En 2004 publicó "Pulpino", su primer libro infantil, con el acompañamiento de su hijo Sacha en las ilustraciones. Es nacido en Bahía Blanca y su nombre es Rubén Horacio Alvarez, aunque publica sus obras bajo el seudónimo Horacio Alva.

Su paso por la Sala Hugo Diez fue incentivar el entusiasmo por la lectura en los chicos y no tan chicos, "a partir de los cuentos que uno humildemente escribe y no sólo comentar la historia, sino lo que hay detrás de un libro con el proceso de creación, ilustraciones y otros detalles".

Su casa en la niñez estuvo habitada por libros y su madre la encargada de transmitir ese amor que sentía por los libros y la lectura.

"Pocas personas he visto tan lectoras como mi madre, uno lo ve a eso, va creciendo en ese ambiente y el hecho de verla, que haya libros por todos lados, despierta la curiosidad", cuenta.

Esto fue el primer elemento disparador en Alva para convertirse en escritor. Primero con textos pensados para adultos con cuentos cortos, con algunos intentos en novelas y segundo para ingresar al segmento de la literatura infantil a partir del nacimiento de su hijo, que provocó "una revolución en su vida".

Esto ocurrió hace 21 años, y su hijo creció en el más amplio sentido del concepto, pero su padre "sigue enganchado".

Cuando tenía 18 años, el escritor bahiense presentó sus primeras poesías en el Café Tortoni de la ciudad de Buenos Aires. A partir de allí no ha dejado de escribir. Poniendo en equivalencias haber escrito para adultos y niños, Alva no duda en marcar que las mayores satisfacciones fueron los cuentos infantiles.

"El hecho de poder hacer este tipo de actividades, leerles uno o dos cuentos es un elemento movilizador que hace que uno quiera continuar y aparte nunca te dejan de sorprender. Me motiva ver sus caritas, de atraparlos y cuando uno vuelve a casa llega cargado de emociones, porque es un ida y vuelta permanente".

En 2006 el Concejo Deliberante de Bahía Blanca declaró de Interés Municipal a sus obras y a su proyecto "Encuentro autor - lector en las Escuelas".