Mel Gibson, en un policial atrapante
Llueve sobre Boston y el detective Tom Craven (Mel Gibson) acaba de recibir la visita de su hija, ya convertida en ingeniera nuclear, después de muchos años sin verla. El encuentro dura poco: a ella la matan delante de los ojos de su padre al grito de "Craven", y todo indica que el disparo era para el policía. Al menos en principio, porque rápidamente, entre vengar la muerte de su hija y conocer las causas de su asesinato, el veterano detective deberá desentramar una red de corrupción altamente peligrosa.
Más viejo, más arrugado, menos seductor, lo que no perdió Mel Gibson es su capacidad para encarnar al personaje que mejor instaló en su carrera: el hombre que hace de sus tragedias personales el motor que empuja su sed de venganza. Aquí, en "Al filo de la oscuridad", ya no pone tanto el físico como el corazón (aunque un par de peleas cuerpo a cuerpo despuntan el vicio), y poco a poco, a medida que avanza en su investigación, su rostro se va transformando hasta reflejar la ira que lo consume.
Lo interesante del film es el modo en que dosifica sus ingredientes, siguiendo los pasos de un Craven que va quitando las capas de una verdad tan siniestra como probable (aquí está la ideología de este film), y que incluye secretos de Estado, políticos, corporaciones y agrupaciones ecologistas, por lo menos. Y hasta un misterioso investigador que se mueve con extraña independencia, que no se sabe si es bueno o malo, si está con el héroe o con los villanos. Lo que sí está claro, es que la criatura que compone Ray Winstone es uno de los hallazgos de esta película.
Eso porque a Mel Gibson ya lo conocemos, que está de regreso y su presencia en la pantalla sigue tan potente como si no hubieran pasado 8 años desde su último protagónico ("Señales"). Lo ayuda la película, por supuesto, pero ver a este enorme actor de cine moverse, hablar, actuar, nos recuerda por qué el hombre que fue "Mad Max", "Arma mortal" y "Corazón valiente" es uno de los más grandes.
Hay que celebrar este regreso, pero también hay que celebrar que con "Al filo de la oscuridad" el director Martin Campbell ("Casino Royale") consigue darle vida a un policial que tiene mucho de los clásicos de Hollywood de los años 40, aunque ambientado en la actualidad y con los recursos técnicos y narrativos de la actualidad. La historia es oscura, el relato es oscuro y la ambientación es oscura. Y esa coherencia hace que salga redondita.