"Uruguay, América y el mundo han perdido a un artista genial, que a partir de la universalidad del arte imprimió un aura personal e inconfundible a su obra", lamentó en un comunicado José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), recordando a Páez Vilaró como un artista "genial" y "amigo" de la institución.

Uno de los murales más famosos del artista es precisamente "Raíces de la paz", pintado en 1960 y restaurado por el mismo Páez en 1975 en una de las paredes del túnel que conecta los edificios de la OEA en la capital estadounidense.

El artista murió de un infarto en Casapueblo, una original casa-museo-taller modelada con sus propias manos sobre los acantilados en Punta Ballena, en el exclusivo balneario Punta del Este (120 km al este de Montevideo). "Anoche estaba bárbaro, parecía que iba a vivir cinco años más", dijo emocionada su hija Beba Páez.

Este apasionado por el candombe y la cultura afrouruguaya, temas predominantes en una prolífica obra que abarcó la pintura, la escultura, la cerámica, el cine, la música y las letras, participó hace pocos días tocando el tambor -como desde hace casi 50 años- en el tradicional desfile de Llamadas de Montevideo.

El 14 de febrero pasado participó en la que fue su última fiesta de Carnaval. Páez Vilaró fue, sin duda, uno de los principales protagonistas de la jornada carnavalesca al participar con la comparsa de candombe Yambo Kenia, tras varios años de no intervenir por problemas de salud. Con nueve décadas a sus espaldas, el artista se vistió y disfrutó de la fiesta como el resto de sus compañeros, mucho más jóvenes, de la misma manera en que lo había hecho durante 70 años.

Una semana antes, había publicado un artículo en el diario uruguayo El País en el que anunciaba el fin de su "aventura entre tambores", el instrumento que caracteriza la música del carnaval. "(Fue) un final que nunca quise aceptar, pero que la vida nos obliga a cumplir", confesó. Detalló además que su intención fue retirarse dándose "un baño de pueblo", en alusión al tinte popular de esta fiesta, una de las más queridas del calendario nacional.

Sus soles y personajes con su trazo inconfundible pueden encontrarse en lienzos y murales en edificios públicos y viviendas privadas de todo el país, pero también supieron darle color a los aviones de la quebrada aerolínea uruguaya Pluna o a una línea nacional de vajilla.

En 1972 vivió una de sus experiencias vitales más intensas cuando su hijo Carlos Miguel sobrevivió a la famosa "tragedia de los Andes", el accidente aéreo de un equipo de rugby uruguayo que luego fue llevado al cine. Nunca perdió la fe en encontrarlo, porque tenía a Dios de "copiloto", destacó una y otra vez.

Devorador de vivencias que lo llevaron a conocer a Pablo Picasso, Salvador Dalí, Andy Warhol, Fidel Castro o Brigitte Bardot, Páez Vilaró fue uno de los pocos uruguayos que pudo vanagloriarse de haber tenido una placa con su nombre en el Espacio de los Soles, en la calle peatonal Sarandí de Montevideo. Comparte este privilegio con personalidades como Mario Benedetti, el ex futbolista Alcides Edgardo Ghiggia y la actriz Concepción "China" Zorrilla.