Sierra Chica supo usar mejor la cabeza
Marcos Bonavetti, Marcelo Gallo y Emmanuel Devia marcaron para Sierra Chica; Altamirano y Alejandro Bianciotto para El Fortín, que jugó siempre en campo contrario, pero defendió mal las pelotas de arriba.
Se puede ganar por búsqueda y se puede ganar esperando; se pueden esperar frutos de virtudes propias para llegar al gol y es legítimo especular con que la vía sea a través de errores de los rivales. Sierra Chica eligió pararse en propio campo, optó por dejarle la pelota a El Fortín, sacó provecho de regalos que recibió en el aire del área contraria y se quedó con todo.
No fue bueno, porque en ninguna cancha de Olavarría a esta altura del año se puede esperar la complicidad de los campos de juego con los que tienen ganas de progresar al ras del piso, pero fue cambiante. Lo abrió el El Fortín, lo dio vuelta Sierra Chica antes del descanso, lo empataron rápido los locales, se lo llevaron en el final los visitantes con un golazo de cabeza.
Empezó sin dar señales de cómo iba a ser el final, porque todo era de El Fortín. La pelota, el dominio, las aproximaciones y cuando se metió por primera vez en el área de Sierra Chica encontró esos goles que suelen ser un bálsamo para los que salen a proponer.
La zurda de Barrientos mandó una pelota parada desde la izquierda, Enzo Bonavetti la bajó de cabeza a espaldas de su hermano Marcos, el pibe Altamirano se la llevó por delante en el área chica y de nada sirvió el manotazo de Diego Berdún para evitar el gol.
Sánchez como inicio, con Enzo Bonavetti de socio, el pibe Tolosa enganchando a espaldas de los volantes de Sierra Chica y la movilidad de Bianciotto presagiaban una confirmación en el arco de Sierra Chica: Tolosa robó la pelota en una salida, desparramó a un defensor en la izquierda, dejó a Bianciotto de frente al arco y al gol, y el delantero (uno de los mejores) la mandó a las vías. Esas situaciones que a veces se terminan lamentando. Como en este caso...
Sierra Chica se aprovechó de una de las tantas particularidades que ofrece este juego. No es necesario tener la pelota, tampoco buscar el gol para encontrarlo, a pesar de algunas insinuaciones interesantes de Gallo y Castro que no alcanzaban para equilibrar los méritos.
Devia se llevó a la defensa de El Fortín a la rastra en la derecha, metió el centro, y Marcos Bonavetti metió un gran cabezazo del otro lado, que tomó a contrapierna a Néstor Ramírez.
Primer aviso. El siguiente centro, Facundo Marinangeli se hizo cargo de una pelota parada en la derecha, Marcos Bonavetti la bajó en el segundo palo y Gallo la empujó de palomita en el área chica.
Así son las cosas. Sin tenencia y con dos aproximaciones Sierra Chica lo había dado vuelta. El Fortín no tuvo que remarla demasiado en el segundo tiempo, ni desesperarse con el reloj, porque en otra pelota parada, otro bochazo al área, Barrientos metió el zurdazo desde un costado y Bianciotto le cambió la dirección a Berdún.
Habiendo sido uno de los mejores, Bianciotto maldecirá su puntería. Se perdió el 2-0 y también el 3-2, aunque en este caso sin ángulo, a un metro del palo.
Fue de lo poco que logró generar El Fortín con su tenencia y su insistencia. A Sierra Chica le sobraba con el escalonamiento en su cuarto de cancha y la habitual solvencia de Mignone de arriba y de abajo en el corazón del área grande.
Nada hacía sospechar que este partido tenía otro destino que un empate. Uno sin ideas, otros sin intenciones, aunque la entrada del pibe Palacios le dio una mayor fluidez y un mejor manejo en la mitad de la cancha a Sierra Chica. De su costado salió un bochazo al área, durmieron los centrales, apareció Devia y con un cabezazo bombeado la clavó en el ángulo derecho de Ramírez. Golazo.
Con el resultado puesto tampoco es para apelar al recurso fácil, tan habitual en estos casos, que un equipo porque esaclonó gente en su campo y fue efectivo hizo un partido "inteligente". Sierra se defendió bien y usó mejor la cabeza, para acertar tres veces en el arco contrario y llevarse tres puntos de la Urquiza.