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El tercer viernes después de Pentecostés la Iglesia celebra la fiesta de la solemnidad del "Sagrado Corazón de Jesús". Esa imagen es el centro de nuestra fe. En ese sagrado lugar contemplamos todo el infinito y misericordioso amor de Dios y es ese el lugar donde Dios espera recibir todo nuestro amor. El Corazón de Jesús ama sin límites, sin medida, solo quiere que nosotros lo amemos como él nos ama. La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia. De ese Corazón nació la Iglesia y se abrieron las puertas del cielo. Pero fue Jesús mismo quien, en el siglo XVII, en Francia, pidió a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitivamente esta devoción. El 16 de junio de 1675 se le apareció Jesús a Santa Margarita de Alacoque, mostrándole su Corazón: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor" .

Dos, son actos claves de esta devoción: amor y reparación. Amor por lo mucho que él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía. Cuando nuestra tristeza es grande, cuando nos suceden acontecimientos que nos agobian, antes de tomar una decisión detengámonos a contemplar este Corazón Santo y pensemos cómo actuaría Jesús en las mismas circunstancias y entonces nuestra carga será mucho más liviana y actuando de esa forma nos ayudará a descubrir si lo que vamos a hacer nos acerca o nos aleja de Dios. Contemplemos el Sagrado Corazón y no nos quedemos simplemente con el sentimiento; respondamos al amor que él nos tiene, él está siempre a nuestro lado y nos permitirá experimentar la cercanía de su misericordia, de esa vida que entregó por amor a nosotros. Esta fiesta del Sagrado Corazón de Jesús está íntimamente vinculada con la fiesta del "Inmaculado Corazón de María" que se celebra durante el tercer sábado después de Pentecostés.

Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos desde siempre y en toda la eternidad desde el momento mismo de la encarnación. La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por mediación de la Santísima Virgen María. Es por eso que nos consagramos al Corazón de Jesús por intercesión del Corazón de María. Después de su entrada al cielo, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intersección. "Jesús es el Camino; María es el atajo". El amor de su Corazón se dirige primero a Dios y a su hijo Jesús, pero se extiende sobre todo el género humano que Jesús le confió en la cruz. Esta fiesta del "Inmaculado Corazón de María" fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el Papa Pio XII el 4 de mayo de l944, para obtener por su mediación "la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes".

"El verdadero devoto recurre al Corazón de la Madre con plena confianza" (Padre Luis M. Faccenda). "…ella no se olvida de sus hijos. Cuando sus hijos están en la dificultad, tienen necesidades, la invocan, ella rápidamente viene y esto nos da una seguridad de tener la Madre al lado, junto a nosotros siempre. Y se camina mejor en la vida cuando tenemos la madre cerca. Pensemos en esta gracia de la Virgen de estar cerca de nosotros sin hacernos esperar. Siempre ella está para ayudarnos. Tengamos confianza en esto "(Papa Francisco, 3175/2013).

(*) Voluntario de la Inmaculada Padre Kolbe