La cremación es una práctica funeraria aprobada por la Iglesia Católica, no obstante se procura darle un destino digno a las cenizas. En este caso, se ha edificado un lugar especial, en un sitio consagrado, en dependencias contiguas e integradas a la vida comunitaria. El cinerario parroquial fue construido donde antiguamente se encontraba el Bautisterio. Allí se ha cavado una fosa con las dimensiones correspondientes y se la ha cubierto con una losa, en armonía con el piso y la edificación existentes.

Actualmente es común la existencia de cinerarios en las parroquias y en este caso se encuentra habilitado por el Obispo Diocesano de Azul. El depósito de cenizas se efectuará en el marco de una ceremonia religiosa y se lo registrará en un libro especial. Desde la parroquia aclaran que no habrá placas identificatorias y que el servicio será totalmente gratuito.

Asimismo señalan que "en un lugar santo, cuya tierra ha sido bendecida, descansarán las cenizas de nuestros queridos hermanos difuntos, presididos por la imagen de nuestra Madre y Patrona, en el sitio donde muchos de los hinojenses han recibido el primero de los sacramentos de la Iglesia, el bautismo, en comunión con todos los hermanos y confiados en la fe en que un día resucitaremos".