Tiene por delante un sueño gigante
Desde hace cinco meses integra el equipo Sub 17 de Vélez Sarsfield. Tiene 16 años, mide 1,90 metros. De cara al futuro pretende ser jugadora profesional. Estudia en Rosario, pero todos los jueves viaja a Liniers para entrenar y jugar en la Liga Metropolitana.
Nada es sin esfuerzo. María Lucrecia de la Quintana (16 años) concurre de lunes a miércoles de 7.30 a 13 a quinto año, Naturales, de Nuestra Señora del Rosario en horario matutino de 7.30 a 13 y estudia inglés en el Instituto de Elisa Magliatti. Los jueves, a las 11, se retira del colegio y a las 16.30 recala en Liniers para convertirse en jugadora de vóleibol: en el Club Vélez Sarsfield realiza dos horas de entrenamientos con pelota y dos más dedicadas a la parte física; la misma rutina se repite el viernes.
Su posición es de opuesta en la Liga Metropolitana Sub 17, donde no pasa inadvertida por su gran porte: mide 190 centímetros. Tiene una hermana melliza: María Victoria, pero su estatura es de 1,62 y juega en Estudiantes. "En mi caso tengo la genética de mi papá (Carlos) y mi hermana la de mi mamá (Silvina Guanuco)", dice entre risas en la redacción de Deportes del diario EL POPULAR.
"Siempre me gustó el vóleibol", cuenta luego. Por su cercanía con el Club Pueblo Nuevo, con 13 años se arrimó a la entidad albiverde pero no quedó entre las seleccionadas; entonces decidió ir a Estudiantes siendo sus profesores Jorgelina Drazeta y Guillermo Ducuing. "Yo se lo pedí a mi papá, era realmente lo que quería: jugar al voley", declara con naturalidad.
El esfuerzo vale la pena. Su familia es el principal sostén en este sueño de proyectarse a ser jugadora profesional de vóleibol. "Voy a llegar a jugar en algún club importante, no sé cuál", dice convencida; sin dejar de destacar el esfuerzo y apoyo de su padre que la acompañó desde el principio en este sueño y convenció a su mamá Silvina, para que pueda cumplirlo.
De Rosario a Liniers
Actualmente cumple con el 85 por ciento de las clases en Rosario por un convenio de estudio. "Es un trámite entre el colegio y los inspectores que me posibilita no tener las dos últimas horas del jueves, ni concurrir el viernes por el traslado a Buenos Aires, realizando trabajos prácticos para rendir a final de año".
Su historia tiene el primer mojón en la Capital de la Provincia de Buenos Aires. Luego de una visita a Gimnasia y Esgrima La Plata, "Luli" había sido seleccionada por la entidad platense, pero debía quedarse a vivir sola con 15 años, lo cual no era conveniente.
En octubre de 2017 empezaron a sucederse hechos que serían definitorios de cara a su futuro. Primero aceptó la sugerencia de visitar a un deportólogo, acompañado de una visita a un nutricionista e iniciar un entrenamiento especial. Al mismo tiempo, sus padres deciden realizar una visita con el doctor Angemi que trabaja en Boca Juniors, quien propone realizar un estudio en La Plata, teniendo como conclusión fortalecer la zona abdominal, las rodillas, recuperarse de dos esguinces de tobillo e iniciar un tratamiento por un acortamiento en su cadera.
En noviembre del año pasado arrancó en el gimnasio del Club Estudiantes con Daniel Conte, además entró en escena la nutricionista Fernanda Cajén, también es evaluada nutricionalmente y asistida por la doctora Carolina Huarte. "Llegué a bajar 18 kilos, pero todavía debo esforzarme un poco más para llegar al peso necesario para mi altura de 1,90. Estoy a punto de cumplir el objetivo".
La mejora en su físico empezó a ser notoria, por eso en diciembre decidieron llegar hasta Vélez Sarsfield para una prueba en la categoría Sub 17. Eran cuatro semanas, pero ya en la segunda el coordinador velezano Rogelio Vinent, entrenador Sub 19, Sub 21, ayudante de campo de división de Honor y de la Liga Argentina femenino, la reclutó.
"Le preguntó a mi papá si era consciente de la locura que iba a tener por delante y mi familia aceptó". Lo que nunca supo "Luli" es que había sido filmada desde el primer día que había llegado y dado el progreso que había manifestado decidieron incorporarla al plantel femenino de vóleibol.
Su debut como jugadora de Vélez en la Liga Metropolitana ocurrió en marzo pasado, en el Abierto del Club Galicia, contra Olimpo de Bahía Blanca en Sub 17. María Lucrecia, por su corta edad, nunca pudo ver en acción a Carolina Barragán ni a Jorgelina Drazeta, quienes resultaron las primeras en incursionar a nivel nacional. Hoy ella va por el mismo camino.
En busca de su destino
En los últimos cinco meses, todas las semanas realiza junto con su papá Carlos el tramo de Olavarría a Liniers. "El bolso lo preparo el día anterior, me cambio y salimos. Todos los jueves salgo del colegio Rosario para Capital Federal para realizar dos horas de entrenamientos con pelota y luego una hora de pesas, todo en la franja de 16.30 a 18.30". A las 21 llego al departamento en el Barrio Palermo, después de una hora y media de viaje".
La rutina se repite los viernes de 17.45 a 19.15; pero con una aclaración: "si jugamos el sábado hacemos pesas, que es preventivo para las áreas que vamos a utilizar al otro día como el manguito rotador, piernas, cuádricep e isquiotibiales.
Paralelamente María Lucrecia, en Olavarría, realiza trabajos aeróbicos y de fuerza con Susana Segurel, actualmente ultramaratonista, los lunes y miércoles de 17 a 18 en el Parque Norte en coordinación con Diego Grillo, preparador físico de Vélez con quien se encuentra en Liniers en la segunda mitad de la semana.
Lunes y miércoles con su entrenadora personal una hora, los martes concurre al gimnasio del Club para efectuar una hora fuerza en las máquinas. Toda una rutina de 60 minutos.
El fin de semana formó parte del Abierto Sub 17 en Morón contra Ferro Carril Oeste Morón y 77 FC. Su retorno a la Liga Metropolitana ocurrirá el sábado 25 en Buenos Aires.
Las jugadoras del primer equipo de Vélez, Agostina Soria y Sol Piccolo, integran la selección argentina mayor e indica que con ellas "comparto el gimnasio, también con algunas de las jugadoras Sub 19; y durante la pretemporada me hice amiga de Agostina Soria". Mientras entrena y juega en la Liga Metropolitana Sub17 para Vélez, no para de soñar: "En el 2019 la idea es estar sola en Buenos Aires. Lo mismo pasaría si tendría que ir a estudiar, pero a mí me gusta jugar al vóleibol", dice convencida.