Flamenco y cine pochoclero es el programa en el Centro Cultural
En el marco del ciclo Noches de Cultura Abierta, el patio del Centro Cultural Hogar San José ofrece para hoy un doble programa: primero hay clases de flamenco y después cine. Se exhibirá la película "El milagro de P. Tinto".
Esta semana arrancó la actividad docente y continuará esta noche con las clases de flamenco que están a cargo de la profesora Nancy Pérez, en el horario de 19 a 20.30, siempre con entrada libre y gratuita, y no se requiere tener conocimientos para bailar, ya que la idea es ir adquiriendo conocimientos básicos para disfrutar de la danza, por lo que se junta gente de distintas edades, en ambos uno y otro sexo, para aprender tomando clases de una manera distendida y alegre.
Las clases de tango -que se hicieron anoche- están a cargo de los profesores Jimena Eleno y Andrés Negrette, en tanto que la de danzas árabes las brinda la profesora Sara Abdala. En tanto que el miércoles también hubo dos actividades: comedia musical con Aldana Espelet y un unipersonal de magia, muy variado y entretenido al que concurrieron muchos chicos y también mayores, en el Salón Auditorio del Centro Cultural, que brindó El Gran Jorge (Francisco Moris).
Hay cine. Pero también hoy habrá cine de humor pochoclero, a partir de las 20.30. La entrada es libre y gratuita y se podrá ver la película "El milagro de P. Tinto" (1998), apta para todo público, con 106 minutos de duración, por lo que habrá que llevarse reposeras o sillas para acomodarse en el patio y disfrutar.
El director de este film es Javier Fesser y son protagonistas Luis Ciges, Silvia Casanova, Pablo Pinedo, Pepe Viyuela, Javier Aller, Emilio Gavira, Janfri Topera, Tomás Sáez, Manuel Román y Eduardo Gómez. Se trata de una comedia, un tanto absurda, que tiene origen en España.
SINOPSIS: P. Tinto comprendió cuando sólo tenía 8 años que traer al mundo un gran número de hijos que crecieran a su lado sanos y fuertes era el verdadero sentido de su existencia. Como una maravillosa casualidad, Olivia aparece de pronto en su vida y comparte con él el proyecto de la gran familia. Como una pareja responsable se preparan a fondo desde la infancia para tan ambiciosa tarea. Su amor crece y el hecho de que ella sea ciega no supone impedimento alguno para que se celebre la boda quince años después.
Una casa perdida en un valle, por donde pasa cada veinticinco años el Expreso Pendular del Norte, se convierte en su hogar. Allí esperan pacientemente la llegada de los hijos. Pero los años pasan y los niños no vienen. Veinticinco años más tarde un acontecimiento cambiará por fin sus vidas.