La leyenda es vieja. Debe tener tantos años como tengo yo. Aunque los fans nunca dejaron de repetirla. Dice así: durante la grabación de "Wish you were here", Nick Mason, Rick Wright, David Gilmour y Roger Waters, vieron como aparecía detrás del vidrio de la sala de grabación un hombre gordo, calvo, vestido con overol. El tipo se quedó sentado y los observó firmemente mientras Pink Floyd grababa la canción que le daba el nombre al disco. Después, tan rápido como había hecho su aparición, el hombre gordo y calvo se fue. No recuerdo si fue Roger o David o Nick o Rick pero lo cierto es que alguien creyó reconocer en ese figura ancha y de ojos saltones a Syd Barret. En este parte del relato, la anécdota se bifurca. Algunas versiones hablan de un Syd Barret que con los ojos húmedos se alejó del estudio sin ser detenido. Sin embargo para otros, Barret abrió la puerta del estudio y tocó algunos acordes o simplemente se sentó entre ellos. 

Lo cierto es que la anécdota rescata siempre la figura del Rey cósmico, el Mesías psicodélico, que ya había partido de la nave Pink Floyd para convertirse en su propio planeta. Aunque esa estela continuó presente en cada disco de la banda. Un fantasma siempre presente, un entidad torturada y torturadora, un murmullo en el oído de Roger o un arpegio en las manos de David.

En "Rojo Floyd" el italiano Michele Mari, como un antropólogo de lo sobrenatural, persigue al espíritu tras Pink Floyd para contar una historia originalísima, atrapante, genial aunque por momentos se vuelva triste y perturbadora.

"Syd Barret no fue echado porque había enloquecido: enloqueció porque lo estaban echando" dice el testimonio de un fan sobre el gran protagonista de la novela.

"Los cirujanos normalmente separan a los siameses, a nosotros nos tocó el único que los crea" dice el monstruo conformado por los bluseros Pink Anderson y Floyd Council, uno de las lamentaciones que forman parte del libro publicado por La Bestia Equilátera, una editorial con un catálogo sorprendente y que no deja de sorprender.

Michele Mari, un fan tardío de Pink Floyd, ha logrado un increíble relato obsesivo sobre el detrás de escena del rock, los miedos, la creación y las relaciones de amor-odio entre los músicos. La historia de Syd Barret, la locura y la genialidad del músico, sus dones, el enlace que mantiene con los integrantes de Pink Floyd, un rostro entre angelical y demoníaco, le permitieron a Michele Mari escribir uno de los mejores libros del 2013. Recomendado para fans y para aquellos que se dejan llevar por una buena historia, brillantemente narrada y compuesta por la voces de vivos y muertos, detalles y anécdotas que forman parte del mito de una de las bandas más grandes del rock.