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Gabriel Rodríguez (es "Zapallito", el payaso; nacido en Avellaneda hace 47 años), Fabián López (el coordinador general; nació en Necochea, 40, casado con Claudia Paola López, prima de Gabriel; ella hace la función de malambo; ambos son padres de Camila, 17, un personaje de clowns, y de Facundo, 13, acróbata) y Ricardo Illanes (clown, trapecista, cómico, Richard para todos; nacido en Paraná, 26 años). Ellos son tres de los integrantes de la troupe de Cirque XXl, que está instalado desde esta semana en avenida de los Trabajadores entre Lamadrid y Moreno, y que se quedará en nuestra ciudad un par de semanas.

Vida especial la del circo. No es para cualquiera, claro. El que está allí, trabajando en una enorme carpa y viviendo en casas rodantes, de ciudad en ciudad, le gusta de alma. Generalmente, esa pasión se trae en la sangre, de generación en generación. Se transmite casi naturalmente.

"El Cirque XXI nació en 2000. Fue así: en el Parque de la Costa había un espectáculo que se llamaba el Circo de la Costa, y duró un año y pico. De ahí lo llevaron a Avellaneda, se llamó Cirque XXI, y lo compramos nosotros porque se fundió. ¿Por qué ese nombre?, por el siglo, y porque Cirque intenta ser una copia del Circo de Soleil. Somos enfermos del Soleil, todos quieren llegar ahí. Es lo máximo. Todos miran videos, están en Internet, ya vieron un par de shows; mi hija Camila fue a Los Angeles y a Las Vegas a verlo. Todos estamos así. Tengo amigos trabajando en Las Vegas, como mi primo. Yo tuve la suerte de conocer backstage, y venimos con esa mentalidad de hacer algo parecido. Estamos lejos, porque no dan los costos y el público es diferente, pero los artistas sí dan. ¡Hay cuarenta circos en la Argentina! En todos los circos hay artistas argentinos muy buenos como para legar a hacer algo así, como el Soleil, pero todo pasa por la inversión. Es lo mismo que en el teatro: Broadway es lo máximo, pero en la Argentina hay excelentes actores, y a nosotros nos pasa algo similar. Si ponemos una entrada a 200 pesos la gente no lo paga, pero al Soleil se la paga. Y con tanta tecnología se necesita dinero, y eso hay que trasladarlo a la boletería. El Soleil lo cobra. Hay 20 ó 30 mil personas que pueden pagarlo, pero para eso se necesita dinero" comenta Fabián López, el propietario de Cirque XXI, sentado cómodamente en el "balcón" de su casa rodante, instalada a unos metros de la carpa principal.

Respecto del espectáculo, Gabriel comentó que "en este circo no hay locutor. Como el Soleil. Porque es un estilo parecido desde que arrancamos, que el espectáculo tenga como una historia y que se desarrolle en base a esa historia, con una puesta en escena bien elaborada. Tiene mucho que ver con la iluminación y la música, que vaya acompañando a los números. Y tenemos banda en vivo, es espectacular; así se cerró el círculo para hacer un gran show".

"Somos 4 clowns. La función empieza interactuando con la gente, en base a un enchufe de luz donde en un momento se corta, lo encontramos, lo enchufamos nuevamente y ahí arranca la verdadera magia del circo. Aparece Camila (hija de Fabián) que es uno de los personajes principales, y ella interactúa mucho. Van pasando los números y cada clown interactúa; hay cuatro o uno, o dos, depende el número. Luego vienen los malabaristas, hay acrobacia, números de altura, trapecio, equilibrio, cama elástica. La puesta en escena le da el toque mágico a lo que es el circo" agregó Richard.

"Los cuatro clowns llevan el hilo conductor y van presentando los distintos números. Hay de todo lo que tenga que ver con un circo, pero básicamente está afirmado en la comicidad, con muy buenos sketches. Es un espectáculo rápido, dinámico, divertido, y eso le gusta a la gente. Lo hemos logrado y el público sale contento porque se divierte. La banda le da un ritmo increíble, y eso está buenísimo. No hay tiempo ni para ir al baño. Sólo hay un intervalo de 10 minutos para armar los trapecios. El show tiene una duración de 1 hora y 40 minutos", explica Fabián, quien comentó que Cirque XXI anduvo por el hotel Conrad de Punta del Este (en 2005, 2006 y 2009), hizo dos temporadas en Mar del Plata y Carlos Paz. "Hacemos muchos shows en la cadena Jumbo, dentro de sus shoppings, y vamos a Tucumán, Lomas de Zamora, San Martín, Don Torcuato, Pilar, Neuquén, y ahora quieren que vayamos a Salta", agregó Fabián, quien comenzó la empresa "junto con mi padre (Enrique López) y mi hermano (Sebastián), pero en 2010 nos separamos y ellos se fueron para otro lado, con otro espectáculo", aclara.

Toda la vida en el circo. Hay vaivenes; con momentos buenos, algunos no tanto, pero siempre en esa vida trashumante, llena de sorpresas, con ciudades nuevas, otras conocidas. Y si bien la escenografía va cambiando y la gente también, la vida de ellos no. Pero les gusta esa vida. Y la aman.