianza” (¿para una mega-coalición 2.0?) y, dada la mutua animosidad que ha marcado la pre-campaña electoral al interior del bloque, uno se pregunta si habrán avanzado en consensuar entre tantas siglas el “documento regulador de la alianza”, los muy controversiales estatutos que exige la normaelectoral. También cabe preguntarse si ya tendrán elaborados los principios, la plataforma programática y el programa de gobierno de la mega-alianza y si habrán por lo menos definido la sigla y los colores que la distinga en la papeleta electoral, todos ellos requisitos establecidos en la Ley 1096 de Organizaciones Políticas para poder registrar la alianza ante el TSE.

En los últimos días, los equipos de Tuto y Samuel se han estado lanzando acusaciones cruzadas de que el otro es el culpable de la inminente ruptura del bloque. Sin embargo, la manera tan desprolija y torpe con que han encarado la construcción de la unidad sugiere que en realidad no estaban verdaderamente comprometidos con ella. Esta aparente falta de sinceridad no sólo no es nueva, pues lo demuestran las fallidas experiencias electorales del 2009, el 2014, el 2019 y el 2020, sino que tampoco están eximidos de insinceridad los otros miembros del bloque, Carlos Mesa y los representantes de Luis Fernando Camacho (su secuestro en Chonchocoro lo exime de cierta manera). Recordemos que entre julio y agosto de 2024, los mencionados jefes políticos y sus respectivas bancadas parlamentarias, negaron su apoyo a un proyecto de ley para tener elecciones primarias abiertas e inclusivas, que presentamos varios diputados de oposición. Dicho proyecto no solo establecía las elecciones primarias abiertas, tan necesarias para la unidad de la oposición, sino que también planteaba que cualquier ciudadano podría ser candidato sin ser necesariamente postulado por un partido político, siempre y cuando obtuviera al menos el 2% de firmas de respaldo a su candidatura, no el 3% de firmas de militancia en un nuevo partido, lo cual es mucho más difícil de obtener. 

Como están las cosas, el bloque de unidad está condenado a muerte y con ella Bolivia corre el riesgo de seguir sometida al MAS, con el consecuente desenlace de crisis terminal, desinstitucionalización y autoritarismo. Lo único que puede salvar la unidad opositora es que quienes lo componen asuman con sinceridad y firmeza la decisión de conformar una gran alianza entre todas las siglas que han comprometido su apoyo, tanto a Tuto como a Samuel, y registren dicha alianza ante el TSE antes del próximo 18 de abril. Eso les dará tiempo hasta el 19 de mayo para definir al candidato de la unidad. Si la sinceridad, la sensatez y el patriotismo se imponen sobre los intereses personales de los actores políticos, durante ese mes Tuto y Samuel deberían medirse en más de un debate público antes de realizar la encuesta que defina quién será el candidato de la mega-coalición opositora y, probablemente, el próximo Presidente de Bolivia.